CAPÍTULO 53

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VAREK

– ¿A dónde vas? - pregunta Barbara.

– A comprar los productos de la piscina, no quedan – miento.

– Ah vale.

– Ahora vuelvo – le doy un beso – adiós princesita.

Me gira la cara y sigue viendo los dibujos. Está enfadada conmigo desde que no quise comprarle el puto pato. Me tiene desquiciado y al final siempre se sale con la suya.

Cojo el coche y llego hasta la tienda de animales que hay cerca de casa.

– Buenos días – saludo al entrar.

– Hola – me responde amable una mujer - ¿En que te puedo ayudar?

– ¿Tenéis patos? - pregunto avergonzado.

– Si, sígueme.

La sigo y me enseña una sala una sala llena de ellos. Hay mierda en todos los sitios. 'Que puta asquerosidad'.

– Dame el blanco con el pico naranja.

– También tenemos patos bebés, pero son más coñazo de cuidar.

– Me llevo el grande.

Yo no pienso estar cuidando patos y veremos a ver si Barbara lo hace. Si se pueden cuidar solos, mejor.

– Son doscientos euros – dice. Encima pago por algo que no quiero.

– ¿Me lo puedes poner en una caja?

Me mira como si fuera tonto.

– Es que es un regalo para mi hija – explico.

– Puedo dártelo en una jaula opaca.

– Está bien – asiento.

– ¿Quieres comida y esas cosas? - pregunta.

– Si.

Me pone todo lo necesario en una bolsa y me explica el cuidado que tiene que tener. Me la suda, se lo diré a Barbara y que lo haga ella. Dijo que le daba igual tener uno, ahora se lo va a comer ella.

– Gracias – le digo saliendo por la puerta.

El pato empieza a graznar detrás de mi asiento y ya quiero estrangularlo.

– Callate – mascullo y subo la voz de la música.

Llego a la casa y menos mal que se queda callado.

Entro y mi hija me observa con atención. Pongo la jaula delante de ella.

– Ábrela – le digo.

– ¿Que es eso? - pregunta Barbara desorientada – No tiene pinta de que sean productos.

– Que la abra – me siento cansado en el sofá.

– Ella no puede.

Se levanta y la abre lentamente. 'Tiene miedo de lo que pueda salir'.

Da un salto hacia atrás junto a un grito cuando el pato salta y empieza a corretear por el salón.

– ¡UN ATOOOOO! - grita eufórica mi hija.

– ¿Qué cojones? - lo mira Barbara con los ojos como platos.

– ¿No querías pato? - miro a Emy – toma pato.

– Asias papa – me abraza con ganas.

– Si gracias – mascullo.

– Asias asias – repite y me da muchos besos.

HABITACIÓN 001 [+21] [2 PARTE DE CELDA 001] [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora