Capítulo 20: Víspera.

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Luz.

Desde que empecé no he podido parar, he tenido dos días decorando la casa y el primero de ellos solo hice los árboles, porque sí, he puesto uno en cada habitación y uno enorme en el salón.

Pongo cajas de regalos decorativas en cada esquina, muérdago en algunas partes, una gran corona en la puerta y luces hasta más no poder, quiero que sea una navidad blanca y plateada, la casa sin duda se ve diferente ahora que he cambiado los cojines y cortinas, también las decoraciones.

Parece no importarle a Aidan, ya que solo come dulces y ve televisión, pensé en decirle lo del embarazo, pero me gustaría esperar hasta nochebuena.

Ahora pongo guirnaldas en la escaleras, quiero que cuando mis visitas entren sientan un ambiente hogareño y de fondo puedo escuchar All I want for christmas de Mariah Carey, es el altavoz que dejé en el pasillo.

El timbre suena y sigo en lo mío, ya que una de las chicas abre, no noto que era hasta que ella se acerca.

—Señora, ya llegó su paquete.

Enderezo la espalda después de dejar las cintas en uno de los escalones. «Eso fue rápido».

Termino de bajar hasta donde está, me entrega la caja y agradezco antes de irme a la sala para verlo «Es el regalo de Aidan»

Son tres medias blancas que quiero colgar sobre la chimenea, una para mí, una para él y otra muy pequeña para... Lo nuestro.

Adoro cómo se ven y por un momento me entra una emoción arrulladora con ganas de llorar... «Algo crece dentro de mí, en serio».

Las guardo rápido con los pasos que vienen por el pasillo.

—¡Wow! Si que te luciste, todo se ve muy bien —murmura mirando a todos lados —Es una auténtica navidad blanca y brillante.

—Gracias —me levanto besando sus labios.

—Vengo a follarte bajo la luz de ese árbol —me sube el vestido y tira de mis bragas hacia abajo, pero lo detengo antes de que lo logre.

—No, aún tengo que cambiar las decoraciones a los baños y quiero conectar ambientadores con olor a marshmallow.

—Señora Claus, tienes la navidad arropando cada esquina de la casa.

—Ya lo sé —sonrió emocionada —Aún debo organizar la cena de mañana, pero quiero que te pongas bonito.

—¿Quieres que te ayude? Sé que he estado un poco perezoso, pero sigo siendo un macho alfa —suelto una carcajada y sus ojos verdes brillan con intensidad.

—Ayúdame, te enviaré una lista y llamarás a todos para invitarlos, también llamarás al salón de belleza para ponerme un cita bien temprano, y encárgate de crear el menú para mañana, habla con Ilena —ordeno mientras mando un email desde mi teléfono con la larga lista.

—Bien, yo me haré cargo —vuelve a besarme y esta vez es más lento, el momento es tan bueno que me crea ganas de decirle ahora mismo.

—Aidan, yo... —«No, ya tengo todo planeado para mañana en la noche»

—¿Tú?

—Te amo mucho, no te vayas a ningún lado. ¿Está bien?

—Yo te amo más, pero ahora me voy a hacer lo que dijiste o tendré que tomarte sobre esa linda alfombra blanca que pusiste.

(...)

La noche llega y aún sigo poniendo cosas, a la hora de la cena voy a la cocina para comer algo y seguir hasta terminar, Ilena es quien da órdenes y la saludo antes de sentarme en las sillas frente a la isla.

Una de las chicas me avisa que Aidan está en su despacho, al ver cómo todas preparan cosas que evidentemente no son para hoy, supongo que él ya vino a darles el menú.

—¿Qué va a cenar?

—Algo sencillo, podría ser cereal y leche —respondo y me arreglo el moño que tenía hecho.

Ella me sirve casi dos minutos después.

—¿Aidan trajo el menú? —pregunto para confirmar.

—Sí, Luna —responde.

—¿Podrías leerlo mientras como? Quiero saber que puso y si debería agregar algo más.

—Es una cena para 10, pavo, pan de ajo con forma de árbol, vegetales al horno, crema de calabaza, cerdo, ensalada de pasta, ensalada de frutas, pie de limón y otro de fresa, tabla de quesos con uvas verdes y moradas, lasaña y para beber tenemos ponche de pistachos y champaña.

—Bien, todo es perfecto, pero agrega jugo de manzanas para quienes no pueden consumir alcohol y los niños.

Anota lo que le dije y termino mi cereal antes de despedirme de ellas y seguir en lo mío.

Algunas chicas me siguen ayudando en el gran salón y cuelgo miles de luces en el techo, tengo planes de que muevan el comedor grande hasta aquí.

—Bien, mañana saldré temprano, pero deben poner la guirnalda que está en el sofá sobre la mesa, las velas se encenderán después de poner la vajilla y por favor, no olviden poner la champaña en el congelador una hora antes de la cena, ya me voy a dormir —Me quito la escarcha de las esferas navideñas —Vayan a descansar.

Subo a mi habitación y Aidan está boca abajo dormido, son las 11:00 pm, casi medianoche, por eso tomo una ducha rápida y me dejo caer a su lado.

Siento que no duermo nada cuando alguien me muerde uno de los pechos.

—Buenos días, mi Luna —sube besando mi cuello y en respuesta envuelvo mis piernas en su cuerpo —Hoy es nochebuena.

—Espero que me hayas comprado un regalo.

—Oh, ya lo hice... Alguien lo traerá antes de la cena.

—El mío te lo daré cuando crea que es el momento correcto —murmuro antes de besarlo.

Hago que giremos juntos quedando ahorcadas sobre él, muevo las caderas contra él y paseo la lengua por su barba corta, muerdo su cuello como una auténtica gata y sigo bajando lamiendo su abdomen y de ahí a la V sobre su cintura.

Él me mira deseoso, se despoja del pantaloncillo antes de que lo haga yo, toma mi cabello entre los dedos y con la otra mano guía el miembro que me hace engullir sin dejarme respirar.

Siento que hemos vuelto a ser salvajes, ansiosos y hambrientos del otro, encontrando solo el placer cuando nos fundimos entre nosotros, mi mente rememora todas las veces que ambos hemos estado así, felices y juntos... Siempre pasa algo malo después.


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Entre las garras del alfa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora