— Lo siento caballero, yo no me escabullo ni me escondo de nadie voy dónde me place y dedico mi tiempo a quien lo merece. Ahora sí me disculpa tengo mejores cosas que hacer que estar aquí.—— Se de buena tinta que su esposo no está aquí, lo que no entiendo es porque dejó a una mujer tan bella a merced de otros caballeros...—
— Lo que mi esposo haga o deje de hacer no es de su incumbencia y si a mí no me molesta a usted tampoco debería hacerlo.—
— Aún no ha respondido a mi pregunta Francesca?—
— Ni lo pienso hacer, usted más bien parece una vieja cotilla en vez de un caballero. Y una vez más me disculpó por dejarle solo pero no puedo perder más mi tiempo en una charla insustancial.—
Cojo las riendas del caballo y lo instigo a caminar, poco a poco el pueblo se aleja y con el este fastidioso caballero. De verdad que Lorenza tenía razón no va a ser tan fácil alejar a Enrico de mi vida.
Llegó a la casa José y otro de los empleados de la casa me ayudan a descargar todas las provisiones.
Paso a la casa lo primero que hago es ir a ver a mi pequeño Leonardo, cada día esta más grande. En cuanto pase la vendimia iremos de visita a Florencia, echo mucho de menos a papá y tengo ganas de ver a mi pequeño hermano. Espero que Margherita este de bien humor y nos deje quedarnos en la casa porque es muy capaz de alegar que no hay sitio cuando yo sé sobradamente que disponemos de sendas habitaciones.
Bueno llegado el momento podríamos quedarnos en casa de mi tía.
Los siguientes días pasan con cierta tranquilidad paso mi tiempo a caballo entre la casa y el campo, la vendimia va mejor de lo que pensaba. Si todo sigue igual en una semana tendremos toda la cosecha recogida y lista para elaborar el vino.
Vuelvo a casa demasiado tarde, la noche está empezando a caer he tenido algunos problemas con los temporeros amenazaban con dejarme tirada a pocos días de terminar. Cierto caballero ha decidido duplicar su sueldo. Por lo que he tenido que negociar con ellos. Yo les presto el alojamiento y ellos no se marchan.
En la mañana hablaré con ese pretencioso una cosa es querer incordiarme a mi y otra muy distinta es jugar con el pan de mi hijo.
Llego a casa me aseo y bajo a cenar algo, mi suegra ya ha cenado así que en esta ocasión lo haré sola. María y José también han cenado.
Escucho como tocan a la puerta, una angustia recorre mi cuerpo. Quién será a estas horas? Si aquí nunca viene nadie...
José sale a abrir la puerta poco después vuelve acompañado de este incordio. Si porque realmente se ha convertido en un incordio.
— Qué quieres Enrico?— pregunto de mala gana.
— Veo que ha olvidado la educación—
— A ciertas horas y con ciertas personas pierdo hasta el buen humor, ahora si me dices a qué has venido podré ayudarte y así te irás antes y con antes de mi casa.—
— Me has dejado sin temporeros y ahora no podré empezar la vendimia por ese motivo.—
— Perdón! Creo que el que ha intentado robarse a mis empleados has sido tu. Así que no se a que viene tu reclamo. Es muy bajo por tu parte duplicar el jornal cuando yo soy la que más pago de por aquí.— digo levantando mi voz.
El se queda callado, no tiene argumentos para refutar su postura. Una idea llega a mi mente quizás con eso se contente y lo pueda alegar de ni vida un poco.
— Vamos a ver te propongo algo, nosotros acabamos la vendimia en tres días, si eres capaz de esperar tres días te mandara de momento a veinte de mis temporeros. Aceptas? Pero claro el sueldo se lo pagas tu.—
— Es un trato.— dice tendiendo su mano.
— Qué pasa quien viene a estás horas?— dice Lorenza desde la puerta con Leonardo en brazos.
— Buenas noches señora Lorenza, siento molestar a estas horas estaba tratando unos asuntos de trabajo con su nuera.—
— No se preocupe madre ya se iba. Verdad?—
— Si, siento haber despertado al bebé no sabía de su existencia.— dice mirando de arriba a bajo a Leonardo.
Que estará pensando, no será capaz de irle con el cuento a Alesso es lo que menos necesito, me he acostumbrado a vivir sin él y aunque se que mi corazón siempre le pertenecera no lo quiero en mi vida.
**
La vendimia ha terminado, para celebrarlo he preparado una fiesta para agradecer todo su trabajo. No falta de nada. He esperado un poco más para que terminan los temporeros en la finca de Enrico.
La música suena y no falta la carne ni el vino hoy es un día para celebrar. Cuando la fiesta está apunto de acabar llega Enrico. En serio que misión traerá ahora.
— A que debo su presencia en mi propiedad?— digo con sarcasmo.
— Veo que soy persona no grata para usted, ni siquiera me ha invitado a su celebración.—
— Enrico está celebración es para mis temporeros, no te sientas mal por ello. Veo que te aburres mucho, quizás deberías buscar una esposa y así estar recogido.—
— No es tan simple, a la dama que que se lleva mis desvelos está casada, pero creo que su marido la ha abandonado así que igual...—
— No sigas por ahí porque no vas a conseguir nada de mi.—
— Que alta autoestima tienes, yo no he dicho que sea usted la dama por la que suspiro.—
— Mejor así, ahora lo que tiene que hacer es ir a buscar a esa dama y dejarme a mi con mi vida en paz y tranquilidad.— digo esperando que se vaya.
Si se piensa que me ha ofendido, no sabe lo equivocado que está. Estoy segura de que hablaba de mi pero al sentirse rechazado ha optado por intentar herirme.
Lo tengo decidido en dos días partimos para Florencia, necesito porner tierra de por medio con este hombre ya bastante me la está complicado últimamente.
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Matrimonio por contrato
RomanceItalia 1807 El papa Pío VII tiene un nuevo capricho casar al hijo díscolo de los duques de Milán, con una señorita de intachable virtud. Cuál es su sorpresa al conocer a Francesca hija de su mayor proveedor de vino, ella es la indicada, católica, be...