Luz.
Ashley Beyon, la traducción de la palabra arte, un girasol en medio de un campo de rosas y es el sol en la mañana de muchos.
La dama pinta y es posible que al verla pienses que solo sabe mezclar colores y escuchar Ariana Grande, pero está graduada de Mixología Botánica y algo memorizó. Sus collares no tienen fallas para ocultar mi olor y aprendió a pelear lo suficiente durante el curso general.
Hay un punto donde debo abandonar el auto y caminar hasta la cabaña que fue mi hogar. Conozco el bosque como la palma de mi mano y no es difícil llegar aún cuando solo la luz de la luna es lo que ilumina el camino.
El ambiente frío, la oscuridad y el olor a soledad me causa ganas de cantar, todo hace eco en esta profundidad y el crujir de las ramas bajo mis pies resuena con fuerza.
Siempre me han parecido extraños estos bosques, ya que cuando era pequeña solía ir a acampar con mis padres y en las noches podíamos escuchar grillos, sapos, búhos o cualquier animal, sin embargo en Rougemont... No hay nada.
Desde la lejanía puedo discernir la cabaña, las luces están encendidas y una figura se mueve afuera con audífonos puestos, hay un montón de hojas sobre la mesa de madera y sonrío con melancolía sin entender cómo soporta esta soledad.
Me acerco hasta estar detrás de ella y toco su hombro, inmediatamente se retira uno de sus audífonos.
—¿Cómo va tu brujería al aire libre?
—Llama bruja a una galena que no sea yo y tendrás que dormir con un ojo abierto —me abraza y me propina dos besos en las mejillas — Tengo un récord haciendo estos.
Me muestra el collar que brilla entre sus dedos. «Se ve diferente a los demás».
—¿Por qué se ve así?
—Resulta, que cuando llamaste no tenía los materiales necesarios y tuve que ir a casa de mi abuela, ella me ayudó a conseguir todo y me dió este libro, de cuando era estratega —levanta de la mesa lo que parece una enciclopedia y lo abre en una página exacta —Mira lo que encontré.
Leo tratando de entender bien la información y es difícil entender de que plantas habla, ya que nunca tomé clases en la academia y no sé nada sobre Mixología Botánica; pero...
—¿Capturaste la luz de la luna dentro del collar?
—Básicamente, solo un rayo de esta, pero si logras transformarte con este collar puesto, podrías convertir a tu loba en la bestia que llevas dentro —lo detallo unos segundos y ella vuelve a hablar —Claro también sirve para ocultar tu olor.
—¿Cuántos lobos han usado la luz de la luna para pelear?
Sonríe dudosa antes de secarse el sudor imaginario de la frente.
—Ninguno, según mi abuela. La gran Diosa Luna utilizó la luz de la luna una vez para enfrentarse a los ángeles del infierno.
—¿Quienes son los ángeles del infierno?
—Las hadas —responde obvia y tomo el collar poniéndolo en mi cuello.
—Nunca he visto una.
—Por eso —empieza a guardar sus cosas —Te falta historia lobuna, chica.
Abro la mochila que traje y saco lo que encontré con ayuda de Ilena en casa. «Mi peluca y la otra de mis dagas».
La ayudo a meter todas las cosas y ella me ayuda a prepararme, pongo las pociones en mis bolsillos, mis dagas donde van y recojo mi cabello castaño en una trenza antes de la peluca fucsia.
—Ash —la llamo al salir de mi vieja habitación.
—¿Sí? —está en el sofá llenándose de pizza, al mismo tiempo que mantiene la vista fija en la televisión.
—Ya me voy.
Lo que digo llama su atención, suelta todo y se pone de pie para detallarme... No sé por qué me parece una locura la sonrisa orgullosa que me dedica.
—Luces como toda una cazadora de bestias —felicita, como si lo que estoy apunto de hacer fuera un logro.
—¿Gracias? —murmuro.
—Vete ahora, faltan seis horas para que amanezca.
Me encamino hasta la puerta y me detengo antes de salir.
—Voy a casarme.
—Ow... ¡Guau! Pues, en hora buena —parece más confundida que feliz.
—Seh —le sonrío sin poder evitarlo, ya que, ni siquiera yo imaginé que iría a casarme tan rápido —Estás invitada y te enviaré la invitación pronto con los detalles.
Asiente sin saber qué responder y le lanzo un beso antes de cerrar la puerta detrás de mí.
Doy un par de pasos y me detengo para detallar el bosque.
Sé que cuando haga esto no habrá vuelta atrás, pero es el precio por la seguridad de mi alfa, porque esta es la garantía de que nada va a pasarle.
Cuando llegué a este mundo no sabía nada sobre lobos o criaturas, no sabía pelear, ni cocinar algo más allá de un emparedado; y pude haber aprendido todo lo que sé ahora, sin tener que pasar mi valor por el fuego.
Porque desde que los vampiros me raptaron, todo en mí cambió, una parte animal que no sabía que tenía se encendió, convirtiéndome en una mujer dispuesta a pelear por lo suyo; no soportaría ver cómo me arrancan lo que se me hizo tan difícil volver a tener.
Y no solo hablo de estar con Aidan, para mí ha sido difícil volver a confiar en alguien que no sea yo, detener las pesadillas que me atacan donde siento que ellos volverán por mí.
Así que, desde ahora prefiero ir yo por ellos.
Algo escuché por ahí y ni siquiera recuerdo de quien, pero fue sabio al decir ¨En la vida te salvas si corres y no te caes¨.
ESTÁS LEYENDO
Entre las garras del alfa©
WerewolfDespués de 2 años, Luz y Aidan vuelven a encontrarse. ¿Ella? Más madura ¿Él? Muy amargado. ¿Qué tan peligrosa puede ser una loba que ni siquiera ha logrado transformarse? Pues, parece que no lo suficiente para librarse de un alfa resentido. Ella des...