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Felix dejo caer su cabeza en la almohada de nuevo, sintiéndose incómodo por las intravenosas en su muñeca y brazo, pero aún más incómodo por las miradas inexpresivas que tenían sobre él

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Felix dejo caer su cabeza en la almohada de nuevo, sintiéndose incómodo por las intravenosas en su muñeca y brazo, pero aún más incómodo por las miradas inexpresivas que tenían sobre él. Su padre, sus abuelos, y uno de sus primos estaban allí en la misma habitación de hospital que él sentados en el pequeño sofá que había. El único que parecía tener un poco de compasión de él era el enfermero parado en la esquina del cuarto, callado pero atentó a sus movimientos.

— ¿Intente suicidarme? —preguntó, aunque sabía la respuesta esperaba algún tipo de negación. Pero eso nunca ocurría, todos asentían afirmándole, jamás decían " te resbalaste y el cúter cayó en tus brazos, no atentaste contra tu vida Lix ". Todos estaban tan decepcionados de él— no funcionó.

El enfermero trastabilló en su sitió sintiendo incluso un nudo en su garganta al oír eso del menor, y ver como los demás presentes bufaron indiferentes.

— Exacto, como las otras tres veces —habló su padre con el ceño fruncido viendo a su hijo, que igualmente lo observaba con los ojos cansados, el rostro pálido y su cabello perdiendo el color rubio— ¿qué quieres que te diga? ¡felicitaciones, fallaste en tu cuarto intento de suicidio hijo! ¡sin duda eres mi orgullo!

— Eso no ocurre en la vida real, Felix.

— ¿Cuando dejarás de hacer esto, muchacho? No estas yendo buen camino —habló su abuelo.

— Tu padre te ha dado todo lo que necesitas ¿y tu lo decepcionas de esta manera? —Felix miró a su abuela, ni siquiera contuvo su sollozo cuando solo vio rabia en los ojos de su mayor.

— Ojalá yo tuviera un padre como el tío Hee —el menor corrió la mirada cuando su primo habló. Con ese tono altanero y desagradable que siempre usaba con él— y tu, siendo un mal agradecido.

— ¡Si tanto lo quieren quedense con él, yo no quiero a alguien que no escucha a su hijo y lo trata como una basura! —exclamó Felix, callando a los demás. El enfermero solo se acerco con cautela haciéndole señas de que debía calmarse. El llanto del chico era lo único que se escuchaba en la habitación— ya no los quiero oír... Ya no quiero verlos.. Ya no quiero.

— ¿Y qué quieres? ¿qué quieres para dejar de actuar como un idiota?

Felix giro sin importarle que esperaban una respuesta de su parte y que dejara de llorar, tapó sus oídos tratando de respirar correctamente y calmar su llanto, sus ojos conectaron con los del chico de pie a su lado.

Y por primera vez en mucho tiempo, no se sintió juzgado.

— Sacalos de aquí —susurró con voz cortada al enfermero.

Muy bien, el trabajo del personal de salud era ayudar a los enfermos.

— La hora de visitas se esta acabando, tengo que pedirles que se retiren ya de la habitación —habló el chico vestido de blanco a los mayores, que lo observaron irritados y casi con indiferencia— el joven tiene que descansar.

hey chris! hey felix! ๑ chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora