Capitulo 5. Un hermano, un heredero universal.

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Un año ha pasado desde el día que me case con Alesso en todo este tiempo no lo he visto más que en contadas ocasiones. Como el cumpleaños de sus padres o algún evento social.

La verdad es que me he acostumbrado a estar sola y poco a poco he construido un par de negocios, evidentemente no soy la cabeza visible del negocio no estaría bien visto así que tengo una persona que se hace pasar por el dueño.

En un mundo de hombres si se supiera que yo soy la propietaria mi negocio caería en desgracia.

En unos días será mi cumpleaños este año no lo pasaré sola como el anterior. Mi padre y Margherita han prometido venir, el año pasado Alesso no se presentó en todo el día y tampoco me hizo un regalo en cambio yo cuando supe que el suyo se acercaba le dejé un regalo al igual que en navidad. Nunca me dió las gracias y tampoco lo nombró.

Es un poco triste vivir así no es el no tener regalos es el que no le importes a nadie. Después de mi cumpleaños tengo pensado en instalarme en la casa de campo. Allí seré libre al fin, no necesito que me pase una manutención con lo que mis negocios me retan puedo vivir cómodamente y pagar un servicio.

No creo que a él le importe demasiado su estoy aquí o allí, si le preguntan puede decir que estoy delicada de salud y el aire del campo me viene bien para mejorar. Lo tengo todo pensado y calculado..

Quizás después pueda volver a viajar, puedo argumentar que soy viuda o algo así. No sentire la dicha de sentirme amada ni tendré niños jugando a mi alrededor pero al menos seré una mujer realizada.

**

Estoy tan nerviosa hoy llega mi padre a mi casa, ayer le dejé una nota a Alesso para que estuviera para recibirles, no quiero que mi padre vea que soy desdichada. Se que está feliz con Margherita y aunque su matrimonio empezó como una farsa para ella igual ahora lo ama de verdad.

Pasado un rato veo llegar un carruaje a la puerta de mi casa, corro a recibirlos primero baja papa y después lo hace Margherita con un bulto entre sus brazos.

Los recibo con besos y abrazos, dura e este año me he sentido tan sola que he olvidado que me regalaron a un desconocido.

— Francesca es hora de que conozcas a alguien. Saluda a Marco el es tu hermano.— dice papá y Margherita destapa la mantita dejando ver a un bebé rollizo de mejillas sonrosadas.

— Puedo cargarlo? Porque no me avisaron de su nacimiento habria viajado a Florencia para acompañarlos.—

Margherita está reticente por entregarme al bebé, en cambio papá lo agarra y lo deja entre mis brazos.

— Ni tomes en cuenta a Margherita está muy protectora y maternal desde que Marco nació, tiene miedo de que le ocurra algo.— dice papá disculpandola.

Es normal que tenga miedo, el es su seguro para heredar todos los bienes de mi padre al ser el único varón, el es el heredero universal.

Después de alimentar a mi hermano pasamos al comedor, la mesa está puesta y María pregunta si puede comenzar a servir. Yo asiento con la cabeza y le dejo una sonrisa.

Desde que llegué aquí, ella es la única que conoce la verdad de mi matrimonio se diría que es mi única amiga. Aunque por la edad pudiera ser mi madre.

— No esperamos a tu esposo?— pregunta papá.

— No, creo que no podrá asistir tiene mucho trabajo últimamente.— digo una nueva mentira que mañana deberé confensar. Durante todo un año es el primer favor que le pido y ni siquiera en esto ha podido complacerme.

Al terminar la comida, sacan unos dulces, café y unos licores

— Pensé que los Duques estarían acompañándote en tu cumpleaños.—dice Margherita tomando un dulce.

Está vez no se que responder, me imagino que Alesso no les ha dicho nada.

—  Pues no lo sé me imagino que deben estar ocupados...—

— Cariño te hemos traído un regalo por tu cumpleaños.— dice papá entregándome una pequeña cajita.

Sonrió y lo abro rápidamente, son un par de pendientes con dos esmeraldas engarzadas.

— Son preciosos, me los pondré ahora mismo muchísimas gracias.—

— Agradecerle a Margherita ella es la que ha tenido la idea.—

— Son preciosos muchas gracias por el detalle— respondo sinceramente.

— Francesca mañana iremos a poner una vela a La Madonnina, seguro que ella te ayuda a concebir pronto un heredero para el ducado —

Sonrió pero no artículo palabra, ya seria un verdadero milagro concebir siendo doncella, quién va a creer que después de un año mi marido no me ha tocado ni un cabello.

El día pasa rápido, he escuchado cómo ha sido su vida en todo este tiempo, como han recorrido Francia y como los negocios de papá prosperan convirtiéndolo así en uno de los hombres más ricos e influyentes de toda Italia.  He sentido celos de cono mi padre se muere por Margherita, no los celos de una hija pero si los de una mujer que nunca sabrá cómo se siente cuando la miran asi, sentirse amada u deseada eso tiene que ser una sensación muy bonita y cálida.

Ya tengo otro pecado más que confesar mañana, entre las mentiras y la envida estoy apañada.

Escucho ruidos extraños provienen de la habitación de al lado, esa es la de mi esposo, no se que hora debe de ser pero estoy segura que es pasada la madrugada.

Me levanto de la cama cojo la bata y me dispongo a salir, cuando estoy en la puerta me quedo parada. Recuerdo que no puedo entrar en su dormitorio pero una sensación extraña me embarga.

Y si está enfermo? Y si necesita ayuda?

Me armo de valor y tocó a la puerta, no recibo contestación por lo que la abro y me adentro en su interior.

Nada más entrar soy aprisionada contra la pared, Alesso parece ebrio me mira diferente no veo odio ni rencor pero no identifico esa mirada.

— Siento haber entrado en tu habitación, pensé que te había ocurrido algo malo.— digo disculpándome.

En vez de contestarme me besa, es un beso salvaje para nada es un beso tierno, un calor recorre mi cuerpo. Quiero alejarme pero por otra parte pienso que por otra parte está quizás sea la única vez que me sienta amada por un hombre, aunque yo no ocupe su corazón. Sus besos me cubren, me coge en brazos y me lleva a la cama. Se desviste y me acaricia mientras no separa su boca de la mía, sus dedos comienzan a acariciar mi interior, consiguiendo que mis fluidos empapen mis muslos.

Acerca su virilidad a mi cuerpo y se introduce de una sola embestida. El dolor hace que lo empuje para que salga de mi interior pero el no me hace caso, solo se queda parado mirándome a los ojos. Poco a poco comienza a moverse consiguiendo que un nudo se forme en mi interior y explote a los pocos segundos....

Está dormido abrazandome, escucho como habla entre sueños.

"Fiore alejate yo no te amo, tu nunca serás Francesca ..."

Me despiertan los gruñidos de Alesso, abro los ojos y me siento en la cama.

— Al final lo has conseguido has conseguido engañarme y llevarme a la cama. No eres mejor que las mujeres por las que rezas.— dice amargamente.

Una lágrima traicionera se escapa de mis ojos.

— Mañana se marcha ni padre, justo después de que el se marche yo me marchare a la casa de campo, no es necesario que me mandes asignación yo podré apañarmelas sola. Al fin podrás gozar de la libertad que no tienes conmigo aquí.—

No dejo que responda, cojo mi ropa y salgo a toda prisa de la habitación. Paso a la mía y comienzo a llorar porque habré Sido tan estúpida de entregarme a él. El nunca podrá amarme en cambio yo siento que si lo amo, poco a poco se ha ido formando ese sentimiento en mi corazón. Las pocas veces que hemos compartido tiempo y espacio a sido amable y hasta cariñoso conmigo.

Ahora se que solo me he engañado a mi misma.


Matrimonio por contratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora