blind

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Chan acariciaba la cabeza de su cachorra, Berry estaba sentada a su lado mirando a los demás perros jugar con sus dueños, ella también quería pero sabía que no debía su dueño la necesitaba y no podía irse, no si él no la dejaba

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Chan acariciaba la cabeza de su cachorra, Berry estaba sentada a su lado mirando a los demás perros jugar con sus dueños, ella también quería pero sabía que no debía su dueño la necesitaba y no podía irse, no si él no la dejaba.

— Escucho muchos perritos aquí, ¿quieres jugar un rato con ellos? —le preguntó a su mascota al sentirla un poco inquieta. La cachorra ladro, el castaño lo entendió por un sí, rió buscando con su mano el gancho de la correa— no te vayas muy lejos y no molestes a las personas, sé una buena perrita.

Berry ladro contenta, estaba entrenada así que tenia claro que no podía alejarse mucho de su dueño, más que todo de Chan, su mejor amigo y con quién a estado desde que era bebé. Cuando fue soltada corrió hasta donde habían algunos perros jugando a la pelota con un chico, no estaba tan lejos de donde se encontraba Chan sentado, así que no debía preocuparse a menos que la llamara.

Chan jugaba inconscientemente con la correa en sus manos mientras escuchaba todo a su alrededor, los que más se oía eran los dueños jugando con sus mascotas, los autos a lo lejos, gente caminando frente a él, también oía bicicletas y patines. Suspiro finalizando con un pequeño gesto triste, él también quería experimentar la diversión de andar en una bicicleta o de correr junto a Berry, igual a cuando era pequeño y nada se lo impedía.

Su ceguera no fue algo de un día para otro, ya desde los diez años empezó a tener problemas en la vista, veía borroso, su vista se desenfocaba mucho, le molestaba muchísimo la luz, y de a poco fue perdiendo la capacidad de ver, eso duro casi tres años, al cumplir los catorce ya era totalmente ciego, o no tanto, podía distinguir grandes destellos de luz y muy pocas veces a logrado ver siluetas que no duran más de un minuto para volver a ver negro. Fue un golpe duró para él y su familia, pero lo supieron sobrellevar, sus padres llamaron a un instructor para que Berry fuera un perro guía, y así Chan no estuviera encerrado en su casa o que tuviera que salir estrictamente acompañado. Bang Chan se a sometido a varios tratamientos a lo largo de los siete años de su ceguera, pero jamás a una operación, le tenía pánico a las agujas y las cosas que tuvieran que ver con las cirugías.

Se distrajo de sus pensamientos cuando sintió a su mascota otra vez con él, que movía su rodilla con su hocico.

— ¿Qué sucede? —preguntó confundido por la actitud de la cachorra, en su mano fue dejada una pelota que Berry seguramente tenía en su boca— linda, está pelota no nuestra, tienes que regresarla.

Berry ladro con emoción esperando que Chan lanzará la pelota tal cual lo hizo el humano que la tenía antes, pero no sabía que su dueño no lo haría, no veía nada y no podía lanzarla de la nada sin saber si puede lastimar a alguien.

— ¡Berryyy!

Chan levanto la vista a pesar de que no podía ver nada, ¿quién llamaba a su mascota? La perrita ladro pero no se separó de él.

— Oh, disculpa, ¿es tu mascota? —una voz un poco grave pero dulce habló, seguramente estaba frente a él.

— ¿Berry? Sí, es mi perrita.

hey chris! hey felix! ๑ chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora