"SABÍA QUE PASARÍA"
Salimos juntos a la hora del recreo, nos sentamos en esa mesa de siempre, la alejada junto a la ventana, esa mesa que nos ha estado acompañando durante tantos años y que hoy será el último día donde me sentaré en ella.
Que melancólica.
No lo creo, diría yo que un poco feliz.Me siento en la mesa apoyando los pies en la silla, como de costumbre. Yoni se sienta junto a mis pies y deja la mochila junto a mi, se dispone a comer su manzana roja, yo no tengo hambre, demasiado ansiosa.
—Apuesto a que no desayunaste, deberías comer.— dice tendiéndome otra manzana verde, mis favoritas y no me puedo negar a mi manzana favorita.
—Que haré sin ti.— finjo dramatismo con una sonrisa.
—Otra razón más para que no te marches— mete disimuladamente la conversación.
—Yoni...— avisó con su apodo.
—Ya lo se: que cuando se me mete algo en la cabeza nadie te lo saca...—termina.
—¡Ka!— llaman y de reojo veo como Esko con su grupo de guays se acercan.
—Keira— corrijo mientras bufo por la nariz mientras siento como se sienta a mi otro lado, en la silla.
—¿De mal humor otra vez?— pregunta mientras muerdo con furia la manzana que Yoni me dio.
Con él siempre estoy de mal humor.
Miro de reojo al rubio y él sonríe aguantando la risa, le fulmino con la mirada produciendo que su sonrisa se amplíe.
Siento su mano sobre mi pierna y me muerdo la lengua, cierro un momento mis ojos y empiezo a comer la manzana.
No aguanto más, necesito irme.
Me levanto de la mesa poniendo la mochila en mi hombro y bajando de un salto, llamando la atención de todos los presentes, es decir, solo chicos del equipo de fútbol americano.
—¿Donde vas?— pregunta Esko.
—Ella viene conmigo, tenemos que hacer una cosas. Ya sabes, cosas de mejores amigos.— dice Yoni pasando su brazo por mis hombros y llevándome hacia atrás, frunzo el ceño.
Salimos de allí.
—Eso fue innecesario, Yoni, disimula se que no se te da bien eso...pero por favor... no pueden descubrir lo que planeo hacer.—
—¡Pero si aún no lo tienes hecho! Improvisarás más o menos dos horas antes— dice
—Pero si sigues comportándote así sospecharan algo y no queremos eso, no quiero eso, por favor.—
—Vale, lo siento, haré mi mejor esfuerzo.—
Caminamos juntos por los vacíos pasillos del instituto.
—Deberíamos irnos, a dar un paseo o algo.— sugiero y Yoni sonríe en respuesta, dóblanos la esquina y encontramos la salida a la libertad.
Cruzamos la puerta y Yoni sale corriendo, yo sonrió y me apresuro a alcanzarlo.
Nos metemos en el frondoso bosque y veo como Yoni se transforma en un hermoso lobo de color caramelo, un color llamativo y poco usual, pero es bonito.
Recojo su mochila por el camino y las dejo en nuestro sitio de siempre: el agujero de un árbol, encesto ambas mochilas y sigo corriendo tras el gran lobo caramelo.
Intento con todas mis fuerzas trasformarme pero lo único que consigo es que mis colmillos crezcan y mi vista mejore, al igual que el olfato y los sentidos.
Gruño desesperada y bajo la velocidad hasta que dejo de correr, Yoni desparece entre los árboles y yo me quedo frustrada y con mal humor.
Una loba de 18 años que ha estado toda su vida en una manada sigue sin saber aún como sacar su lobo interior, no sabe ni como contenerlo, solo sale cuando quiere.
Y eso me desespera, soy un desastre, lo sé y sigo sin saber por que me eligieron a mi para enlazarme con Esko... no se, hay como unas 15 o 17 chicas en la manada, todas dispuestas a enlazarse con el futuro alfa ¿porque a mi? ¿Que tengo yo? Soy un simple desastre en todo, encima mi mal humor diario no colabora, bueno, a ver no siempre esto de mal humor, solo cuando se acerca Esko y cuando hago cosas que no me gustan, de resto soy buena onda, aunque no parezca.
Termino mi manzana que traía todo el camino en la mano, tiro el corazón de la manzana que servirá como abono para el bosque. Y me siento en el suelo esperando a que Yoni aparezca, odio no poder transformarme cuando se me de la gana, es desesperante, hasta los niños de 7 años de la manada se transforman mejor que yo... en serio, soy un asco.
Espero paciente mirando el cielo hasta que el lobo color caramelo aparece y se sienta a mi lado, se transforma nuevamente en humano.
—No lo consigo.— gruño
—Lo harás, piensas demasiado, déjalo fluir—
—Fluir, fluir... no sé hacerlo fluir, parece que mi lobo interior no es líquido, es más bien solido y gaseoso cuando quiere—
Yoni se carcajea un poco y pasa su mano por mi pelo para despeinarme le doy un manotazo y nos quedamos en un cómodo silencio. Recogemos nuestras cosas y volvemos para la última hora de clase.
Al salir, lo hago sola ya que Yoni nunca a estado en mi misma clase, solo en dos o tres horas que compartimos.
Lo busco con la mirada mientras cruzo el aparcamiento, no lo veo hasta que veo como corre hacia mi.
—Lo siento, lo siento... te juro que no hice nada, ellos lo descubrieron.— dice sin respiración cuando llega a donde estoy.
—¿Que?— preguntó
—Yo... lo siento.— su voz se rompe un poco por la culpabilidad y lo entiendo todo cuando siento la mano de Esko apretar mi brazo y arrastrarme hasta su coche.
Mierda. Nos han descubierto.
Me mete de un empujón y él arranca el coche, miro al rubio que suplica perdón con la mirada, niego con la cabeza y le sonrió para que sepa que no estoy enfadado sabía que pasaría.
—¿Que quieres?— preguntó un poco borde
—No me lo puedo creer...¿sabes cuantas darían por estar en tu lugar? ¿Sabes cuantas?— pregunta apretando el volante, yo me acomodo bien en el asiento y me cruzo de brazos.
—Yo encantada le regalo mi sitio.— contestó
—Dios, Keira, no sabes cuánto vale esto ¿no?— pregunta mientras sonríe amargamente.
Oh vamos, parece que le acaba dar la peor noticia de la historia, que dramático.
—Oh vamos, podrías darle el sitio a cualquier otra y dejar de estresarte por mi ¿porque no lo haces? Cámbiame por otra que si quiera esto, hazlo.—
—No, no lo haré, no quiero cambiarte, no puedo cambiarte.—dice y miro la ventana se a donde vamos, y no quiero ir, se lo q me espera.
—¿Porque?— preguntó
—Ya llegamos.— cambia de tema abriendo la puerta y saliendo, me saca del coche y me coge del brazo, precariamente me arrastra y me lleva dentro de ese pequeño edificio el cual ningún lobo le gustaría estar.
¿Porque? Por que este edificio significa todo lo que un lobo no quiere representar.
—Sabes que es innecesario traerme ¿verdad?— preguntó con una risa nerviosa.
Sabía que pasaría pero no hasta este punto... esto es demasiado, y lo peor es que es lo necesario para intentar pararme.
—Vamos Keira, te conozco y se que no te quedarás quieta, Fire y Wany están de acuerdo... lo siento.— explica y cruzamos la puerta, empiezo a hacer fuerza, no quiero entrar, arrastro mis pies y halo a Esko para atrás...
Mis mamás no pueden hacerme esto, Esko no puede, la manada no puede...
Lo peor es que si, y están en todo su derecho.
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CASUALIDAD PROHIBIDA
Ficção AdolescenteLa oveja negra de la familia, podría decirse, o mejor dicho: la loba negra de la familia, la rara, lo que sigue sin descubrir quien es. Destinada a un futuro que no desea, no quiere contraer la responsabilidad de toda su manada cuando ni siquiera e...