CAPÍTULO 12

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"ES DEMASIADO..."

—Te puedes ir, la puerta... ya sabes donde esta.— dice levantándose, miro la habitación por si me deje algo, pero guarde todo, así que bien.

Salgo de la habitación y me choco con la chica perfecta, su sonrisa me atrapa y esos ojos me gustan.

Generalmente no me pongo etiqueta, es decir que no se si soy hetero o bi o otra cosa, solo dejo que fluya, si me gusta un chico pues vale, si me gusta una chica bien pero jamas daré una respuesta a la pregunta de "¿Chicos o chicas? ¿Hetero o bi?".

—Yo me voy.— ma esquivo y camino hacia la puerta por donde ella entro.

Paso de los chicos en el salón y abro la puerta. El frío me choca la cara y un escalofrío de impotencia me recorre ¿y ahora que?, improvisar.

Siento una mano en mi hombro y noto que me perdí en mi mundo con la vista fija en la puerta de enfrente.

—Yo... me voy, me encantaría decirte que estuvo súper bien todo pero no paso por alto la cadena en mi pie.— sonrió falsamente cuando lo miro, tengo que levantar un poco la cabeza, me lleva una cabeza.

Su pelo negro largo arriba y corto a los lados, cejas pobladas y perfectas, un perfecto lunar encima de su ceja derecha y las pestañas son envidiables sobre esos ojos color chocolate, otro hermoso lunar adorna su mejilla y sus labios son un poco carnosos con el pircing, la mandíbula se le marca pero lo hace ver más sexy, la manzana de Adán se le marca y un lunar al lado derecho llama mi atención, su olor a Calvin Klane me inunda y genera que mi estómago se revuelva de una manera que nunca había sentido.

—Si no hubiese saltado no haría falta.— dice y su aliento a menta chica con mi mejilla cuando se inclina a mi oído. Mi cuerpo reacciona erizándose, mi corazón empieza a bombear más rápido... y su cercanía me produce hormigas.

—Bueno eso no habría hecho falta si no me hubiesen derogado.— me defiendo y él sonríe con suficiencia.

—Buena suerte, Tsyplenok, creo que no nos volveremos a ver, chica malhumorada— dice y veo como un brillo se asoma en su mirada pero lo oculta con indiferencia, sin expresión rápidamente y me pregunto si no lo he imaginado.

—Que la obsesión por el vinotinto no se vuelva un problema.— me burlo y doy la vuelta para bajar por las escaleras.

—Hay ascensor.— dice

—Me gustan las escaleras.— bajo.

—Mi sudadera te la regalo.— dice y frunzo el ceño volviendo a mirarlo, miro mi vestimenta y veo que tengo su sudadera vinotinta... soy tonta debí quitármela .—Te la puedes quedar, Tsyplenok.—

Sigo sin saber qué significa pero me da igual, ni bonete a verlo.

—Gracias.— murmuro y empiezo a bajar de nuevo, pero me detengo y le dirijo una mirada, como de despedida, no se que hago solo... solo creo que quiero hacerlo... y para mi sorpresa me da una sonrisa de lado y cierra la puerta, me quedo allí, de pie, mirando la puerta cerrada...

Suspiro y sigo bajando los 8 pisos hasta que salgo a la calle, miro a ambos lados de la calle vacía, me abrazo a mi misma mientras intento tragarme el nudo en mi garganta... es la primera vez que me siento tan perdida, por que estar perdida y sentirse perdida son cosas distintas... siempre me he perdido, me he perdido en el bosque, en las excursiones, en lugares, pero jamas me he sentido tan perdida como ahora.
Suspiro nuevamente y cierro los ojos un momento, despejar la vocecita que me dice que odio va a ir mal y encontrar esa calma de siempre para improvisar. Los abro de nuevo y empiezo a andar a mi izquierda, hasta una gran avenida, espero. Que el semáforo se ponga en verde y saco el celular mientras tanto.

CASUALIDAD PROHIBIDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora