i wanna be yours | eddie munson x male oc

𝟔𝟏. 𝐍𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐦𝐞 𝐞𝐧𝐟𝐞𝐫𝐦𝐨

Luego de ese día donde el menor no supo manejar sus celos, Kit comenzó a presentar síntomas de un resfrío, a la semana ya debía quedarse en cama durmiendo, Jacob había llamado al médico y casi que culpaba a Eddie por devolverle así a su pequeño, el de rulos no podía sentirse más culpable sin importar que el menor le repitiera constantemente que todo estaba bien. Se la pasaba a su lado, le llevaba la comida a la cama, lo abrigaba y lo cuidaba cuando por las noches levantaba fiebre.

Dante era quien le llevaba las tareas del instituto, las más difíciles ya estaban hechas, no quería que el chico se esforzara estando cansado, y también funcionaba como excusa para ver cómo estaba el niño bonito.

- Hey, ¿cómo estás hoy, enano? - lre preguntó con una sonrisa luego de saludarlos.

A Eddie no le agradaba que se le acercara, pero se mantenía en silencio de brazos cruzados, había acercado la silla del escritorio de Kit a su cama y se había sentado a su lado, miraba al adolescente sin controlar sus expresiones faciales. Parecía que en cualquier momento lo tiraría por la ventana, pero Dante lo ignoró y se sentó junto a Kit, poniendo su mano en su frente.

Kit sonrió ante el apodo, que era lo que tampoco le gustaba a Eddie. ¿Enano? Era ridiculo, cualquier cosa que saliera de su boca le parecía ridícula.

- Un poco mejor, gracias por traerme las cosas.

Eddie alzó una ceja y se mordió la lengua, mirando hacia otra parte. Lo más difícil era tener que guardar silencio cuando las manos del intruso revolvían los cabellos de Kit y se posaban en su brazo, pero suspiraba intentando ser lo más silencioso posible.

- No es nada, Kit - le sonrió con amabilidad y palmeó su pierna, parándose bajo la mirada casi asesina de Eddie -. Sólo leélas, hice las más complicadas y también con Sarah tomamos nota para traerte la clase entera.

Kit rió. - Gracias, en serio, son muy amables.

Aunque la rubia no le caía bien y ya hasta le parecía tonta, agradecía ese pequeño gesto de amabilidad. Dante sonrió y asintió, metiendo sus manos en sus bolsillos.

- Bien, entonces... si necesitas algo más, llámame y vendré ¿okay?

Kit asintió. - Sí, no te preocupes, Eddie me cuida.

El de rulos forzó una sonrisa sin quitar la mirada fulminante al contrario, que lo miraba incómodo, había sentido su mirada pesada sobre él desde el instante que caminó dentro de la habitación y no había hecho mas que ignorarla, pero ya no podía fingir que no existía.

- Sí, Dante, yo lo cuido.

- Okay - sonrió confundido -, de todas formas si necesitas algo hazlo. Nos vemos, entonces.

- Adiós. - le sonrió Kit viéndolo irse, tomando las hojas que le había llevado. No había mentido, la mayoría de las tareas estaban hechas, habían hojas sueltas donde ponía "notas de la clase para Kit" y "Que te mejores, enano:)" con muchas caritas felices alrededor que lo hizo reír.

Eddie apretó los labios y tomó algunas hojas sueltas, analizando el contenido bajo la mirada divertida del menor. - Pues... tengo que admitir que no está nada mal.

Kit rió por la mueca que hizo al soltar la hoja, como si la peste proviniera del material y no de quien estaba realmente enfermo. - Okay, en serio tienes algo en contra de Dante.

- ¿Yo? - subió la mirada hasta su chico y bufó - Claro que no.

Kit se recostó de lado y lo observó con una sonrisa. - Dante te tiene miedo, eres concisciente de ello, ¿no?

Eddie sonrió de lado y se acomodó en la silla. - Genial, eso es genial.

- No lo es - rió por lo bajo -, cree que lo odias, me lo ha dicho.

Oh, él lo hacía, pero hizo su mejor cara de inocencia y negó.

- Es un poco idiota tu amigo ¿no? Está como paranoico.

Kit le sonrió y se cubrió con la cobija de manera que sólo sus ojos lo veían, Eddie sonrió ante esto. Entendía que su chico era muy bonito, muy adorable y a la vez muy, quizás demasiado, caliente, pero no le gustaba que se le lanzaran encima como si él no existiera.

- Es mi amigo, Eddie, quiero que se lleven bien.

Él suspiró y bajó la vista. - Lo intentaré, pequeño.

Le parecía imposible interactuar con Dante sin querer lanzarle una silla por la cabeza, pero no podía decirle que no a los ojitos que lo miraban escondidos entre todas las frazadas.

- Gracias.

Eddie lo miró con una sonrisa divertida. - ¿También quieres que me lleve bien con Sarah?

Kit entrecerró los ojos y negó. - No, la verdad no. Pero no soy quién para controlar lo que hagas.

Eddie rió y se inclinó sobre la cama, acercándose al menor. - Eso no quita que te pongas celoso.

- Tienes razón, además me cae mal. - dijo con el ceño fruncido, lo que le sacó una risa a Eddie y se estiró para besar su frente.

- Sólo te molesto, a mí me cae peor.

Ambos rieron por lo bajo tontamente, Kit se calló de golpe y luego estornudó tan fuerte que se mareó, el mayor al instante tomó papel para pasárselo y se sentó a su lado con una mirada preocupada.

- Te disculpas una vez más, Munson, y te estornudaré en la cara. - le dijo con advertencia cuando el mareo se pasó, él sonrió con pena.

- Debí haber puesto el calofector o algo.

Kit bufó. - Nos habríamos asfixiado. En serio, no tienes nada de qué sentirte culpable, es más, si hay un culpable aquí son mis estúpidas defensas bajas.

- Okey. - dijo entre risas.

Se paró de la silla, se sacó la chaqueta y la colgó en donde anteriormente estaba sentado, se sacó las zapatillas, abrió las cobijas y se metió a la cama junto a Kit.

- ¿Qué haces? Salte.

Eddie negó y se acomodó mejor, extendió su brazo y el otro lo flexionó detrás de su cabeza. - Ven.

Kit negó y se escondió aún más entre las frazadas. - ¡Te contagiaré!

- No lo haré, pequeño tonto, ahora ven, sé que quieres - dijo mirándolo con una sonrisa de lado, el menor dudó -. Damons...

- Vas a enfermarte y vamos a necesitar un montón de papel higiénico. - le dijo con el ceño fruncido, negado a acercarse al mayor.

- Nunca me enfermo, ahora ven, hablo en serio, si no lo haces te sacaré de allí, Kit, y sabes que soy capaz de hacerlo. - lo miró desafiante.

Kit suspiró y salió de su escondite para acercarse con timidez al mayor y recostarse a su lado. - Que conste que me obligaste.

Pero no iba a negarle que en realidad necesitaba estar así, Eddie lo sabía, sólo sonrió y lo abrazó luego de taparlo mejor, besó su frente y entrelazó sus piernas, sacándole una risa al menor.

- A dormir, Damons.