Luz.
Y era imposible de creer, no podía, porque pasaba muy rápido, eran las cinco de la mañana cuando la alarma sonó hoy, al bajar ya estaban Arthur y todo su equipo decorando el jardín.
Era algo "pequeño" según Aidan, pero a mi casa no dejaban de llegar flores, sillas, manteles, cubertería y demás.
—Buenos días, sus amigas llegaron —Ilena me avisa y muevo la vista de la laptop para responder.
—Ofréceles café, ya voy.
Termino de reservar todo para nuestro viaje y pago la mayoría de las cosas por internet antes de salir de mi despacho hasta la cocina.
Por inercia reviso la hora en mi reloj notando que apenas son las 7 de la mañana. «Que día tan largo».
—Hazme caso, es obvio que no servirás en la boda —escucho la voz de Deylin.
—Además, ya te compré el vestido —Anastasia es quien habla ahora.
—Buenos días —saludo al entrar y puedo notar a la nana de mi hija roja hasta las orejas, mientras la pelirroja sostiene un vestido de tela satinada color gris.
—¿Ilena servirá en la boda? Tengo entendido que el alfa contrato suficiente personal para este día —pregunta la rizada automáticamente.
—No, solo necesito que se encargue de Ayla durante la ceremonia, nada de llevar y traer platos.
—¿Ves? —Ana la abraza y por un momento creo que son madre e hija... Estoy segura de que dentro de su corazón así lo sienten.
—Luna, le he dejado su desayuno —ella trae un plato hasta mí y se va al intercomunicador con los pitidos que este emite —¿Sí?
—La estilista llegó.
Puedo reconocer la voz de Guillermo y me mantengo pendiente a las chicas que me hablan de diferentes cosas de la boda.
Un par de minutos más tarde África entra en la cocina, nos saluda a todas y a mí me dirige una amable reverencia, comenta que su equipo nos espera y dejo mi desayuno a mitad saliendo detrás de las mujeres.
No sé en qué momento empecé a sentirme como una anciana que está en su quinto matrimonio o algo, porque todo esto me emociona... Solo que no se siente especial.
La mañana se va en un abrir y cerrar de ojos, entre peinado y maquillaje me convierto en un manojo de nervios y termino escapando a la cocina sin que nadie se dé cuenta.
Bajo las escaleras tan rápido como puedo y trato de no arrastrar el vestido blanco, por eso lo recojo con las manos y no podría explicar la cantidad de gente que me choco hasta la cocina.
«Dios mío ¿Tanta gente para decorar una boda?»
Me he convertido en Aidan sin darme cuenta, recuerdo que al llegar yo era a quien le encantaba tener la casa llena de gente y él odiaba que estuviera alguien más aparte de nosotros.
Aidan... Lo que pasó anoche me viene a la cabeza y me siento mal con solo imaginarlo indefenso.
Entro y mi bebé está sentada en la encimera, el vestido que usa me hace morderme los labios emocionada... «Joder, que bien la hice».
—Hola —saludo para que me noten.
—Mamá, que bonita estás —Abre los ojos tanto como puede y sus labios se separan y de la nada se revisa las manos sin disimular las lágrimas que empiezan a correr por sus mejillas.
—Cariño ¿Qué pasa?
—Cuando sea grande quiero ser como tú, así de bonita, además tener a alguien que me mire como papá lo hace ahora contigo.
Lo que dice me hace girar y en efecto mi gran alfa está listo frente a mí, el traje que tiene le favorece y parece hecho a la medida, su barba luce perfecta y me muerdo la lengua solo para asegurarme no estar en ningún sueño.
—Mis dos chicas bonitas —carga Ayla y pasea los ojos entre ambas.
—Se supone que no debes verme antes de la boda.
Arruga las cejas confundido.
—¿De dónde salió eso? ¿Cómo vas a entrar si no es conmigo?
«Se supone que con mi padre ¿No?»
—¿Entro contigo?
—En este mundo sí.
—También quiero, sea lo que sea. Aún si es comer helado y pastel al mismo tiempo —Lo que Ayla dice me hace reír porque no tiene nada que ver con lo que hablamos.
—Bien, papá te cargará hasta el altar —juntan sus narices y ella abre los ojos mostrándole de dónde viene, él sonríe satisfecho y orgulloso.
Los invitados terminan de llegar y una de mis damas viene a avisarme que ya es hora.
Bien...Aquí vamos.
Todo está hermosamente decorado y entramos los tres, yo agarrada a Aidan y Ayla en sus brazos, me parece que todo pasa en cámara lenta, ya que mi familia unida es algo que nunca pensé que tendría otra vez.
«Necesito vivir así, con esta paz y rodeada de lo que amo».
Sabía que esta sería una nueva era para mí, que empezaríamos de nuevo, pero esta vez completos y no me importaba nadie más que las dos figuras a mi lado. Sabía que si los sueños no daban miedo, significaba que no eran tan grandes.
Este era mi sueño y era enorme.
La ceremonia pasó entre risas y tradiciones las cuales no conocía, a las pocas horas Ayla se durmió y Aidan la llevó hasta su cama. Bailamos hasta la mitad de la noche, pegados y lento.
Los invitados empezaron a irse y nosotros a disfrutar cada vez más de la soledad.
—Bailas bien —murmura cerca de mis labios.
—Sabes hacerme bailar que es diferente.
—¿Ah, sí? —asiento varias veces juguetona cuando sus dedos rozan mi espalda —Mañana saldremos a primera hora.
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Entre las garras del alfa©
WerewolfDespués de 2 años, Luz y Aidan vuelven a encontrarse. ¿Ella? Más madura ¿Él? Muy amargado. ¿Qué tan peligrosa puede ser una loba que ni siquiera ha logrado transformarse? Pues, parece que no lo suficiente para librarse de un alfa resentido. Ella des...