*Hotel Wyndham Gardner*
Heriberto se dirigió a cada una de las conferencias y trató de poner la mayor atención posible a lo que sus honorables colegas estaban intentando transmitir, pero definitivamente su mente no estaba físicamente ahí, se encontraba pensando en la mujer de sus desvelos.
–Creo que podemos hacer grandes cosas a partir de ahí, ¿no te parece? –Puntualizó Fernanda–. ¡RÍOS BERNAL! –Heriberto reaccionó–. Te estoy hablando, ¿qué te pasa el día de hoy?, estás demasiado distraído –recriminó Fer.
–Perdón, simplemente estaba pensando –mintió.
–Hombre, ¿de verdad estás bien? –Cuestionó Diego preocupado.
–Sí, sí, solo que no estoy muy interesado en el Congreso y tengo miles de cosas rondando mi cabeza, pero nada grave, no se preocupen.
Sus amigos lo miraron extrañados, esa actitud no era normal. Definitivamente su ruptura, si se podía llamar así con la mujer de la biblioteca, le había trastornado el presente. Aunque ellos no imaginaban lo que realmente estaba ocurriendo.
–¿Quieres ir a comer? Hoy no habrá otra conferencia, los últimos dos médicos cancelaron de último minuto, tenemos la tarde libre.
–¿Ah sí? –El rostro se le iluminó–. Me encantaría ir con ustedes, pero prefiero ir a dar una vuelta, no me lo tomen a mal, quiero pensar.
–Está bien –aceptó Fernanda ante el asombro de Diego–, haz tus cosas y nosotros iremos a comer juntos.
Heriberto se despidió y salió de ahí.
–¿Por qué no insististe? –Cuestionó Diego.
–Heriberto nos está ocultando algo, Diego, ¿no te diste cuenta de la cara de emoción que puso cuando supo que podría irse? No sé, tengo la impresión de que tiene que ver con la mujer de la biblioteca, la tal... ¿Cristina, se llama? –Él asintió–. Algo me dice que nuestro amigo está buscando redimirse desde aquí o no sé... pero nada vamos a ganar presionándolo.
–Pues no, probablemente no vamos a ganar nada con eso, pero me preocupa que mi amigo se esté yendo al infierno y ni cuenta nos demos, el tema de las mujeres no es un área que domine muy bien.
–Pero tampoco es un tonto, Diego, él sabrá lo que hace y si no nos quiere compartir lo que le está pasando, tendrá que afrontar las consecuencias de sus buenas o sus malas decisiones solo.
Mientras tanto, a las afueras del hotel, Heriberto se dio cuenta que una persona lo estaba observando con mucha insistencia y decidió esperar a que se fuera para tomar un taxi; sin embargo, la cara de ese hombre se le hacía conocida.
Después de meditarlo unos instantes decidió acercarse.
–¿Nos conocemos? –Cuestionó Heriberto con seriedad.
–Eh... no –muy nervioso–, no sé de qué me habla.
–¡Ah!, no sabe –irónico– y entonces ¿para qué es la cámara que lleva puesta?
–Pues soy un turista más.
–Dejemos de mentirnos y de cuentos, usted no es un turista más, ha estado intentado sacarme fotos, llevo cerca de quince minutos esperando que se vaya y han pasado tres taxis diferentes, ¿me explica?
El hombre se vio acorralado. –No sé de qué me habla, señor –intentó excusarse.
–Usted es el mismo fotógrafo de hace cuatro meses –recordó–, ¿no es así?
–No quiero problemas, señor, se lo juro.
–¿Quién lo contrató para seguirme?
El hombre estaba conflictuado. –Me voy a meter en problemas si le digo.
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Inmortalidad
FanficLa vida eterna no tiene futuro, aunque suene contradictorio, pues una persona que resulta inmortal no puede encontrar nunca un final certero a su camino y, por ende, siempre tendrá que vivir de mentiras, huir del pasado y esperar a que el futuro no...