Capítulo 17 Y que bien besa.

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Se acerco a mí y presionó sus delicados labios sobre los míos, juro que las piernas se hicieron gelatina, y probablemente estará en el suelo, de no ser por unas firmes manos que me sujetaban, yo respondí como era de esperar, devolviendo con la misma intensidad que el daba. Dejándome llevar por el momento me subí a la encimera de mármol. Hasta que me acorde de que las personas normales respiran y yo llevaba tiempo sin que mis pulmones recibieran aire. Se separó de mí con la respiración entrecortada, en sus ojos, ahora grises, dilatados por el deseo.

Mi corazón latía desbocado, y no lo culpo, esos besos de atracción magnética hacían enloquecer a cualquiera.

― Aria― Gemio en mis labios. Suspiré queriendo encontrar el aire que me faltaba.

En un momento de lucidez, me giré, regañándome a mi misma. Esto no estaba bien, era su amiga y con eso debería bastarme, pero el sabor a menta de sus labios me hacía perder la poca cordura que aún conservaba.

En un frío silencio, cocine, notando su presencia, en ocasiones de reojo lo veía enfrascado en su teléfono móvil, y recordé la primera impresión que me llevé de él, y sus conclusiones Está muy bueno no exactamente esas palabras pero si algo parecido, ahora añadiré Y que bien besa.

― ¿No vamos a entablar una conversación?

―Que buen día hace― respondí automáticamente.

― ¿En serio?

― Ha sido un error― resoplé cerrando los ojos.

― ¿Eso es lo que piensas realmente?

― Martin probablemente haya sido el mejor beso de mi vida, pero eso no cambia las cosas, tu eres mi amigo y te quiero como tal.

― Repítetelo hasta que te lo creas. ― dijo.

Un rato después llamé a Lily para saber cómo se encontraba, ella dijo que se lo estaba pasando fenomenal y que no había motivos para preocuparse, pero es inevitable la quiero como si fuese mi propia hija.

Me enfundé en un biquini, negro con franjas blancas y salí al jardín.

El Sol penetraba con fuerza, me tumbé en una hamaca, agarre un libro y mis gafas de sol.

Cincuenta sombras de Grey está sobrevalorado, es cierto que es precioso. Christian se resiste al amor que le consume y Anastasia se destruye y al mismo tiempo se descubre, pero evidentemente que es fantasía, ya que a mi Martin me atrae, y no me corro cada vez que lo veo.

― Aria eres una ninfómana― Levanté la vista encontrando al perfecto idiota que me volvía loca.

― No lo discuto.

― ¿Te parece bonito? ― Quería aparentar seriedad, pero esa media sonrisa le delataba. Afirme haciendo una mueca divertida.

Me cogió en brazos, y juro que sentí como un cierto cosquilleo, un increíble calentón, no me había dado cuenta de que estaba en bañador y esos fuertes brazos me motivaban demasiado.

Fue todo tan rápido que de un momento a otro me encontraba bajo el agua, a centímetros de él, me subí a su ancha espalda tosiendo porque había tragado como media piscina.

― Maldito bastardo― Chillé

― Fiera relaja― dijo divertido, mientras me posicionaba los pies en su cintura.

― Estaba muy tranquila leyendo

― ¿En bañador? Pequeña eso se llama provocar, leyendo novelas para amas de casa, apuesto lo que sea que en tu mente ese tío era yo.

― Más quisieras― Me aparté de Martijn nade unos metros, hasta que me alcanzó.

Posiciono mi cuerpo delante del suyo, sintiendo TODAS las partes de su ardiente cuerpo.

Ahora tengo un motivo más para amar el verano.

Besó mi cuello, con suavidad y lentitud y no es que fuese mi punto débil como la mayoría de las mujeres, pero era innegable que me gustaba. Giré mi cabeza y junté nuestros labios, agarró mis glúteos los subió para que enrollase mis piernas en su cintura, puse mis brazos en su cuello, despacio sintiendo sus fornidos bíceps, eso era el equivalente a comprar una fábrica de Oreo.

Me percaté de que nos sumergíamos, así que igual que él cogí aire y uní mis labios con los suyos, cerrando los ojos instintivamente.

No sé cuánto tiempo estuve bajo aquellas aguas, pero cuando subí sentí mis pulmones arder. Lo que si sabía es que había valido la pena.

Ya los dos duchados, por separado, como es lógico. Bajé al recibidor ya que estaban llamando a la puerta.

―Aria ve a ver quién es―puse los ojos en blanco sonriendo pervertidamente, pensando en cosas que no debería imaginar.

Quién había detrás de la puerta era el repartidor, con la cena, comida tailandesa, este chico tiene gustos muy raros o ha probado de todo.

Cuando mis fosas nasales detectaron el delicioso olor que desprendía la bolsa, recordé el hambre que tenía.

Martijn bajó solo con unos pantalones anchos que le quedaban jodidamente perfectos, yo llevaba una camiseta de los Angeles Lakers, como podéis imaginar era más falsa que una moneda de dos euros con la cara de Popeye, rayita se puede permitir esos lujos yo no.

―Corre, que estoy hambrienta―ya que se movía con lentitud y me desconcentraba.

Después de comer, fui al baño, me lave los dientes y demás. Me dirigí al jardín, haciendo pompas con un chicle que tenía en mi boca.

Vi a mi amigo sentado en el césped fumando un cigarro.

―Y yo que creía que eras un chico bueno―Me acerque lentamente y tumbada apoyé la cabeza en la zona superior de sus piernas.

―Eso es solo la opinión que tienen de ti sin conocerte y tú, pequeña tienes las de perder. ―respondió.

―Es cierto, a la madre de Lynn le costó entenderme y aceptarme tal y como soy

― ¿No te importa la opinión que puedan tener de ti?

―En absoluto, y no por ello he dejado de hacer lo que me gusta, quizás ha sido algo más complicado.

―Lo fácil aburre

―Y lo imposible obsesiona.

Acercó su cara a la mía y deslizó el humo que inspiré hábilmente.

― No eres tan buena como dices ser.

―Ni tan mala, hay que encontrar cierto equilibrio entre ambas.

Me besó, su aliento sabía a tabaco y no es que fuese el mejor sabor, abrí mi boca e introdujo su lengua que atrapó el chicle y se lo quedó, pasando después el cigarro.

― ¿Tienes miedo a algo?―Preguntó. Medite mientras daba una calada.

―Supongo, pero ninguna fobia si es eso a lo que te refieres, es más el perder a alguien como a un ser querido―Callé que también temía perderlo a él y con esto solo empeora las cosas desde mi punto de vista, Martin es mi tierra firme y eso es a lo que me aferro para no perder la cordura.― ¿Te lo pasas bien? ―Asintió.

―Mucho, no tengo tiempo para tomarme un respiro, unos minutos para darme cuenta de lo que me rodea, siempre es lo mismo, de un sitio a otro en un abrir y cerrar de ojos, sin sitio, sin rumbo fijo. Esto me sienta bien. ―respondió sincero.

Tiré la colilla y subí a su regazo, el bajó sus manos a mis delanteras que era con lo único que me sentía conforme, una talla noventa no la tiene cualquiera, lo recosté en el suelo y aparté mi pelo para que no interfiriese con la visión tan espectacular que tenía, besé su cuello sin prisa pero sin pausa, escuchando esos gemidos que eran como música celestial.


HOLAAA. Siento muchísimo el retraso, pero el ordenador y yo no nos llevamos demasiado bien y he tenido que volver a escribir el capítulo. Soy pésima, gracias a todos por votar y comentar y espero que os guste tanto como a mi me ha gustado escribirlo. VOTAD Y COMENTAD amo que lo hagáis.

#DE PARTE DE UNA BORDE.

~Kiss Me~Martin GarrixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora