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Felix estaba cansado luego de un largo paseo en la mañana, una rutina de ejercicios en la tarde y de ayudar a Jisung a acomodar el chiquero que se suponía era su habitación. Ya era tarde, así que después de cenar con sus amigos y darse una buena ducha se aventó a su cama rebotando levemente sobre ella. Se acomodó para taparse con la frazada, cerrar los ojos y caer en un profundo sueño.
A veces no lograba dormir bien, por las pesadillas que últimamente tenía, se despertaba de la nada hiperventilando pero se calmaba e intentaba dormir de nuevo, algo difícil pues solo se quedaba mirando el techo por largas horas hasta quedarse dormido.
No sabía que le causaba tantas pesadillas últimamente pero esperaba que terminasen pronto.
Esa noche no fue la excepción.
Se levantó de un pequeño brinco, esperando a que la vista se acostumbrará a la oscuridad de la habitación frotó sus manos en su rostro, tomando su celular para revisar la hora, 00:23. Suspiro volviendo a acostarse, se refugió en la gran cobija y cerró los ojos esperando volver a caer en los brazos de Morfeo, esta vez sin tener alguna pesadilla o no tardar toda la noche en quedarse dormido. Para su suerte no tardó mucho en desconectarse de la realidad.
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Abrió los ojos y seguidamente se sentó en la cama, su respiración era agitada pero no preocupante, se dispuso a mirar su alrededor asegurándose de estar en su habitación, mas no estaba por completo en ella por el simple hecho de que había un chico sentado frente al escritorio y una laptop encendida con un brillo muy bajo, el desconocido chico estaba muy concentrado en lo que sea que hacia en el aparato hasta que al sentirse observado volteó lentamente a ver la cama, encontrando a un adorable Felix con el cabello revuelto y una expresión confusa.
— ¿Que haces despierto Lixie? —preguntó con un tono de voz suave y bajo.
Felix sin saber que responder observó con rapidez la habitación otra vez para caer en los ojos de aquél.
— Una pesadilla.. —murmuró. Tal vez era una pesadilla y ese chico en cualquier momento se volvería algo horrible o quién sabe.
— ¿De nuevo? —se sorprendió cuando se levantó de la silla para ir hasta la cama y sentarse junto a él. No era una individual sino una matrimonial— ¿esta todo bien?
