LXI. Decisiones trascendentales

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*Seis meses después*

Durante ese tiempo, todos comenzaron a establecer sus vidas, con un poco de temor por lo que podría llegar a suceder, pero felices del nuevo capítulo que comenzaba.

Heriberto, Bernardo y Helena estaban más que fascinados con el proyecto científico en el que habían sido admitidos. Los días transcurrían entre el laboratorio y recientemente, también en el hospital, lo cual pocos sabían. El mundo médico estaba realmente fascinado con la aparición del Dr. Ríos Bernal, pues había sido una gran pérdida en su momento y estaban comprometidos con no divulgar su existencia, ya que les habían notificado del peligro de Leonela y todos serían solidarios con Heriberto.

María y Victoria convivían más, pues Victoria no quería desperdiciar ningún momento de los que pudieran quedar con su hija. Amaba verla convivir con Valentina, Paulina y el pequeño Mateo que cada día crecía más e internamente, no podía evitar el lamentar que no los fuera a ver siendo unos jovencitos para compartir con ellos miles de anécdotas.

Paulina estaba más que acoplada a su nueva vida en el mismo lugar de tantos amargos recuerdos, después de un mes de adaptación, ya disfrutaba genuinamente del sitio junto con su hermana que, entre travesuras y creatividad, le estaba enseñando una nueva forma de vivir en aquella cabaña.

Antonia y Franco estaban mejor que nunca, su matrimonio se había arreglado desde la noche buena y el año nuevo. Otra vez sonreían juntos y convivían como lo hicieran durante casi 40 años y estaban decididos a retomar el tiempo perdido.

Daniela iba avanzando en su embarazo llena de ilusión, pues habían descubierto que nuevamente esperaba dos pequeños en su vientre y aunque el nerviosismo siempre estaba presente, intentaba disfrutar del proceso. Además, Victoria se había vuelto una aliada maravillosa para esa etapa y una gran compañía.

Amaia, Christopher y Ernst se habían quedado en Alemania durante los primeros meses del año, pero de un mes para la fecha, ya se encontraban en México retomando la situación con Victoria y continuando con los estudios pertinentes. Habían acordado que estarían viajando constantemente tanto ellos como Victoria entre Alemania y México, según fuera necesario.

Victoria, por su parte, trabajaba por las mañanas, mientras no estaba Heriberto, en conjunto con Enrique y Óscar en un proyecto secreto, sin que nadie sospechara.

*Una mañana de julio de 2022*

Esa mañana, Victoria se miraba frente al espejo con cierta frustración cuando Camila entró a la habitación.

–¡Maldita sea! –Murmuró Victoria sin notar la presencia femenina.

–¿Todo bien? –En un tono algo irónico.

–Camila, no te sentí entrar –suspiró–... más o menos, las cosas no están tan bien como me gustaría.

–Me imagino, siguen los problemas con Heriberto, ¿verdad?

Ella asintió. –Ni siquiera sé si llamarlos problemas –frustrada–, no entiendo qué le pasa, Camila, últimamente por todo está irritable, nada le gusta y casi a diario hay una discusión –algo triste–. Pareciera que está harto de mí y de todo.

Su amiga suspiró. –No es eso...

La interrumpió. –¿Tú sabes por qué está así? –Sorprendida y desconcertada.

–No habíamos tenido oportunidad de platicar a solas, amiga, ¿por qué no bajamos por un café y te cuento de qué va la actitud de tu marido?

Victoria accedió un tanto desconcertada. Bajaron y se sentaron a tomar un café.

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