HABITACIÓN 001 [+21] [2 PARTE DE CELDA 001] [TERMINADO]

CAPÍTULO 33

BABI

Entramos por la puerta de casa y mi hermana nos recibe desde nuestra piscina junto a Drake.

– Creo que no nos habéis echado de menos – dice Varek a mi lado.

– Pues no mucho – se ríe mi hermana.

Dejo la maleta ahí apartada y me acerco para saludarlos. Me abrazan los dos y acabo mojada, pero lo agradezco porque hace una calor inanguantable.

– Estás muy morena – me mira mi hermana.

– He tomado bastante el sol.

– Vamos a sentarnos – propone Drake.

Varek mete las maletas rápidamente y nos sentamos junto a ellos.

– ¿Que tal todo por aquí? No veo nada roto – digo mientras observo.

– No hemos roto nada – mi hermana pone los ojos en blanco.

– Bueno...

– Cállate – mi hermana corta a Drake.

– ¿Qué ha pasado? - se ríe Varek.

– Nada – dice poniéndose roja.

– Sarah... - me pongo en modo cotilla.

– Que nada – niega rápidamente – contadnos vosotros.

– Ya sabéis todo. No he parado de mandar fotos del viaje.

– Cierto, tengo la galería llena – se ríe Drake.

– ¿Hay novedades por aquí? - pregunta mi novio.

– Si – asienten los dos.

– ¿Qué? - pregunto impaciente.

– Tienen a Keyan – habla Drake.

Centro mi vista en Varek que tiene los ojos igual de abiertos que yo.

– Tienen a Keyan... - susurro - ¡Tenemos a Keyan!

Me levanto y salto con ganas. Le quedan los días contados.

– Hay que hacer algo – voy a por Varek y me aferro a su camiseta.

– Barbie...

– Hay que matarlo ya. ¡Esa escoria no puede seguir viva! - exclamo.

– Calmate – coge mis manos – no podemos hacerlo a lo loco.

– Hay que idear un plan – digo rápidamente.

– Acabamos de llegar – me acaricia la mejilla – vamos a relajarnos. Ya tendremos tiempo de pensar, no va a volver a huir.

– ¿Y si lo hace?

– Está ya en prisión – informa Drake.

– ¿En cuál?

– En Bradford – dice mi hermana.

– Se lo merece. No va a salir vivo de ahí – digo firme.

– En estos días lo pensaremos, pero no quiero que te agobies – me mira Varek.

– No estoy agobiada, estoy ansiosa – rectifico.

– Todo llega – dice.

– Bien – me tranquilizo – pero no quiero dejarlo pasar.

– Tranquila, yo te apoyo en esto.

Nos volvemos a sentar y ya esta mi mente maquineando cualquier cosa para verlo muerto. Debo estar tranquila, no puedo hacerlo a lo loco y que salga más.