Capítulo 34

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Aitana

Sigo en lo mismo. Sigo con dolores. Sigo con un vacío en el pecho ante la muerte de mamá. Ahora soy más conciente de mi cuerpo. Me dificulta mover un poco mi mano izquierda.

Llevo dos horas aislada, sin saber nada de nadie. Me han hecho estudios, me han revisado al menos cuatro veces en poco tiempo, me han hecho varias preguntas y yo me mantengo en lo mismo.

Sin poder responder.

Hace quince minutos fingía estar dormida, por lo que escuché la conversación de dos médicos.

No volverá a caminar

Una lágrima desborda mis ojos ante el recuerdo.

Está viva, debería conformarse con eso.

—¿Lo crees de verdad, Benett? Porque podrá vivir, pero los traumas incorporados y el daño, ya están. No es fácil salir de lo que ella. Retírate.

Salgo de mis cavilaciones cuándo una mano se apoya en la mía. Giro mi cabeza lentamente y me encuentro con una pequeña sonrisa de parte de Joey.

—De verdad, hice lo que pude pero...

Sé que se refería a mamá.

«Cállate»

—Cállame—responde como si me hubiera leído la mente.

Sonrío apenas y aprieto su mano para que se sienta bien, para que no se culpe de ello.

—Gracias—se acerca a mí y me deja un sutil beso en los labios—, gracias por no rendirte.—dice sin separarse de mí—. Gracias por cerrarle la boca a todos. Por sobrepasar los límites. Una vez más, me sorprendiste.

«Gracias, pero.....Quiero irme.»

Quiero volver a casa. Ver a Kovu.

Retomar mi vida. Incluso sin recordar lo que pasó. Lo último que me acuerdo es a Joey marchándose y el enterarme del embarazo.

Y luego....

Una caída.

Le hice un lugar en la camilla y él entendió el mensaje. Quería que se acostaste conmigo. Quería sentir el tacto de su cuerpo tocando el mío, incluso si había una tela separándome de su piel. Lo quería a él.

¡A la mierda los cables que tenía en mi cuerpo!

Me importa una mierda el hecho de un suero, intravenosa y no sé qué más, no hay mejor cura que tener a la persona que amas, contigo. En la misma habitación, entre tus brazos. Acariciando tu espalda. Sumisos en un completo silencio.

—Descansa—susurra.

<<¿Cómo sabe que te estás durmiendo?>>

Es Joey.

«Pero no quiero»

Él besa mi coronilla Y se aleja bajando de la camilla. Lo miro haciendo un mohín y él sonríe negando.

—Te prometo que luego vengo, pero estás tres semanas inconsciente han pasado muchas cosas.

«¿Tres?....¿Semanas?»

—Después te cuento todo, ¿Va?— me besa una última vez en los labios y se va.

No fue un beso bruto ni desesperado.

No fue un beso pasional ni de varios segundos.

Fue un beso tierno.

Y....

Me gustó.

<< O de eso quieres aferrarte. Quizá ya no es lo mismo. Quizá solo lo hace por lástima, se quedará porque estás mal y luego se irá. Recuerda que eso hizo aquel día. ¿Qué cambiaría ahora?>>

Automáticamente borro ese pensamiento de mi cabeza.

No.

Él no es así.

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¡Hola! ¡Hola!

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Cien momentos ✅  [ Libro 2 De La Biologia Cien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora