Heriberto caminó muy triste hacia su coche, sentía un vacío inexplicable. Cristina se había portado fría, distante y hasta cruel. Al parecer era cierto lo que Diego le había dicho, solo la había idealizado.
Subió a su auto y se dirigió a su departamento. Al llegar encontró a sus dos amigos juntos.
–¿Estás bien? –Le preguntó Fernanda, preocupada, al ver su mal semblante.
–No –reconoció.
–¿Qué sucedió?, ¿viste a Cristina? –Indagó Diego.
–Sí, la vi, pero estaba muy molesta de que la hubiera buscado en su casa, me dijo que ella no daba su dirección y que debí esperar a que ella me llamara –abatido.
–Pero, no entiendo, ¿por qué te diría algo como eso? Si se supone que se estaban conociendo.
–No lo sé.
–Hombre, quizá fuiste muy insistente.
–No, perdóname, Diego, pero por muy insistentes que sean, uno no dice ese tipo de cosas a menos que no quiera a la otra persona o que te hayan hecho algo –sentenció Fernanda.
–Ella se muda hoy, no sé a dónde y no la volveré a ver –con la voz quebrada.
Sus amigos se miraron entre sí. Heriberto realmente se veía mal.
–Ella no te merece, Heriberto –le dijo Fernanda–, si no sabe valorarte, déjala ir.
Esas palabras parecían maldición.
–No puedes tirarte a morir por una mujer que acabas de conocer, así sea la más hermosa del universo, como tanto aseguras –le dijo Diego–, además, ya pasamos por esto, ¿recuerdas? Acordamos que no permitirías que otra mujer te hiciera daño.
–Exacto. Suficiente tuvimos con la estúpida de Leonela –le recordó Fer.
Eso era cierto, al final, después de la traición de Leonela se había prometido no volver a caer tan fácil y no pudo aguantar la primera prueba.
–Quizá tengan razón –suspiró–, no me queda más que continuar mi vida sin ella y dejar de ilusionarme como idiota con la primera mujer bonita que me encuentre.
El silencio te destrona
Y el vacío en mi interior
Se hace eterno y me devora
Hay un abismo entre los dos
Y pobre de mí,
Supe siempre que te ibas a ir
(Ahogándome en tu adiós, Pablo Alborán)
*Aeropuerto*
ESTÁS LEYENDO
Inmortalidad
FanfictionLa vida eterna no tiene futuro, aunque suene contradictorio, pues una persona que resulta inmortal no puede encontrar nunca un final certero a su camino y, por ende, siempre tendrá que vivir de mentiras, huir del pasado y esperar a que el futuro no...