Capítulo 33

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Anónimo

Sigo mirando al techo, es lo que llevo haciendo la última hora. Me pregunto si me sigo quedando aquí o me arriesgo a ir al hospital por Aitana. Y como si me leyeran la mente, ella, cierra la revista que leía en su cama, se sienta y me mira.

—¿Cuál es tu próximo paso? ¿Jugada? Porque ir con ella solo traerá problemas. No lo hagas.

—Nadie tiene porque verme—respondo sentándome quedándonos frente a frente.

—Al menos—cierra los ojos sopesando lo siguiente —....¿al menos puedes esperar que ella se recomponga? Ir así, de una, en su estado, no está bien.

—¿Le hicieron algunos estudios para descartar daños o alguna de esas cosas?

—Según lo que tengo entendido ya le realizaron una resonancia cuando la sacaron del coma y un electroencefalograma. Creían que iba a perder el habla o algo de eso y pues, no.

—¿No? Se cayó del cuarto piso y ¿Quedó indemne?

—Yo no dije eso. El milagro que esté viva, es, ahora que no le queden secuelas, esa ya es otra cosa. No sé mucho, tampoco es como que me involucro mucho en ello.

—Deberías hacerlo—digo ideando un plan.

—No trabajo en ese hospital.

—Podrías—la miré.

—Ah, no, eso sí que no, olvídalo —se levanta y camina hacía la salida. Yo la sigo.

—Es una buena idea. ¿Tienes contactos?

—No sé nada de medicina, mierda. ¿Me infiltro a caso?—me mira sabiendo la respuesta —, perdiste la cabeza —niega—¡Definitivamente has perdido la cabeza!—eleva sus manos frustrada.

Yo sé que lo aceptaría. Tarde o temprano lo haría.

Y yo me encargaré de eso.

Cien momentos ✅  [ Libro 2 De La Biologia Cien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora