Capítulo 5: La verdad.

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Luz.

¿Conocen esa amistad que dura años? Qué tienes miedo de no volver a ver, con la que siempre tienes esperanzas y terminas imaginando toda una vida con esa persona a tu lado.

Eso me pasa con Deylin.

La amo y sé que ella también a mí.

—Wow —Es lo último que susurro después que ella termina de hablar sobre cómo ha ido su vida.

Deylin Mariet, sí... Aún no se casa. Es una hermosa morena de veinte años, directora de toda un área de emergencias. Está graduada de la academia y le falta poco para terminar su carrera como veterinaria en el mundo humano.

Esto es a lo que aspiraba en la vida.

Me siento un poco mal, porque no terminé como quería, pero no puedo evitar sentirme feliz por ella. Después de todo siempre he recibido su apoyo.

—Cuéntame de ti, no volvimos a hablar después de aquel día... Intenté llamar, pero entendía que necesitabas tu espacio, luego apareciste en la boda más cambiada. Pensé que ibas a quedarte y cuando quise acercarme ya no estabas —Medio sonríe.

Me acomodo mejor en los muebles de su oficina que es casi tan grande como la de la señorita Onai. «Es agradable volver a vernos».

—Pasaron muchas cosas... Pero estoy bien, es lo importante.

Mi respuesta parece desatar una bomba dentro de ella, ya que desata una ola de preguntas.

—¿Estás bien? ¿Estás de acuerdo con todo esto? —pregunta con efusividad —¿No te importa que se haya casado? ¿Y qué usa la pulsera? ¿Que Aidan va a ser...?

—¿Qué hace la pulsera? —interrumpí con la mención del objeto.

—Lo hace insensible ante el olor de su alma gemela...¿No lo sabías? —Parece confusa.

—¡A ver! Deylin ¿Tú cómo sabes todo eso?

—Yo la hice.

Aprieto los puños llena de resentimiento, es un idiota. «¿Por qué demonios usa esa mierda?»

—Así que, iba en serio lo de sacarme de su vida —Suelto un suspiro.

—No estoy segura, no he vuelto a hablar con el alfa desde lo que pasó. A veces viene a la academia, pero siempre está con su esposa. De hecho Simone me pidió hacer la pulsera, dijo que solo querían asegurar su relación.

—¿Asegurar su relación? —pregunto asqueada al aire —¡No tienen una relación! ¡Ni siquiera duerme con ella! —Me estreso y tomo mi teléfono para llamar a Guillermo —volveré más tarde.

Salgo corriendo de aquella oficina y con rapidez encuentro la salida, Guillermo llega en pocos minutos, subo adelante e intentó no demostrar mi enojo mientras hablamos.

—Bueno, estaré aquí para cuando necesite salir otra vez —dice deteniendo el auto en la entrada.

—Gracias —Intento sonreír y salgo a tropezones de la Jeep, pero lo último que dice me detiene por cortos segundos.

¨Que bueno que regreso, Luna¨

Es la primera persona que me llama así desde que llegué.

Una sirvienta me abre la puerta y sin importarme la empujo, tampoco me molesto en saludar a Simone que me sonríe desde el pie de las escaleras... «Es una perra».

Entro al despacho de Aidan y su esposa viene detrás de mí, cierro la puerta antes de que logre entrar y la aseguro. Él levanta la cabeza de su laptop detallándome con confusión.

Entre las garras del alfa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora