¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Me has estado evitando todo el día y de la nada quieres hablar conmigo, ¿estás bien? —preguntó Chan guardando sus manos en los bolsillos de su pantalón mientras caminaba a la par de uno de sus amigos, que extrañamente no lo miraba, iba con la cabeza gacha y jugaba de manera nerviosa con el brazalete en su muñeca. No obtuvo ninguna respuesta de su parte, ni siquiera pareció haberlo escuchado— Felix.
El susodicho levantó la vista rápidamente para observarlo, el mayor levantó las cejas exigiendo una respuesta, pero tampoco escuchó una en ese momento, suspiro y negó con la cabeza indicándole que le restará importancia. Felix siguió caminando un rato más hasta que llegaron a la parte trasera del instituto, donde no habían más que el jardín excelentemente cuidado de la institución y ellos, se sentó en una de las bancas que estaban allí y Chan no tardó en llegar a su lado. Éste sacando sus manos de los bolsillos se apoyo en sus brazos mirando los arbustos florales y las plantas en el pasto recién cortado.
— Y bien, ¿para qué me trajiste aquí? —preguntó viendo al pequeño australiano de reojo.
— Quiero decirte algo.
— De acuerdo, soy todo oídos.
Un par de minutos de silencio después, escucho suspirar al chico a su lado, extrañado volteó a verlo, continuaba sin levantar la cabeza y solo veía sus manos.
— Han pasado muchas cosas últimamente... Mejor dicho, has pasado por muchas cosas últimamente —comenzó a hablar, y Chan agradecía que no había tanto ruido, porque a penas y era audible lo que estaba diciendo— y todo lo que te he visto hacer, sentir o pasar, de alguna manera me ¿motivo...? A hablarte.
— Siempre hablamos Felix —dijo confundido, la mueca en el rostro del pecoso le dijo que esa no era una buena respuesta.
— Pero a veces es incómodo, ¿tu no lo sientes así? Creó que en algunas ocasiones te he forzado a responderme.. Como ahora, en algunos momento quiero decirte cosas sin esperar una respuesta de tu parte. Pero hay cosas que he querido decirte desde hace mucho y ni yo mismo sabía que es lo que me impedía hacerlo —contestó. Apretó los labios antes de continuar— ahora que tengo un poco de valentía para decírtelo, aún quiero que sea así, no quiero escuchar ninguna respuesta de tu parte solo quiero que me escuches, sin embargo... Sé que será complicado ya que lo que diré no es algo que no puedas responder tampoco.
Chan asintió y regreso la vista a la zona verde, movía sus pies de la ansiedad, sus ojos no tenían un lugar específico que ver. Felix no era alguien serio, con él al menos no lo era, que de repente le hablará de esa manera con tanta decisión y tajante, le provocaba nervios.
— Eres alguien increíble Chan. Desde que te conocí... Te desenvuelves tan bien con las personas, la simpatía es algo que jamás te abandona, y la amabilidad que siempre ofreces es maravillosa, no te diré algo como ¿por qué no te das cuento de lo increíble que eres? Porque quizá todos tus amigos te lo han dicho, pero entiendo que si dudas de eso... Es porque en el pasado muy pocas veces te lo decían y cuando lo hacían pensabas que mentían, comprendo muy bien ese sentimiento —el mayor detuvo sus movimientos, su vista se fijó en el suelo, sorprendido y aturdido por las palabras de su amigo— incluso sabía que eras increíble cuando aún ni te conocía... Al principio del año, no estábamos en la misma sección, pero.. Algo en ti me llamó la atención el primer día de clases, cuando estábamos en aquél salón y nos daban una introducción a las clases, no pude quitar mi vista de ti ese día, a pesar de que muy en el fondo sabía que era poco probable que terminaramos en el mismo salón, quería estar en el mismo grupo que tú —de reojo pudo ver una leve sonrisa en el rostro del pequeño australiano— quería hablarte, quería preguntarte tu nombre, tus gustos, y ese tipo de cosas... Pero ahora sabes la gran ansiedad que me da hablar con personas desconocidas.
