Alesso
No he pensado simplemente no instinto lo ha hecho por mí. He cogido a Francesca entre mis brazos y me he lanzado con ella al vacio.
La caída a sido muy fuerte pero gracias a Dios hemos evitado las rocas, el problema es que con la fuerza de la entrada al agua he soltado a Francesa, salgo a la superficie para respirar miró por todos lados y no la veo. Un mal presentimiento llega a mi cabeza y si ella no sabe nadar?
Tomo aire y me sumerjo en su busca veo cómo va descendiendo hasta el fondo, noto como el aire me falta pero estoy tan cerca de poder alcanzarla que no la voy a dejar ahora.Consigo agarrar uno de sus brazos y comienzo el ascenso hasta la superficie. Unos segundos que parecen horas. No se mueve creo que no respira. No! Me niego no he podido llegar demásiado tarde. Ella es lo único bueno que he conseguido en esta vida junto a Leonardo.
Ahora que estaba tan cerca de recuperar todo lo que por mi estupidez perdí que no puedo simplemente me niego a renunciar a ella.
Consigo sacarla fuera del agua, busco el latido de su corazón pero no lo encuentro. Abro su boca e insuflo aire, comienzo a presionar su corazón una y otra vez para después volver a pegar mi boca a la suya e introducir aire en sus pulmones, pierdo la cuenta de las veces que realizó esa maniobra.
— No te atrevas a dejarme solo! Siento haber sido un completo estúpido pero no me dejes!— grito mientras golpeó su pecho lleno de frustración.
Comienza a toser y a expulsar agua, gracias a la virgen está viva, veo sus ojos llenos de lágrimas y lo único que hago en esos momentos es levantarla un poco y abrazarla.
Lloro como nunca antes lo he hecho, no me importa que vea debilidad en mi.
— Tanto esfuerzo para traerme de vuelta si ahora estás consiguiendo justamente lo contrario.— dice Francesa con sarcasmo.
— Lo siento, lo siento no quería hacerte daño.— digo soltandola de mi agarre.
Francesca limpia las lágrimas de mi rostro, se acerca a mi oído y me susurra las palabras más dulces del mundo.
— Te perdono...—
Antes de alegar totalmente su rostro del mío, lo sujeto con mis manos y por primera vez en toda mi vida mi boca y la suya se vuelven una, ella agarra mis brazos pero no intenta separarme más bien está feliz con mi beso.
Cuando al fin me separó de ella puedo ver el rubor en rostro, es tan linda mi pequeña fierecilla es capaz de matarte con la mirada y sonrojarse con un beso.
Nos levantamos del suelo y comenzamos a buscar a Esteban, con todo este ajetreo lo había olvidado. Busco por todos lados y no soy capaz de encontrarlo. Quizás se ha marchado o no se atrevió a lanzarse al agua...
Escucho a Francesa gritar, corro a su lado, la escena que está frente a mis ojos hace que mi semblante palidezca de inmediato.
Es Esteban empalado en las rocas, pobre muchacho, no lo ha conseguido al menos en la muerte espero que consiga la libertad que tanto anhelaba.
Francesa sugiere que le demos un entierro digno, no lo vamos a dejar así después de todo lo que nos ha ayudado.
Levanto mi cabeza al acantilado y veo a varios hombres con cuerdas o escalas, desde aquí es muy difícil distinguirlo.
— Francesca no tenemos tiempo, Dios nos perdonará por dejarlo aquí y lo acogerá en su seno. Veo que no se rinden fácilmente creo que ese maldito se ha encaprichado contigo.—
Miro por última vez el rostro tendido en el suelo de Esteban y me despido de el en silencio.
Adiós amigo nos vemos en la otra vida.
Caminamos por horas, al menos creo que no nos siguen y si lo hacen les sacamos unas cuantas millas, en la lejanía puedo vislumbrar lo que parece una aldea, quizás allí nos podamos resguardar hasta que podamos armar un nuevo plan.
Pero tenemos un problema, no portamos dinero ni joyas, todo eso nos lo quitaron en la comunidad.
Es algo más de medio día el sol está en lo más alto pero ya se ha movido un poco, nuestro estómago ruge por el hambre desde ayer en la comida no hemos vuelto a tomar bocado.
Entramos a la aldea esta es muy pequeña cuenta con varias casas y lo que me parece ser una pequeña taberna.
Nos sentamos a la sombra de una pequeña casa, no hay nadie en el exterior y la verdad es que lo entiendo perfectamente es la hora de la comida.
A puerta a nuestra espalda se abre y de allí aparece una mujer mayor, tiene los cabellos plateados sujetos por una especie de moño.
— Señora no queremos molestar, hemos sufrido un accidente si fuera tan amable de darnos un poco de agua.— digo humildemente y diciendo una media mentira.
La señora muy amablemente nos invita a pasar, nos indica que nos sentemos alrededor de la mesa y nos sirve un plato de guiso y un vaso de vino.
Francesca y yo ni lo pensamos devoramos el estofado rápidamente. Creo que nunca había comido una comida tan buena en toda mi vida.
— Podéis pasar aquí la noche y marchar mañana si queréis, aquí estaremos seguros. Dudo que vengan hasta aquí a buscaros, a menos que sea es valiosos para él.—
— Lo siento señora creo que se equivoca, nadie nos busca...— dice Francesa con la voz entrecortada.
— No hace falta mentir.— dice sacando de un baúl un hábito como el nuestro. Me pongo de pie delante de Francesa inmediatamente.
— No tengas miedo yo estoy mayor para dañar a alguien y lo que menos deseo es volver a ver a ninguno de ellos.—
— Cómo escapó de allí señora?—
— Por el pasadizo, mi esposo y yo queríamos tener una vida diferente para nuestro hijo. La gracia divina nos lo concedió ya mayores pero aún así el niño nació sano. Todo en lo que creíamos se desvanecido, todo eran mentiras ese hombre es un loco lleno de orgullo y ambición. Armamos un plan y huimos con nuestro bebé pero en el momento de saltar él atacó a mi esposo y a mí me empujo al vacío quedándose con nuestro hijo. Solo rezo por verlo algún día de nuevo. De ese día han pasado dieciséis años ya. Yo conseguí sobrevivir y me establecí aquí.—
Una lágrima recorre la mejilla de Francesca, seguro que hemos llegado a la misma conclusión Esteban debió de ser su hijo. Pero me siento incapaz de decirle que su hijo falleció en busca de la libertad.
Nota: Hoy tres capítulos una mini maratón siento no haber podido subir tantos capítulos como me hubiera gustado los últimos días. Si tengo un huequito subiré uno más 😘
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Matrimonio por contrato
RomanceItalia 1807 El papa Pío VII tiene un nuevo capricho casar al hijo díscolo de los duques de Milán, con una señorita de intachable virtud. Cuál es su sorpresa al conocer a Francesca hija de su mayor proveedor de vino, ella es la indicada, católica, be...