Epílogo.

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Hola! Antes de iniciar con nuestro preciado capítulo final, quiero que escuchen esta canción de un artista de mi país, me gustaría que me ayudaran a dejarle muchos comentarios haciendole saber que van de mi parte, ya que quiero que nos presté su canción para algo en el futuro no muy lejano.

Ahora las dejo disfrutar del capítulo, recordándoles que los amo a cada uno limones. 🍋💜


Luz.

Todo debía estar bien al final.

A veces conocías a personas destinadas a estar en tu memoria y no en tu vida, dependía de esta, ser el recuerdo por el que ríes o por el que nunca dejas de llorar.

Estamos en el hospital de la academia, cubrimos a Ayla para que nadie la viera, y los mismos galenos que la trajeron al mundo están presentes con Deylin como jefa, estamos en una de las alas menos transitadas y en una habitación recóndita.

La pequeña está nerviosa y se le nota, está sentada en las piernas de Aidan y creo que ver tantas personas con casi la misma ropa mientras se mueven a su alrededor es agobiante para ella.

—Papá está aquí —escucho como le murmura y deja un beso en su frente.

—Cariño ¿Confías en tu tía? —la morena pregunta y Ayla duda antes de asentir —Necesito que tomes esto ¿Bien?

Me mira como si esperara mi aprobación y es como hemos practicado tantas veces esto, donde yo le decía que no debía comer o beber algo sin que yo lo autorizara, mientras estuviéramos fuera de casa.

—Está bien —lo que digo sale como un murmullo y es que los nervios hasta me obstaculizan el paso del aire.

Ella lo bebe despacio y vuelve a abrazarse a Aidan.

—Estén listos, en pocos minutos estará...dormida —los demás se mueven rápido y pensar que con dormida se refiere a sin vida hace que se me cristalicen los ojos.

Aidan no deja de abrazarla y deben estar así para cuando todo pase.

Me muevo desesperada y que cierre los ojos y deje de apretar a su padre me hace dar dos pasos atrás.

Solo voy a confiar.

Hace muchos años cuando el ser humano estaba en sus principios, de los cielos descendió una Diosa, una que podía viajar entre las sombras de la noche a increíbles velocidades, también tenía habilidades para escuchar o ver con claridad en medio de penumbras, se dice que vino en busca de lo que los humanos llaman amor, era tan hermosa que rápidamente llamó la atención de un mortal.

Ella era hija de dioses, poderosa y única en su especie, joven e inocente, su nombre era Luna.

Él era un simple mortal, un joven corrompido por la ambición humana y de nombre olvidado con el paso de los siglos.

Aun así, ambos se habían enamorado, dispuestos a luchar contra lo que fuera para permanecer unidos, decidieron esconderse en un área no habitada en el continente europeo, en medio de bosques y con la esperanza de que nadie los encontrara nombraron su nueva tierra como Rougemont...

En poco tiempo la Diosa dio a luz a una nueva especie, una capaz de correr kilómetros sin descanso, con una visión nocturna y la audición más desarrollada. Lo increíble era que había adquirido la forma más salvaje en la que podía ser representada la ambición humana, con garras y ojos cambiantes; y también tenía la capacidad de parecerse a los humanos sin la necesidad de abandonar sus dones.

Entre las garras del alfa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora