Capitulo 15. Eres un espía?

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Han empezado las obras en los caminos eso nos facilita bastante el trabajo, la poda se da por terminada por lo que puedo relajarme un poco, las ventas de vino van muy bien y gracias a Alesso tengo nuevos clientes.

Mi padre ha vuelto a ser padre ahora soy la hermana mayor de dos chicos. Supongo que Margherita debe de estar eufórica dos niños le garantizan quedarse con todo.

No he tenido mucho tiempo para investigar que une a Margherita con esa familia, la verdad es que me encuentro en un callejón sin salida, mi tía tampoco me sabe decir solo ha descubierto que varios cargos importantes han muerto en extrañas circunstancias y en todas esas muertes siempre se vio a una mujer cubierta con una capa negra abandonar la escena del crimen.

Algo me dice que Margherita tiene algo que ver, pero por otra parte solo hace un mes que alumbró a mi nuevo hermano, sinceramente no sé cómo podría hacerlo después de un parto tan cercano.

Hoy Alesso a salido temprano, no me ha dado detalles y tampoco se los he pedido. He de decir que en este tiempo está enmendando su comportamiento, es atento, educado y cariñoso, toma mis opiniones en cuenta y bueno no todo podía ser perfecto claro está. Sigue marcando su territorio y es un poquito posesivo.

Aún no compartimos el lecho, ahora es como si fueramos como hermanos, aunque a él está situación se lo lleven los demonios. Un poquito más me repito cada día, solo un poquito más para estar segura de que de verdad me ama y ha cambiado.

La noche llega y el aún no ha vuelto meto en mi cama y cierro los ojos, me despierto el galope de un caballo me levanto y me asomo por la ventana, veo como Alesso baja del caballo y le entrega un sobre a un caballero vestido de negro con un emblema sobre el pecho. Una pirámide con un ojo en el centro.

Veo como ese hombre se marcha, Alesso entra en casa, cuando escucho los pasos acercarse me acuesto rápido. Escucho como entra en la habitación se desviste se acerca a la cuna y besa a Leonardo después viene a mi cama y besa mi frente.

Me duermo pensando que es lo que olculta o lo que trama, me despierto un poco más tarde de lo habitual Alesso no está en la habitación y tampoco lo está mi pequeño.

Me aseo y cuando voy a salir del dormitorio veo unos papeles asomar en su bolsa.

Qué hago los miro o por el contrario respeto su intimidad?

No puedo simplemente no puedo, ya tengo otro pecado más para confesar.

Los ojeo rápidamente son nombres de gente importante en la iglesia, con anotaciones descriptivas.

En general todos esos altos cargos, llevan a sus espaldas asesinatos, conspiraciones, vejaciones y cosas muy feas derivadas de la lujuria.

No soy consciente de que Alesso ha entrado en el dormitorio y me observa desde la puerta.

— Veo que no sabes lo que es la intimidad.— dice acercandose a mí y quitando los papeles de mis manos.

Me quedo parada y por primera vez muda. Siento verguenza y miedo. No se porque lo he hecho, simplemente no lo he pensado.

— Yo...yo lo siento no debería haber mirado tus cosas.— digo pasado un rato.

— No me importa que curiosees, solo que no quería que te vieras inmiscuida en esto. Es algo peligroso Francesca.—

— Tu eres el que quieres que recupere mi confianza en ti, así que se supone que si algo malo te ocurre yo debo ser tu apoyo...—

— Tienes razón, siéntate por favor te explicaré todo. Es hora de guardar secretos. Antes de venir a vivir contigo el pontífice me llamo, me pidió más bien me exigió que debía de mantenerlo informado sobre ciertas familias y ciertas actividades, no tuve más remedio que aceptar. En una de mis misiones por llamarlo de alguna manera conocí a un hombre que me abrió los ojos sobre quién eran de verdad los malos y desde entonces les pasó información a los dos bandos.—

— Entonces eres una especie de espía? No es peligroso si lo descubren?—

— Mis nuevos amigos están al tanto, y bueno creo que la iglesia no sospecha nada... Además hay algo que te interesa saber ya que en cierto modo te atañe...—  dice sacando unos papeles de un cajón de la mesita para después entregarmelos.

Los leo y al entender su contenido un escalofrío recorre mi espalda. En las anotaciones aparecen el nombre de mi padre y mi madrastra como posibles objetivos de la iglesia.

— Mi padre porqué?—

— Tu padre solo se ha casado con una persona que ahora mismo no interesa a la iglesia. Pero no te preocupes me encargaré de que no le ocurra nada.—

— No entiendo nada, de verdad que no! Además Margherita es sobrina del pontífice.—

— Osea que estás enterada—

— Bueno yo escuché y vi algo que no debía.— digo sincera.

Me acerco a mi escritorio y saco mis anotaciones, me acerco a Alesso y se las entrego. Él las mira y sonríe.

— Mira por dónde eres una buena investigadora, gracias a esto podremos saber porque ellos quieren borrar del mapa a tu familia.—

— También quieren eliminar a los Sforza.—

— No te preocupes por eso, digamos que ahora tenemos una alianza. Tenemos cosas que ellos no quieren que salgan a la luz. Así que no pueden tocarnos.—

Sus palabras me dejan un poco más tranquila pero solo un poco mi padre sigue en peligro. Ojalá y Alesso cumpla su palabra y pueda protegerlo. Creo que sin querer me he metido en una conspiración o algo similar. A mi mente llega una cita que leí hace un tiempo.

"Los italianos les debemos a la Iglesia y a los sacerdotes, antes que nada, lo de habernos convertido en malas personas y gente sin religión. Luego, les debemos algo aún más grave: que la Iglesia ha mantenido y mantiene a Italia dividida".

Al menos creo que está situación nos unirá a Alesso y a mí. Supongo que está será la prueba de fuego. Si la superamos juntos quizás tengamos un futuro.

Matrimonio por contratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora