CAPÍTULO 18

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"NO LO HARÁ"

Me voy a mi habitación, pues los demás hablan animadamente y siento que no pinto ahí, sinceramente ser la nueva siempre no es mi especialidad, siempre me siento fuera de lugar por que no se incluirme o formar parte de la conversación...

Solo me tiro en mi cama, sin cerrar la puerta y boca abajo con la cara hundida en la almohada, se siente tan bien estar en una cama, en una casa...

Pero joder, me llena un escalofrío de impotencia y de tristeza, pensar en mis mamás, en Yoni, pero pensar en que mi manada me traicionó, que tal vez nunca he formado realmente parte de esa manada puesto que a nadie le agradaba y la reacción que tuvieron cuando me enlazarían con el futuro alfa fue una de las peores, pues yo tampoco quería pero su reacción fue como una puñalada por la espalda... es difícil de describir... pero soy consciente de que ahora yo ya no formo parte de nada, que solo soy un desastre andante que no se controla y que solo hace desastre tras desastre...

Que pensándolo bien nunca he servido para nada, yo lo siento así, que nunca he servido para nada que no sea ser un desastre y causar problemas para los que me quieren, que siempre seré la excluida, la rara y la que no encaja, l que no sabe quién es, la que no sabe que hacer, la que no encuentra la forma de saber quién es para así poder conocerse...por que durante mis 18 años de vida he estado intentando conocerme, pero es demasiado complicado cuando no tienes algo que conocer, por que simplemente no sabes que conocer... por que al no conocerte no sabes controlar tu lobo interior, lo que me pasa a mi, no sabes describirte cuando piden que te describas... cuando te piden que te presentes que digas como te ves, como eres... por que simple te no lo se, solo se lo perdida que estoy, lo perdida que he estado siempre y lo perdida que ahora me siento y acepto.

Los ojos se me llenan de lagrimas inevitablemente, pero no las contengo, estoy sola, puedo dejar un poco mi coraza abajo, puedo descansar un poco del papel de ser fuerte.

Pero joder... ¿fuerte para que? No sufro, no me falta nada, tengo el amor de mis madres, el cariño de mi mejor amigo, tengo lo necesario para vivir y no sufrir, tengo salud, tengo todo lo q eh alguien podría desear... pero aún así siento ese vacío, esa presión que se forma todas las noches cuando hay lluvia de pensamientos, cuando mis preguntas, cuando mis malos comentarios empiezan a rondar haciéndome sentir mal, por que, joder, tengo tanto miedo de fracasar, tanto mirando a equivocarme que por ese miedo no intento hacer las cosas, por que el miedo se aferra a mi y me hace cometer errores e incluso no intentarlos cuando sabía que podía, que tenía razón, pro que el miedo a fallar es una de las cosas que más me da miedo: fracasar, por que tengo pánico a fracasar, cosa que tal vez he hecho toda mi vida.

Siento como una lagrima caliente me baja por la mejilla, y no la retengo, la dejo salir, dejo por un momento de fingir.

"¿Fingir que? Joder, eres estupida lo sabes ¿no? No sufres, no te pasa nada, tienes todo y aún así lloras, que hipócrita"

Esa vocecita, esa vocecita que siempre aparece, que me convence de que tiene razón y de que yo solo soy una estupida por sentirme así, por creer que me siento así, y me enojo, me enojo conmigo misma, porque si, ella tiene razón: no me pasa nada.

Dejo que las dos ultimas lagrimas corran por mi mejilla pero mis ojos siguen húmedos y me sobresalto con los suaves golpes de la puerta.

Me siento de espaldas a la puerta en el borde de la cama y disimuladamente me limpio las lagrimas y hablo sin ninguna muestra de emoción.

—¿Que pasa, Quinver?— preguntó lo más normal que puedo, no quiero demostrar la ira que siento por mi misma en este momento.

—No soy Quinver.— dice la voz masculina que tanto efecto causa en mi, me giro rápidamente y lo veo allí, con el hombro apoyado en el marco de la puerta y los tobillos cruzados con mi chaqueta en su mano.

Me fijo en su ropa: un jean de color azul claro con dos rotos en las rodillas, una camiseta negra un poco suelta pero se le hacen notar los músculos trabajados, el pelo revuelto y ese arito que brilla y es provocador...

Y recuerdo que me había quitado la chaqueta para lavar los platos.

—Te has dejado esto.— dice levantando la chaqueta, me levanto de la cama y me apresuro a coger la chaqueta.

—Gracias.— digo tirándola sobre la cama un poco revuelta.

—Oye...— me llama y vuelvo a girarme para quedar frente a frente. Hago un sonido de que le escucho con la garganta, y sus ojos chocolate me miran como si estuvieran buscando algo ente los míos, pero vivir entre una manada que no te quiere te enseña a ocultar todo tipo de emociones o pensamientos que tengas, así que no ve nada.—¿Estás bien?— pregunta y me sorprende.

—¿Que? ¿Yo? Si, yo estoy bien ¿por que preguntas?— digo como si fuera obvio que estoy bien.

—¿Segura? Yo es que solo he venido a entregarte la chaqueta pero estabas acostada de una manera rara... y percibí algo raro..—

—Yo estoy bien.— insisto como si fuera obvio.—¿Algo mas? O...—

Acepta mi indirecta.

—Quinver preguntaba por ti, estábamos jugando a las cartas... ella preguntaba si tú tal vez querías...—

—Dile que en dos minutos voy.— le aseguro y él solo me analiza, nuestros ojos fijos, pero estoy segura que por las que busque no encontrara nada, no se lo permitiré, no lo haré y no flaquearé.

—Vale.— es lo único que dice y se que se ha rendido, no ha encontrado nada y no lo hará.

Se da la vuelta y avanza los pocos pasos hacia afuera, pero cuando cruza antes de doblar para desparecer me dirige una última mirada, una curiosa, una interesante, una con ganas de saber que oculto.

Pero se quedará con las ganas, por que nadie nunca ha descubierto lo que yo no quiero que descubran, y esta vez no va a ser distinta, no lo hará, no descubrirá lo que pienso, no me conocerá, no me leerá y no me hará ser débil bajando mis murallas y destrozando mis corazas.

CASUALIDAD PROHIBIDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora