CAPÍTULO 23

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"DASS DIPP"

—¡Joder!— me doy la vuelta emocionada y le doy la copa al que pasa por ahí, no lo dudo y me cuelgo a su cuello.—¿Como llegaste aquí?— preguntó.

El chico de tés morena, con tatuajes y una sonrisa que no olvidaría en mi vida, digamos que tantas travesuras juntos y un par de polvos nos han unido.

—Dipp, no me lo creo.— le susurro al oído cuando esté me levanta y me obligó a enredar su cintura con mis piernas pese a que el vestido se me sube no me importa, todo está muy oscuro.

Él solo me aprieta contra su musculatura y hunde su cara en mi cuello.

—Eres increíble, nos salvaste a ambos de una situación imposible.—dice y me baja, me separo de él.

—Dass, eres la hostia ¿lo sabes?—digo—Has vuelto para que hagamos mas travesuras.—sonrió d oreja a oreja y él hace lo mismo mientras se pasa la mano por el pelo.

—Mierda, cachorrito, no sabes cuan feliz me hace verte.— dice sonriendo —Creo que esto ya es nuestra unión final.—

—Efectivamente vamks a ser los típicos adultos que tiene una amistad desde críos, y mira que pensé que solo llegaríamos hasta el colegio.—

—Y me alegro saber que te estaré jodiendo el resto de tus días.—

—No te vuelvas a ir, no como lo hiciste la última vez—le abrazo pasando mis brazos por su cintura y él me estrecha contra su cuerpo.

—Nunca debí hacer eso, fui un idiota.— se disculpa y apoyo mi barbilla en su pecho para  mirarlo pues me saca media cabeza, su mirada es intensa al igual que la mía.

Y así sin más me acuna la cara con sus manos y nuestros labios se estampan, nos besamos como tantas veces lo hemos hecho, subo mis brazos a sus hombros y los dejo allí mientras me concentro en el sabor a tabaco de su boca, nunca me ha gustado del todo pero sentirlo de nuevo me gusta, me gusta por que se que estará para mi como yo para él.

Nuestra historia es rara pero no la cambiaria por nada. Igual que no cambiaria a Yona, ni a ninguno de los dos, jamas cambiaria todos nuestros momentos.

Pero este beso sabemos lo que significa: el recuento de una amistad, la reconciliación y el pacto de amigos hasta adultos.

Gruñe contra mis labios y sonrió, me apoya contra la pared más cercana y me devora los labios, nos separamos por aire.

Esto siempre va a ser igual, polvos de amigos y ya está, sin sentimientos, sin nada de eso, solo estar el uno para el otro y agregarle un poco de diversión.

—Eres la mejor follamiga de la historia.— gruñe mientras aprieta mi cintura con sus manos.

—Siempre tan claro.—jadeo cuando muerde mi hombro, levanto la cabeza hacia atrás para darle acceso a mi cuello pero me encuentro con una intensa mirada color chocolate, unas mesas más allá tapado por varias personas que bailan, pero aún así lo logro ver.

Nuestras miradas no se separan pese a cuando varias personas se atraviesan, su mirada es fría y cortante, su mandíbula es tensa, el vaso que sostiene en la mano lo aprieta tan fuerte que se le ponen los nudillos blancos, siento su postura rígida y toda la llama entre Dipp y yo se apaga.

Me aclaro la garganta pero Dipp sigue acariciando mi espalda y besando mi cuello, me remuevo incómoda y lo nota, se separa un poco de mi y me mira a los ojos.

—¿Que pasa?— pregunta analizando mi rostro.

—Yo... no quiero, lo siento.— me aclaro la garganta una vez más y me remuevo incómoda al sentir aún la mirada de Lex en mi.

—Vale, no pasa nada ¿vamos por una copa?—pregunta normal haciendo que la situación no se ponga tan rara.

—Yo quiero solo una botella de agua fría.— digo y mi voz sale un poco rara, Dass asiente con la cabeza y se pierde ente la gente, yo solo miro el suelo.

Levanto la mirada hacia donde estaba Lex, y se me abren los ojos cuando veo que está levantado.... Caminando hacia mi.

Esta. Caminando. Hacia. Mi. Hacia. MI.

Me atraganto con mi propia saliva pero se me pasa rápido, noto su mirada en todo mi cuerpo produciéndome miles de sensaciones raras, cada vez se acerca más mientras esquiva a la gente y no puedo evitar mirarlo, esta como un jodido Dios griego.

Camisa negra con los tres primeros botones desabrochados, las mangas hasta los codos dejando ver las venas de sus muñecas cuando ejerce presión o hace un leve movimiento, y esos pantalones negros con rotos en las rodillas combinadas con zapatillas blancas Nike, su pelo alborotado pero a la vez peinado, sus ojos chocolate parecen oscuros con las escasas luces de colores y se ve más tenso de lo normal con cada paso que da.

Nuestras miradas se encuentran y aguantó la respiración, como si dejar de respirar me convirtiera en invisible.

Pero siento una mano en mi brazo, me sobresalto y volteo a mirar al responsable, Dipp me tiende mi botella de agua fría y le agradezco para luego buscar a Lex, que estaba a escasos pasos de llegar a mi, pero cuando lo busco no está, no está en ninguna parte, lo he perdido de vista.

Frunzo el ceño y doy un sorbo de agua fría, para ¿despejar mi mente? O ¿intentar ahogar las mariposas?.

—Te queda precioso ese vestido, creo que jamas te había visto con uno.—comenta cerca de mi oído para que lo escuche por encima de la música, su aliento caliente chica con mi nuca pero no reaccionó.

—¡Keira!— escuchó que gritan mi nombre y me giro, veo a Quinver empujar a gente hasta llegar junto a mi.—te habías perdido, Weish se ha quedado con una rubia y me dejo botada y luego no te vi a mi lado.— explica sin darse cuenta de la presencia de Dipp.

—Hola, peli-azul—Dice Dass llamando la atención de Quinver que pese a la luz noto como se sonroja y se pone nerviosa cuando lo analiza, hay que aceptarlo, Dipp tiene sus virtudes y eso no se lo negaré.

—Quinver este es Dass, Dass está peli-Azul es Quinver.— presentó rápidamente mientras bebo otro sorbo de agua.

—Hola.— saluda incómoda Quinver con una risita nerviosa.

—¿Quieres una copa? Invito yo— rompe el hielo y me mira de reojo, le guiño un ojo, se que no hará nada que ella no quiero, confío en él.

Dass la coge de la mano y tira de ella pero ella se detiene para mirar donde estoy yo.

—Yo iré al baño, tranquila, estaré bien.— digo y ella asiente.

Voy al baño un momento y al salir me estrello con algo caliente y duro, pongo mis manos en acto reflejo, y su olor a Calvin Klane inunda mi nariz, levanto la mirada y él me sonríe, siento su mano en mi cintura y su cuerpo demasiado pegado a mi. Inclina su cabeza a mi oído, lo siento tan cerca de mi, quiero dar unos pasos hacia atrás y alejarme, pero no puedo, no ¿quiero?...

—Te ves muy bien, Tsyplenok.—susurra y mi cuerpo reacciona por su aliento caliente con olor a menta y cócteles en mi cuello.

Me quedo quieta, solo me quedo ahí, sintiendo y analizando lo que me hace sentir cuando está cerca o con solo una mirada... ¿que cojones pasa? ¿Que cojones tiene este gilipollas?

Se separa de mi y sonríe con suficiencia, me mira de arriba abajo produciendo un vuelco en mi estómago.

—Bonito tatuaje.— comentó al bajar mi vista a su muñeca, un círculo incompleto, como si la hubiese hecho un pincel con pintura, un perfecto círculo incompleto negro pero hecho como si fuera un trazo de pintura.

Me mira con una mirada intensa y yo le sostengo la mirada hasta que una chica rompe el momento.

—¿Podríais apartaros?—pregunta la chica, yo solo paso a un lado de Lex y me pierdo entre la gente con su mirada en mi nuca, hasta que me pierdo realmente entre la gente.

CASUALIDAD PROHIBIDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora