Capitulo 22. Evitando una desgracia

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Estoy demasiado nerviosa y confusa para pensar con claridad, no puedo seguir aquí escondida para siempre necesito saber que mi padre se encuentra bien. Pero como hacerlo sin llegar a exponerlo, todavía no sé en quien puedo confiar.

Estoy sentada en el sillón, mi tía acaba de hacer presencia en la estancia.  Me levanto acelerada y ella me calma con una sola mirada.

—Hoy no descubierto gran cosa niña, pero de momento nadie sabe que estáis aquí, se hablan de extrañas muertes pero por desgracia eso no es algo nuevo. También se que tu padre va a asistir esta noche a una especie de baile de mascaras, siento no haber podido averiguar mas—

—Gracias tía me has ayudado más de lo que crees. Ahora voy a arreglarme necesito salir.—

Con ayuda de mi tía consigo salir sin ser vista, además portó una capa y la capucha puesta. Mi padre es un hombre de costumbres a estas horas debe de estar tomando un café en la plaza de la señoría, debo darme prisa porque desde aquí ira al mercado y no necesito estar por allí, es un sitio demasiado concurrido. Es fácil que alguien me reconociera y eso es lo último que necesito por el momento.

Llegó a la plaza y como suponía mi padre está sentado en una de las mesas tomando un café. Me acerco despacio y me siento a su lado.

— Lo siento señorita creo que se ha equivocado...—

— No ando equivocada, y por favor intenta ser discreto padre.— digo descubriendo un poco mi rostro. Mi padre parece asombrado. Aún así se mantiene en silencio

—Padre, ahora no te puedo dar explicaciones solo te pido que confíes en mí, por favor papá esto es un asunto de vida o muerte.—

— Te preocupas en exceso, todo está bien aquí con tus hermanos y Margherita.—

—Padre aveces los lobos se esconden bajo la piel de un cordero, si Margherita te pide asistir esta noche a un baile por favor excusarte, di que te sientes mal inventa cualquier excusa pero por lo que más quieras no asistas.— digo suplicando y al borde de las lágrimas.

— Está bien, no sé cómo sabes lo del baile apenas si Margherita me lo dijo en el desayuno, te prometo que no asistiré, dime cuándo has llegado, dónde te alojas y tú esposo no está contigo.—

— Es una larga historia, nos estamos alojando en casa de mi tía, no le digas a nadie y menos a Margherita que nos encontramos en Florencia, es algo de vida o muerte. Por favor padre prometamelo? Ahora me tengo que marchar pero antes de irme porfavor indíqueme la dirección y la hora de la fiesta.—

Me despido de mi padre y me marcho rápido hasta la casa de mi tía, creo que nadie me ha reconocido ni me ha seguido hasta aquí, he sido precavida he cambiado varias veces de dirección y he dado más vueltas de las necesarias.

Me encuentro con mi tía y Alesso sumidos en una conversación muy animada, parece que estos dos se llevan bastante bien.

— Tía necesito que me haga otro favor, podría ir usted a la casa de modas y comprar un vestido y un traje a juego, también necesito unas mascaras. No se preocupe por el dinero se lo devolveremos todo.—

— El dinero no me interesa deberías saberlo, debo preocuparme?—

— A usted no le puedo mentir, las cosas se pueden poner feas... Pero es algo que tengo que hacer, tengo que comprobarlo por mí misma, sino lo hago me volveré loca.—

Mi tía se marcha a la casa de modas, Alesso me mira esperando una explicación, la verdad es que no tengo muchas ganas de ofrecérsela pero si quiero que mi matrimonio funcione debo de abrirme con él.

Le explico todo, la reunión con mi padre mis suposiciones y mi intención de colarme en esa fiesta, espero poder conseguirlo no se quién la organiza aunque si mi sueño es premonitorio tengo una leve idea.

El me sonríe coge mi mano y me susurra...

—Contigo descendería hasta el mismísimo infierno.—

Le preguntó si se siente mejor, su costilla aún está magullada no quiero que por mi culpa el tenga que sufrir más dolor, pero se que nunca dejaría que fuera yo sola y menos a ese sitio.

Nos damos un baño por separado, mi esposo insistía en ahorrar agua pero se que no es lo que más le importaba, aunque deseo estar con él siento que no es el momento adecuado lo primero por su salud y lo segundo no creo que pudiera centrarme con todo lo que llevo acuestas en estos momentos.

Mi tía nos ha traído unos trajes de color burdeos y unas mascaras en un tono marfil, la ropa aunque no es a medida nos queda perfecta.

La fiesta es un poco tarde por lo que tenemos tiempo para cenar, cuando el reloj da las nueve y media es el momento de marchar, mi tía nos cede su carruaje gracias al cielo no tiene blasón, esto es lo mejor que podía pasarnos así nadie sabrá de dónde provenimos y menos la pondremos a ella en peligro.

Nos despedimos de mi tía, le pido que no nos espere despierta y que le rece a Dios por nosotros, ella asiente y me deja una sonrisa.

Nuestro destino está un poco más retirado de lo que un principio esperaba, está a las afueras de la ciudad. Veo como una gran casa se esconde entre una arboleda, la verdad es que es un sitio con encanto.

El cochero para en la puerta de la casa, allí comienzo a hiperventilar al instante me arrepiento de haber llegado hasta aquí, quizás no salgamos con vida. Alesso parece notar mi nerviosismo y me aprieta una de mis manos, el cochero abre el portón del carruaje, primero baja Alesso para después ayudarme a bajar con nuestras mascaras puestas nos dirigimos cogidos de las manos hasta la entrada de la casa.

Allí un señor nos recibe nos pregunta nuestro nombre, en ese momento mi corazón está apunto de salirse de mi cuerpo.

Alesso va a hablar, cuando un señor entrado en kilos y años se dirige al señor de la puerta. Permitiendo nuestras entrada sin ni siquiera preguntar nuestros nombres.

Esto no se si es bueno y puede llamarse golpe de suerte. O acabamos de caer en una trampa como si de ratones se tratara.  Sea lo que sea lo descubriremos en unos momentos.

Matrimonio por contratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora