비 5: Paraguas 비

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Después de la visita de su tío y primo, estos habían decido irse a casa e ir con él temprano en la mañana.

Y con la oscuridad de su mente y pensamientos, decidió que daría una vuelta.

El patio del hospital era grande y las enfermeras parecían alegres al ver que parecía un poco menos triste, pero la realidad era otra.

No le estaba encontrando el sentido a su existencia. Incluso un muerto tenía más vida que él, y eso lo entristecía.

Amaba bailar, pero ya no podía hacerlo. ¿Qué es lo que debería hacer ahora?

Podía mejorar, pero la oportunidad de Suiza ya se habría marchado y deberá esperar casi dos años.

Eso hizo que nuevamente las lágrimas volvieran a sus ojos, y cuando una gota cayó en su labio, supo que no fue por sus lágrimas.

Miró el cielo y otra gota cayó, esta vez en su frente. Estaba lloviendo.

Pero eso no le preocupaba. Amaba la lluvia casi tanto como bailar. El frío, la humedad, el cielo oscuro. Se sentía paz y relajado con el sonido de las gotas al caer.

Cerro sus ojos, sin saber si estaba llorando o era lluvia. No quería saberlo.

Pero de pronto las gotas cesaron, y eso le extrañó, ya que seguía escuchando la lluvia caer más, él no se estaba mojando.

Abrió sus ojos, noto a la persona parada a su lado.

Un chico alto, de cabellos largos y negros recogidos en una coleta. Cargaba con una guitarra en su espalda y sostenía un paraguas sobre ambas cabezas.

Lo miró con curiosidad y algo de vergüenza.

- Si te mojas, cojeras un resfriado.- hablo el desconocido, mirándolo de reojo.

Un bus giró la esquina y se dirigió hacia ellos. El chico de pelo negro agarró su muñeca y lo obligó a sostener el paraguas. Felix se dejó hacer, asombrado.

El extraño le sonrió de forma sincera, antes de dirigirse al bus y entrar en él.

Felix lo vio sentarse en uno de los asientos, revolviendo su cabello mojado y acomodar la funda de la guitarra, hasta que se alejó.

Y allí, parado, en medio de la lluvia, con el paraguas de un desconocido, sonrió de forma sincera después del que, posiblemente, fuera el peor día de su vida.

/////

Felix volvió dentro del hospital con dificultades, debido a que no podía utilizar las muletas y sostener el paraguas al mismo tiempo.

Estaba empapado hasta las cejas, pero tenía una sonrisa tranquila en sus labios. Aún no sabía muy bien por qué lo hacía, si era porque había tenido un gay panic, o porque disfrutaba sabiendo que ese chico se iba a resfriar por darle un paraguas.

Las enfermeras se alarmaron al ver su estado y el del yeso, y después de pegarle la bronca, lo llevaron hasta su habitación y arreglaron el estropicio de su pierna.

Esa noche durmió algo incómodo por el yeso y los recientes acontecimientos de su vida.

No se sentía tan mal como antes, pero aún seguía con una tristeza profunda en el pecho.

Al día siguiente, Minho fue el que llegó más temprano, a las seis en punto.

Tenía unas ojeras kilométricas, que decoraban su rostro. Se veía bastante adormilado, por lo que Felix no pudo evitar no reír.

- ¿Y ahora qué tienes?- pregunto con molestia Minho.- Me desperté a las cinco por venir a verte, no hago esto por cualquiera.

- Lo sé, hyung, gracias.- se tranquilizó.

Después llegó su tío, cerca de las ocho, y los tres juntos esperaron a que los médicos lo llevaban a la sala de radiografías.

Felix estaba sentado en una sala bastante grande, sobre una camilla muy dura, y encima de él había una máquina enorme que hacía radiografías. No podía moverse, se encontraba muy nervioso.

No quería que fuera una rotura grave, deseaba que no lo fuera.

No supo cuanto esto estuvo sentado en esa fría camilla con la misma postura, pero lo que si sabía era que los ruidos de la máquina le estaban poniendo nervioso.

Al fin salió un médico de la sala de monitoreo y lo ayudo a volver a la silla de ruedas que le habían prestado para moverse, y lo volvieron a dirigir a su habitación.

Una vez sentado de nuevo en la camilla, espero de forma paciente con su primo y tío, mientras esté trataba de calmar a su madre, que estaba al otro lado de la línea.

En esas, llegó un médico con unos papeles en sus manos. Su tío tuvo que colgar y los tres prestaron atención a las palabras del hombre.






















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Rainfall // HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora