Cojo uno de los pergaminos del estante, gracias que el bibliotecario es muy amable me recuerda a Florencia... saco esas horribles imágenes de mi cabeza. Fuera como fuera nadie merece una muerte así. Comienzo a leer:"Tres de los caballeros de Francia, tres hermanos que juraron protegerlo. Ellos vivieron en el santuario de la copa por casi ciento cincuenta años. Uno de los hermanos fue elegido quedarse atrás mientras los otros dos regresaron a Europa, dejando un indicador de piedra cerca de Ankara acerca de su ubicación. El escudo de Sir Richard fue llevado como un segundo marcador pero el hombre murió en el viaje de regreso, y fue enterrada junto con su escudo en una tumba en Venecia, Italia. El tercer hermano regresó a su casa y en el siglo 13, contó su historia a un fraile franciscano, que registró sobre el paradero de la reliquia en algún lugar "en un profundo cañón en una cadena de montañas" e hizo un cuadro al respecto que se mantuvo en castillo Gasthof Trubselig...."
Vale con estos datos ya se por donde empezar, todavía ando atónita no puedo creer que esa reliquia aún se conserve aunque tengo serías dudas de que otorgue la inmortalidad y provea alimentos....
Lo primero que debo hacer es buscar la tumba dónde se haya ese caballero, espero no sea demasiado dificultoso.
Cojo la pluma y una hoja de papel y apunto todos los datos de los que dispongo en este momento. Dejo los permaminos de nuevo en su lugar, al dejarlos uno cae al suelo. Lo abro con cuidado este está todavía más desgastado por el tiempo
Versa sobre el testimonio del médico que asistió a la muerte del fraile franciscano, escucho un ruido a mi espalda y memorizo rápido un pequeño mapa en el borde izquierdo del pergamino...
Es hora de regresar después de pasar toda la mañana sumergida entre pergaminos y tinta, solo deseo darme un baño y pasar un rato tranquilo con lo hijo. Mañana iré al cementerio, gracias al bibliotecario he podido encontrar los registros más antiguos y las tumbas más emblemáticas del cementerio veneciano. Espero no hacer un viaje en balde hacia el cementerio de San Michele.
La mañana del tercer día ha llegado espero que hoy las aguas hayan bajado, ayer me fue imposible ir al cementerio por una inundación. El agua subió y no había nada que hacer, entiendo que la gente está acostumbrada a esto pero yo no llego a acostumbrarme a llevar casi todo el día mis zapatos mojados.
— Cada día más bella Francesca, no te han enseñado que nos es bueno para una dama salir sin acompañante!— dice una voz que me resulta conocida a mi espalda.
Me volteo y veo quién me dedica tales palabras, al ver su rostro echo un paso hacia atrás.
— Enrico no te acerques más o gritaré, no me fío de ti y no te quiero cerca.—
—Menudo recibimiento, yo que vengo a ayudar para que recuperes a tu hijo y esto es lo que me espera... —
De verdad no sé si finge muy bien o está diciendo la verdad, supongo que puede haberse enterado por boca de María pero después recuerdo sus palabras. La noche que se llevaron a mi hijo y mis suegros desaparecieron estaba cenando junto con su madrastra en la casa.
Desde mi punto de vista tengo dos opciones, primero hacerme la tonta y ver que cartas juega y segundo mandarlo a volar. Creo que me voy a decantar por la primera si quiere jugar yo nunca pierdo.
Si él está detrás de todo esto iré un paso por delante y no obtendrá todos los datos de eso estoy segura.
— Está bien, lo siento Leonardo está conmigo pero ahora se han llevado a Alesso para recuperarlo hay unas cosas que tengo que hacer. — digo inocente.
— No te preocupes yo te ayudare a completar tus encargos, por donde empezamos. —
No ha dicho nada de ayudar a Alesso solo se ha interesado por mis tareas, no voy a dar demasiadas vueltas al asunto. Se sobradamente de su rivalidad y su encaprichamiento conmigo. Así que de momento me aprovechare de su ayuda...
***
Unos minutos antes de la hora citada.
Está semana he descubierto muchas cosas, visite la tumba y era real, vi varias marcas y un sello que correspondía con el del pergamino del médico. Esos pequeños pero importantes datos mi compañero no lo sabe. Se que cobrarán importancia a su debido tiempo pero por el momento lo mejor es mantener silencio.
Las campanas de la catedral comienzan a sonar un encapuchado se acerca lentamente hasta nuestra posición.
— Espero por el bienestar de tu esposo que hayas encontrado la ubicación de la reliquia. —
— La ubicación la conozco pero no diré nada hasta que no compruebe que Alesso se encuentra bien. — digo armándome de valor.
El señor pone mala cara y refunfuña pero aún así me indica que lo siga, no tengo nada que perder he dejado varias cartas escritas con todo lo sucedido. Una para mi padre y otra para mí tía. Si no soy señales de vida en un mes se procederá a su envío.
Nos abre la puerta de un carruaje y nos vendan los ojos tanto a mí como a Enrico. Comienzo contar los giros, dos a la derecha, tres a la izquierda y demasiado tiempo sin cambiar de dirección. Tengo claro que hemos salido de Venecia tomamos la salida norte y en la sur todo es agua. Pero no puedo orientarme. Algo tapa mi boca y lo nariz es un olor dulzón. Después de eso ya no recuerdo nada...
Me despierto tumbada sobre una cama a mi lado está Alesso, esto es un sueño seguro. Me levanto de la cama, lo abrazo y lo beso con pasión.
— Si se que cada vez que me secuestren me vas a recibir así, lo haré más a menudo. — dice sonriendo.
— No vuelvas a hacerlo jamás, no te imaginas lo que he sufrido por tu ausencia. —
Le explicó cada paso que he dado, también le pregunto cuánto tiempo llevo aquí y por Enrico. Al preguntarle por él su semblante cambia.
Me he perdido algo entoces? O son los celos de siempre. Sea como sea al fin estamos juntos. El único problema es que no podemos respirar con tranquilidad.
Estamos prisioneros en vaya tu a saber dónde y todavía no han obtenido lo que necesitan de nosotros. Tampoco es seguro que la dichosa reliquia siga en la ubicación. Han pasado varios siglos de aquello, tengo que pensar en algo en el caso de no encontrarla.
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Matrimonio por contrato
RomanceItalia 1807 El papa Pío VII tiene un nuevo capricho casar al hijo díscolo de los duques de Milán, con una señorita de intachable virtud. Cuál es su sorpresa al conocer a Francesca hija de su mayor proveedor de vino, ella es la indicada, católica, be...