Si digo que está noche he dormido algo mentiría, esto es lo último en lo que podía pensar. Qué alguien se atreviera a tocar a mi bebé!En estos momentos estoy devastada, siento tener que alejarme de mi padre con forme andan las cosas aquí, al menos está advertido y sabrá el terreno por el cual debe pisar. Mi prioridad ahora es él. Mi prioridad es Leonardo lo demás queda atrás.
Hace unas horas que salimos rumbo a Milán, serán tres largos días y después de llegar allí tendremos otros dos para estar a tiempo en Venecia.
Maldigo a la persona que se ha atrevido a atentar contra la vida de mi pequeño, pero no solo me preocupa este tema, si se han llevado a mi niño que ha pasado con mis suegros, a caso los habrán matado?
De corazón espero que no! Ellos son buenas personas, me lo han demostrado con creces.
Alesso intenta consolarme y darme ánimos pero es tan fácil decirlo y tan complejo hacerlo, sé que sus intenciones son buenas pero necesito llorar, gritar, patalear, sacar todo lo malo que tengo dentro para poder luchar como una leona.
Miró por la ventana, pierdo mi mirada en el horizonte recuerdo cada instante de vida de mi hijo, su difícil parto y como llore cuando al fin lo pude sostener entre mis brazos, hubo un momento que la partera se puso en lo peor.
Si Leonardo no hubiera sobrevivido yo tampoco, el dolor es innegable solo una madre puede ponerse en mi piel.
Mis ojos comienzan a cerrarse, el traqueteo del camino es hipnótico, me recuesto junto a la ventana y pierdo la noción del tiempo.
Despierto recostada sobre mi esposo, no recuerdo en qué momento pude tomar esa postura, aunque seguro que fue él, el que me coloco así, ya ha anochecido, he debido de dormir bastante.
Me desperezo y pregunto la hora y el lugar por donde nos encontramos, Alesso me indica que son cerca de las tres que hemos hecho una parada por los caballos, necesitaban descansar me ofrece algo de comida y me dice que si necesito hacer mis necesidades podemos parar, decido aguantar un poco más no quiero perder tiempo, pero pasadas unas horas no puedo evitar parar.
Bajo apresurada del carruaje y entre unos arbustos consigo orinar, subo rápido mis vestiduras al escuchar un ruido tras de mí, volteo asustada y sonrió al ver un pequeño conejo.
Subo al carruaje de nuevo y este se pone en marcha, una sensación extraña me embarga es como si me sintiera observada en la oscuridad de la noche.
Creo que tanta presión me está pasando factura, miró a Alesso y veo como su cara es de cansancio estoy segura de que no ha dormido nada, y si le pido que lo haga se negara.
Se lo culpable que se siente, esta herido en su hombría, un hombre educado en esta época debe proveer a su familia y sobre todo protegerla. No lo culpo los dos nos metimos en esto, si que es verdad que Alesso no podía negarse pero yo quería vivir aventuras como las que cuentan en las novelas.
Cuán equivocada estaba! Una novela es sol para entretener para desconectar de tu vida, para imaginar y vivir aventuras en tu imaginación, cuando estás cansada cierras tu libro y dejas para otro momento del día si lectura, Aquí eso no es así.
Le pido Alesso que se recueste sobre mi, le sugiero la idea de un masaje sobre sus sienes para aliviar el dolor de cabeza, lo que el desconoce es que conseguiré que duerma al menos unas horas.
Un poco después está dormido sobre mi regazo, necesita descansar aún nos falta camino por recorrer y nadie nos puede asegurar de que a nuestra llegada las costas sean buenas.
***
Milan dos días después.
El carruaje nos deja en la puerta de la casa, algo no está bien aquí, aunque ya lo esperaba. Nadie ha salido a recibirnos...
Pasamos al interior de la casa, todo parece revuelto y no hay ni un alma, mis suegros no están en casa pero y el servicio?
Recorremos cada centímetro de la propiedad, no somos capaces de dar con ninguna pista. Salimos de nuevo a la entrada de la puerta y veo a alguien llegar es una mujer o eso creo porque lleva vestido pero lleva su cabeza tapada.
Va agarrada a un bastón, se acerca a mí y levanta su cabeza. Mis ojos no pueden ver a quién tengo delante, es María pero apenas se le la puede reconocer, su cara está hinchada y morada por los golpes, Dios mío, cuanto habrá sufrido esta pobre mujer!
— Señora, lo siento tanto... No pude protegerlo ellos se lo llevaron.— dice llorando amargamente.
La abrazo y trato de confortarla. No puedo culparla de nada, su cuerpo ha pagado con creces el proteger a mi pequeño. Le pido que pase a la casa y la tranquilizo. Busco el café en la cocina y preparo uno para cada uno.
— María, se que esto es duro pero necesito que me cuentes todo lo que recuerdes...—
María se toma unos segundos y después comienza a hablar:
— Señora era la hora de la cena, los duques tenían en casa a dos invitados, un caballero y una dama. Creo que el señor fue amigo del señorito, pero no soy capaz de recordar sus rostros con claridad, fui a acostar a Leonardo y una vez lo hube acostado comencé a oír gritos y golpes, cogí de nuevo a mi niño y me escondí en el armario. Después de eso no recuerdo mucho más solo dolor y sabor metálico, no de el tiempo que pases así pero cuando me desperté me arrastre como pude grite pero nadie me escucho, gracias a un transeúnte me llevaron con un doctor, el me atendió aún no portando dinero. De eso ha pasado una semana... Fui a la policía pero nadie me tomo en cuenta, me confundieron con una prostituta a la cual había pegado un cliente insatisfecho...—
— María no te culpo, no te preocupes ahora necesitas recuperarte, debes de volver a la casa de campo junto a tu marido. Cuando resuelva todo esto iremos a buscaros.— dice Alesso amablemente para después entregarle un sobre con dinero.
Al menos no hemos encontrado muertos, pero eso no quiere decir que no los hayan matado, pueden haberlo hecho y deshecho de ellos en otro lugar.
Alesso prefiere que hagamos el camino de nuevo, podríamos haber descansado una noche aquí pero a quién vamos a engañar ni el ni yo queríamos quedarnos aquí sin poder hacer nada.
Repaso las palabras de María en mi mente, recuerdo algo que dijo sobre los invitados...
— Qué pasa Francesca? Estás bien te has puesto pálida de golpe. — dice Alesso preocupado.
— Alesso... Tu crees que la pareja estuvo implicada, tengo una corazonada y si fue Enrico y su madrastra? Pero porqué harían algo así?—
Ahora el pálido es Alesso, no me contesta solo aprieta sus puños y mira por la ventana.
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Matrimonio por contrato
RomanceItalia 1807 El papa Pío VII tiene un nuevo capricho casar al hijo díscolo de los duques de Milán, con una señorita de intachable virtud. Cuál es su sorpresa al conocer a Francesca hija de su mayor proveedor de vino, ella es la indicada, católica, be...