Capitulo 35. Escondidos

2.3K 291 6
                                    

Paso al saloncito, mi esposo corre a mi encuentro y me abraza, puedo ver lágrimas en sus ojos y esa es una sensación extraña para mí. Nunca lo he visto llorar por muy mal que se hayan puesto las cosas.

— Francesca, Francesa se va a recuperar...— dice sollozando.

No lo puedo creer, no estoy segura de haberlo escuchado bien, me siento feliz al menos no va a morir tan pronto. Apenas tiene cincuenta años todavía tiene vida por delante.

Alesso me ha explicado que el doctor se quedará durante dos meses en casa,  le administrará un tratamiento innovador y espera resultados a los pocos días.

La casa está sumida en la alegría, una alegría que no quiero romper pero es inevitable. Ya que mientras salí al jardín encontré un reloj roto con otra nota.

El tiempo se acaba

Hago pasar a Alesso a nuestro dormitorio, el me abraza y comienza a besarme, aunque esa sensación me encanta no tengo tiempo para esto ahora mismo. Me separó de él y le indico que se siente el me obedece pero en su cara puedo ver asombro.

— Por dónde empiezo...— digo nerviosa.

— Qué es lo que te aflige? Ahora todo está bien.—

— No, no lo está ese es el problema. Me temo que de nuevo estamos en peligro pero no sé si eres tú o yo. En cualquier caso los dos. Creo que el haberte traído de la muerte no ha hecho más que empeorar las cosas—responfo afligida.

— Porqué dices eso! Una segúnda oportunidad para estar a tu lado, una segunda oportunidad para ser felices y vivir tranquilos.—

— Ese es el problema alguien no quiere lo mismo que tú! Alesso alguien quiere matarnos, fui a la biblioteca y leí el mensaje cifrado... —

También le cuento sobre la cabeza de cabra y sobre el reloj, ahora su semblante es diferente ya no veo felicidad, sino más bien desilusión y enfado. Después de unos minutos en silencio se levanta de la cama y se dirige hasta mi lugar.

— Está bien pedirte que empaquen lo necesario para ti y los niños y os marchareis al campo por el momento, también contrataré seguridad para ti, después veremos a quien de los dos buscan...—

— No creas que me voy a marchar de aquí sin ti, porque si lo piensas andas muy pero que muy equivocado.— digo levantando la voz.

— Que tierna mi pequeña Francesca, mi corazón explota de amor por ti, mi primer pensamiento en el día y el último en la noche... Debes de entrar en razón no podemos jugar con la seguridad de los niños. Sé que no te gusta la decisión que he tomado pero esta vez no te estoy pidiendo permiso esta vez que lo estoy ordenando.—

Agachó mi cabeza triste y molesta y salgo del dormitorio unas horas después me hayo en el carruaje con los niños.

Antes de que pueda decir nada, Alesso abre el portón lateral y baja a los niños y a mi con cuidado. Justo enfrente hay un loco gritando y lanzando piedras a todo el que pasa por su lado... Pronto llega la policía y se forma un buen escándalo.

El carruaje parte sin nosotros, no entiendo nada. Ya en el interior de la casa. Alesso me sonríe.

— De verdad pensabas que iba a dejar que te marcharas tu sola! Esto es solo un señuelo. Si no me equivoco pronto obtendremos resultados.—

Matrimonio por contratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora