CAPÍTULO 29

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"TODO ES CASUALIDAD CON ÉL"

Mierda mierda mierda... ¿en serio todo es casualidad con él?

Agacho la cabeza para ver si mi capucha logra hacerme pasar desapercibida, me coloco un poco el pelo en la cara y miro hacia otro lado, no quiero cortarle el rollo con esa chica y tampoco le quiero ver no después de lo de esta mañana.

Intento evitarlos pero siento su mirada y se que ya me ha visto así que levanto la vista y me encuentro con su mirada de chocolate... mi respiración se corta y mis pies dejan de moverse, solo lo veo a él pese a que la chica que tiene delante se le esté comiendo el cuello.

Quiero apartar a esa chica de ahí, golpear a Lennox y luego irme con una sonrisa.

O... quieres ser tú la que sea besada por él.
Conciencia, nunca ayudas.
Claro que si.

Él sonríe con suficiencia y me guiña un ojo, eso es suficiente para que ruede los ojos y me dé la vuelta para salir de ese lugar del centro comercial donde solo quería paz.

Pero antes de salir del centro comercial siento su mano en mi muñeca, lo miro sin ninguna expresión y el solo me sonrie con arrogancia.

—Hola, Princesa—saluda y su voz provoca que mi cuerpo reaccione a él, puede que no lo conozca pero mi jodido cuerpo reacciona con tan solo estar en la misma habitación, y odio eso, odio que el agua no puede ahogar las mariposas.

—Primero que todo: no me gusta que me llamen así, princeso, y Segundo hola.—

—Tsyplenok ¿me estabas siguiendo?—pregunta con un poco de burla, ruedo los ojos.

—Estaba buscando un lugar tranquilo para descansar—digo y él nos detiene, quedamos ahí de píe juntos.

—¿Y que fue esa mirada, Tsyplenok?—pregunta y me doy cuenta de que no me ha soltado, así q es con toda la fuerza de voluntad y el recuerdo de esta mañana me parto de él.

—¿Que mirada?—preguntó indiferente

—Sabes a que me refiero—se inclina hasta que nuestros alientos se mezclan y nuestras narices casi se rozan. Entreabro los labios y mi mirada se dirige a los suyos y me preguntó que será morder ese arito en su labio inferior, que sería enredar mis dedos en su melena negra, que Sabra pasar mi lengua por esa mandíbula marcada o por la manzana de Adán que se le marca en la garganta.

¡¿Que hago?! Soy gilipollas... mierda, mierda... ¿porque pienso eso?

Se inclina y pasa cerca sus labios por mi mejilla rodándolos haciéndome desear más, pero se aleja hasta mi oído.

Eso no ayuda para que mis pensamientos paren.

—Sabes muy bien a qué me refiero—su voz es ronca y cierro los ojos ahogando un jadeo que provoca una sonrisa en Lex.

Quiero más...no, obvio no quiero más.

Pero me despierto de ese trance y retrocedo poniendo distancia, la cara de confusión, desesperación, frustración y deseo me confunde, pero no dudo en decir las siguientes palabras.

—No seré una más del montón.—la voz me sale firme y tan afilada como un cuchillo.  Y me enfado, conmigo, con él.

Vuelvo a casa con las manos vacías, realmente no encontré nada que me gustara así que no compré nada.

Al abrir la puerta con las nuevas llaves que me dio Quinver saludo pero nadie me contesta.

—¿Hay alguien? ¿Hola?—dejó las llaves en esa pequeña cacerola donde se dejan todas las llaves, el silencio se corta cuando siento la vibración de mi teléfono en el vaquero azul ajustado que me puse hoy.

CASUALIDAD PROHIBIDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora