CAPÍTULO 47

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VAREK

– Mi hija no ha podido hacer eso – niega Tom con la cabeza.

Tomo otro trago de whisky y muevo despacio la cuna de mi hija para evitar que se despierte.

– ¿En serio te lo crees? - sigue hablando.

– No – admito.

– ¿Entonces porqué estás aquí?

– Porque se me ha cruzado el cable y necesito que tenga una buena explicación.

– Estoy seguro que ella también está en blanco con todo esto.

– Ella debe saber de cuando es la foto. Ya le he dicho que cuando quiera decírmelo, aquí estaré.

– ¿Y que tiene que ver Emy en todo esto?

– Mi hija es la única que puede calmarme.

– Eso no es motivo para llevártela como lo has hecho.

– Puede venir a verla – doy otro trago.

– Su casa no es esta Varek.

– No he venido a discutir contigo Tom – me levanto – si puedo quedarme aquí bien, sino me voy con mi hermana y Max.

– Puedes quedarte, pero estás haciendo las cosas mal.

– Igual de mal que tú con Shana – le echo en cara.

Cojo a la niña y subo a la habitación de invitados. Me tumbo y la pongo encima. Aspiro su aroma mientras una lágrima recorre mi mejilla.

– Papa – susurra.

– Dime princesita.

– Te ero – me mira adormilada.

– Yo también te quiero – sollozo.

Me abraza por el cuello y me derrumbo con ella.

No creo que Barbara haya sido capaz de hacer algo así, pero tampoco me cuadra nada. La foto no miente y la fecha no lo sé. Pero parece real, está grabada legalmente y no parece que sea mentira.

Ella tiene que saber perfectamente quien es y no me ha dado explicaciones de nada. No me sirve que me diga que no es verdad y que se quede ahí. Necesito más para estar tranquilo.

– Teno abe – susurra.

'Mierda, pensaba que había comido ya'.

La cojo en brazos y bajo.

– ¿Tienes potitos de la última vez que se quedó aquí? - le pregunto a Tom.

– Queda uno en la nevera.

– Esta tarde iré a comprar.

Lo caliento y la siento encima de mi regazo.

– Ta beno – sonríe.

Es imposible no calmarme con ella. La necesito como el aire para respirar.

– Tienes que comértelo todo – acaricio su mejilla.

– ¿Mama? - pregunta con los ojos brillosos.

– Está comprando con la tía Shana. Luego viene.

Asiente y sigue comiendo hasta que termina todo.

– Te he dejado un plato de comida ahí – señala Tom la encimera.

– Gracias – le digo.

– Come, yo me subo con la niña a dormir.

– Vale.

Le doy un beso y se suben los dos. Tardo en comer más de lo normal porque tengo el estómago cerrado.
Una hora después, me tumbo en el sofá e intento descansar.

Casi cuando estoy dormido, suena el timbre. Me levanto cansado y abro.

Barbara me aparta de un empujón y Shana entra sin mirarme.

Subo a por Emy que ya está despierta y aviso a Tom de que están aquí.

– Cariño – la coge de mis brazos.

– Mama – sonríe ella.

– ¿Estás bien aquí? - pregunta.

Asiente contenta y señala el sofá para que se siente con ella. Me echo a un lado y le sonrío a mi hija. No quiero que ella pague por nuestros problemas aunque creo que ya es un poco tarde.

– Vas a estar unos días en casa del abuelo, ¿vale?

– ¿Oe?

– Porque tengo cosas que hacer con la tita – la señala.

Tom baja y se queda sentado en el último escalón. Shana no lo mira y él se pasa las manos por la cara nervioso.

– El abuelo te va a cuidar muy bien. Voy a venir a verte todos los días – le sonríe.

– ¿Papa? - me señala.

– Si papa también te va a cuidar – asiente.

– Eso – pone morritos.

Barbara le da un beso y ella niega con la cabeza.

– Mama papa. Eso – me señala.

Sabe que siempre nos damos besos y ahora ve raro que no lo hagamos.

Barbara se desliza en el sofá con ella y me da un beso en la mejilla. Aprieto los puños y me trago las ganas de llorar.

– Oca – se señala la boca.

– Ya está Emy – le dice su madre.

– Oca – hace un puchero.

– Vale vale.

Barbara pega sus labios a los míos tan suavemente que apenas lo he notado.

– Oto – mi hija nos mira seria.

– Emy... - suspira.

La cojo de la barbilla le doy un beso en condiciones. No quiero ver a mi hija preocupada. Ella aplaude y Barbara se aparta sin mirarme.

– Papá – llama a Tom – aquí tienes potitos, pañales, su crema del cuerpo y juguetes. También dos chupetes de más por si pierde el que tiene.

Mi hija se va al suelo y empieza a jugar con su pato preferido.

– ¿Cuánto va a durar esto? - le pregunta él.

– Lo que sea necesario – se limpia una lágrima.

– ¿Por qué no estás trabajando? - le pregunta a Shana.

– Tengo una semana de asuntos propios.

– ¿Qué vais a hacer? - me acerco a ella.

– Cosas – dice simple.

– Nadie se pide una semana de asuntos propios así porque así – la miro desconcertado.

– Solo quiero descansar – se encoge de hombros.

– ¿Qué vas a hacer? - le pregunto a Barbara.

– Nada que te interese – pasa por mi lado y me choca el hombro.

– No te metas en problemas – advierto.

– Te has ido de casa para no saber nada de mi ¿no? - solloza – Pues por favor, a partir de ahora no te metas en mi vida.

– Barbara... - quiero decirle que eso no es exactamente así.

– Papá si necesitas algo ven a casa. Igualmente vendré todos los días – me corta.

– Vale – asiente.

Salen sin decir nada más y me quedo mirando con lágrimas en los ojos. Observo a Tom y veo que está igual. Sube las escaleras de nuevo con el ánimo por el suelo y yo me dejo caer en el sofá.

HABITACIÓN 001 [+21] [2 PARTE DE CELDA 001] [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora