Capítulo 22

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Zack

Recorro por el pasillo pasando por la habitación de Irati, miro de reojo y sigo con mi camino, pero freno a medio andar cuando soy consciente de lo que anteriormente vieron mis ojos. Retrocedo hasta quedar frente a la puerta de su habitación y Grey está sentada mirándola.

—¿Qué haces aquí?

Ella levanta la mirada rápidamente y se para con la misma velocidad.

—Yo....no.... usted....

—Soy yo, Eda, no uses el formalismo conmigo. Dilo.

—¿Crees que despertará?—vuelve a mirarla.

—No te encariñes con los pacientes, es lo peor que puedes hacer.

—Tarde. Ya lo hago—vuelve a inspeccionarla y por la manera, sé que no es la primera vez que lo hace.

—Eda—me acerco a ella.

Se da vuelta y ambos quedamos a escasos centimetros.

—El doctor confía en mí. Necesito salvarla.

—Escucha lo que voy a decir y grábatelo. Que viva o no, por más que nos pese y que Joey se rehúse a aceptarlo, es cosa de ella, por nuestra parte no hay más que hacer. Habrá daños colaterales a causa de esto. Me aterra saber que Joey lo sufrirá.

—Él no es el único. Aitana también.

—¿Aitana?—me separo de ella un tanto confundido.

Ella cubre su boca impactada. Niega y dice algo por la bajo, pasa por mi costado pero la freno antes de que se vaya.

—Habla, Grey—espeto serio.

—No le digas al doctor que yo te lo dije, por favor—junta sus manos.

—Por tu supervivencia y la de tu cuerpo, es mejor que empieces a hablar.

Se pone colorada de la vergüenza bajando la mirada, luego de suspirar, la eleva y me cuenta todo a lujo de detalle.

Tuve que sentarme porque fue demasiado en poco tiempo.

—¿Joey sabe que ese idiota te obligó a decir eso o si no se metía con tu familia?

—No, no le dije esa parte. Solo lo de Aitana y Lili.

—¿Y lo de su esposo?

Niega.

—Perderé mi trabajo, ¿No es así?

—Eso lo decide alguien que trabaje aquí, no un bueno para nada—me levanto acercándome nuevamente a ella—Yo me quedo, tú busca a Joey que no está bien y él no es de encerrarse en su casa, si no en el trabajo.

—Sí—sale rápidamente.

Miro a la mujer que yace en la camilla inconsiente, conectada a millones de aparatos, y me pongo a su lado.

—Por tu bien y el de mi amigo, mejor despierta pronto, porque lo vas a matar, él ya sufrió demasiado y temo que no vuelva a recomponerse. Lucha, que si saliste de una relación como aquella, puedes salir de esta.—sonrio a medias.

Camino a la salida cuando un sonido alarmante hace que voltee a ver.

Aitana estaba sufriendo un paro. Automáticamente salgo exigiendo un carro rojo.

En menos de nada ya lo tengo conmigo.

—Mierda—mascullo intentado reanimarla.

—¿Qué pasó?—aparece Robert.

—Lleva un minuto en paro.—digo sin frenar.

—A máxima potencia —ordena y lo hacen.

Intento una vez más, pero nada.

«No hagas esto, por favor no haga esto»

No hay resultados. No hay....

—Tenemos pulso—informa Anil—, débil, pero tenemos.

Siento que vuelvo a respirar. Como si hasta recién estuvieran ahogándome y ahora saliera a la superficie.

—Quiero que la supervisen con muchas más frecuencia —inquiere Robert.

—Pero.... tenemos otros pacientes, ella no es la única importante—comenta una.

Robert da media vuelta hasta mirarla frente a frente.

—¿Te gusta tu trabajo?

Asiente con su cabeza.

—Vaya, mira, a mi también. De hecho puedo apostar que a todos aquí —nos señala—¿Quieres perderlo?

—No.

—Yo tampoco. Si ella no vive perdemos y mucho. Perdemos a uno de los mejores médicos de este hospital, el hospital y todos ustedes su trabajo ¡Así que no me contradicen y hacen lo que les digo!

Me muerdo los cachetes para no reír, aunque mentira no es, la cara de pánico que residentes y enfermeras llevan, no tiene precio.

—¡A sus puestos! Y quiero que no descuiden a esta chica, ¿Quedó claro?

Silencio.

—Pregunté que si quedó claro.

Todos afirman temerosos y salen uno detrás de otro.

—Ríete—me dice dándose vuelta—, pero sabes que puede suceder.

—No por la situación, por sus caras.

Se acerca a ella.

—Los hematomas van desapareciendo poco a poco. Pero sería lo único bueno.

—¿Ya se comunicaron con la familia?

—Sí, según lo que me dijo Danna, su hermana ya está viajando.

—Esperemos que llegue a tiempo —susurro.


Cien momentos ✅  [ Libro 2 De La Biologia Cien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora