Capítulo 24: Solo tres.

8K 497 20
                                    


Hoy es 20 de agosto, así que feliz cumpleaños para mi fucsia de carne y hueso.☺


Luz.

Crecí escuchando a las mujeres embarazadas decir que crear una vida solo les daba felicidad.

Sin embargo, no me siento feliz en lo absoluto.

Soy nueva en esto y me asusta no poder ser lo suficientemente buena, también me asustan todos los cambios que esto implica, en mi cuerpo, en mis estudios, en mi tiempo libre, en mi relación con mi alfa celoso... En la relación con mis padres.

Los alpes me reciben con una helada ventisca ya que es más de la hora de la cena, la casa es bonita y la calefacción es excelente, sin embargo no la detallo mucho, ya que el cansancio nos deja a ambos en cama hasta el día siguiente.

Despierto y sintiendo la pesadez de mi cuerpo, miro el reloj que marca las cinco y media de la mañana, Aidan aún duerme a mi lado, por eso no me levanto y estiro el brazo para registrar mi télefono.

Un correo salta en mi buzón, es de Deylin.

«¿Embarazo lobuno?» Entro rápidamente al documento y no sé como pero empiezo a leer tratando de asimilar las cosas que dice.

El embarazo solo dura tres meses, el bebé toma su tamaño normal en el segundo mes, y es posible que se mueva ante un estímulo desde ahora.

Los alfas o alfas reales se unen al bebé en el momento de nacimiento, esto asegura la fuerza de la cría como lobo, si no será tan débil como cualquier otro licántropo.

Aidan empieza a moverse y apago el teléfono lista para despertarlo, al ver como se desespera entre sueños.

—Shh —paso suavemente mi mano por su cara y toma mi muñeca con fuerza —Soy yo, soy yo...

Despierta asustado mirando a todos lados y me detalla con el ceño fruncido, no dice nada y me preocupa cuando me pone las manos en el abdomen.

—¿Aidan? ¿Hay algo mal?

Levanta mi pijama dejándolo al descubierto, lo mira como si pudiera ver qué hay a través de mi piel.

—Lejos está, bestia que..

—¿Estás loco? No cantes eso —trato de alejar sus manos de mi bebé, pero vuelve a ponerlas con más fuerza y no sé por que lo dejo que vuelva a empezar la escalofriante canción.

—Lejos está, bestia que cuida de mi corazón, brillo en la luna refleja bien el agua bajo mis pies, para poder dormir junto a...

Veo colores de la nada, pierdo el concepto de mi misma, no sé qué hago ni dónde estoy, sólo me centro en el movimiento de mi abdomen, como si algo... Alguien hubiera empujado desde adentro.

—Aidan —se pone de pie y empieza a dar vueltas como un animal enjaulado.

—¡Bruja! ¡Aparece ahora!

—¿Qué estás haciendo? —Estoy presa del miedo y lo que menos deseo es que eso aparezca y le haga algo a mi bebé.

—¡Bruja, te exijo que vengas aquí!

—¡Detente ahora! —siento que la garganta se me desgarra con el grito que suelto cuando las ventanas se abren solas.

No espero a que la ventisca me congele la nariz, ya que corro como alma que lleva el diablo hasta la puerta, Aidan me atrapa antes de que pueda salir de la habitación y pataleo tanto como puedo.

—¡Aparece ahora!

—¡Dejáme, joder! ¡No me metas en tus locuras! —que me ignore hace que empiece a llorar y pierdo color cuando la misma bruja aparece frente a nosotros envuelta en lo que parece ser un tornado.

Entre las garras del alfa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora