CAPÍTULO 38

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"LENNOX"

—Joder.—digo mientras lo miro. —Deberías dejar que aparecer como un fantasma.—

—¿No se supone que nos olvidaríamos si follabamos?—gruñe.

Creo que nos enganchamos más.

—Yo...—tartamudeo por su cercanía, no puedo retroceder la encimera me acorrala.

—Joder, nos llevamos evitando ayer todo el día .—gruñe y pone una mano a cada lado de mi cuerpo, en la encimera, se inclina hacia mi y quedamos a escasos centímetros.

—Y pensar que toda esta confusión comenzó con un ataque de pánico y la casualidad de que tú entrarás por esa puerta a sacarme del ataque.—es lo único que sale de mi boca, pues mi cerebro no puede pensar más que en el chico que tengo delante.

Un ruido nos hace separar y ambos hacemos como si nada, yo me giro y disimulo que bebo agua y Lennox hace que busca algo en las alacenas, muy normal de nuestra parte, pero no lo culpo.

—Que suerte que os haya encontrado a ambos—dice Quinver entrando con una enorme sonrisa a la cocina—Os he hecho una lista, os toca a vosotros.—dice entregándome la lista.

—¿En serio?—Se queja Lennox y se queda callado cuando Quinver le dirige una mirada severa.

—Iremos, tranquila.—l digo con una sonrisa y ella sale con una de la cocina.

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—Deberíamos llevar los cereales de Quinver, si no se vuelve loca.—sugiero cogiendo los Cron Flakes que tanto le encantan comer.

Lennox me hace una seña para que lo meta en el carro que hemos cogido al entrar, pues nos han mandado a hacer la compra, pues hace una semana la hicieron ellos.

—¿Habían limones?—pregunto mirándolo, su mirada ya estaba en mi y no puedo mentir, pues me pongo nerviosa, me gusta su atención pero odio que coquetee con todas.

—Si.—contesta pero me sigue mirando, con esa mirada tan intensa que hace que mi cuerpo flanquee y miles de sensaciones se despierten en mi interior.

Cuando tenemos todo tiramos la lista que Quinver nos escribió. Y pasamos a pagar, yo espero al otro lado esperando los productos ya pasados.

Los meto en el carro que me paso Lennox y espero a que la chica deje de comerselo con la mirada.

Me aclaro la garganta y me acerco un paso a Lennox, me gano la atención de la chica que me mira como si quisiera matarme.

—No tenemos todo el día para que contemples a mi chico.—suelto sin pensar y noto la mirada de Lennox en mi lo que me provoca miles de cosas increíbles.

—56 con 65—dice de mala gana.

Lennox paga con tarjeta de crédito y salgo la primera sin esperarlo pero sintiéndolo a escasos metros de mi.

—¿Tu chico?—pregunta cuando estamos guardando la compra en el maletero.

—Te veía incómodo ¿vale? He sido buena amiga y te la he sacado de encima—me excusó.

—Muuuyy incómodo—dice con ironía.

Ruedo los ojos y me meto en mi sitio.

—Estabas celosa, admítelo.—dice asomando la cabeza por la ventanilla de mi puerta.

—¿Celosa? Te he salvado el culo, tío, se veía de las tóxicas.—digo sin mirarlo, se que si lo miro Sabra que miento, que igual sabe que lo hago pero bueno.

CASUALIDAD PROHIBIDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora