Aitana
—Vinieron— me encuentro a Zack en lo que Ben me acerca él.
—¿Cómo está? ¿Dónde está? ¿Puedo verlo?—mis preguntas salen atropelladamente.
—Él está bien, Aitana.
Sí, bueno, todavía no me acostumbro a qué sepan cuál es mi nombre, y mi historia. Nunca quise saber cómo se llegó a eso, se sabía y ya, no quería profundizar el tema.
—Llévame, quiero comprobarlo por mi misma .
<<Calma, respira, lo que menos se necesita ahora es una de tus lloriqueadas>>
Sin rechistar me lleva hasta su habitación en lo que me informa.
—No fue más que un susto, la navaja no dañó ningún órgano, dado que solo fue una herida superficial, nada que unos puntos no hayan podido solucionar.
Siento un peso menos el cual cargar.
Llegamos. Lo primero que ven mis ojos es a Joey en una camilla con sus ojos cerrados. Me acerca hasta él.
—Cualquier cosa, estaré afuera.
Sonrío apenas y me deja con el hombre que amo, que está inconsciente y que excluí este último tiempo.
Con todas mis fuerzas muevo mi mano hasta su rostro y acaricio su mejilla.
Cierro mis ojos por una fracción de segundos y los abro cuando unos labios besan el dorso de mi mano.
<<Bésalo>>
<<Bésalo>>
No....no puedo.
Y sonríe.
¡Estuve casi dos semanas sin buscarle, dirigirle la palabra, evitándolo y él me sonríe!
<<Es Joey>>
—Hola.—susurra.
—¿Qué pasó? ¿Quién te hizo esto? ¿Por qué?
—No lo sé. Tampoco sé el motivo. Al menos así....si nos vemos.
—Eres un imbécil.—no tardo en responder.
<<Retiene tus lágrimas. No llores>>
—Solo—carraspeo—, solo quería saber cómo estabas.
Separo mi mano de su mejilla y antes de apoyarla en mi falda, él la sostiene.
—Joey—digo con un nudo en mi garganta— por favor, suéltame.—mis ojos estaban cristalinos.
Él lo hace con suavidad. Pero nota algo en mi vestimenta, intenta acercarse para acomodarme no sé qué, pero rápidamente—o lo que mis manos me permiten— tomo las ruedas retrocediendo. Me fue inevitable no quejarme del dolor.
—Solo quería ayudarte con la....
—No me ayudes. No me...—trago queriéndome deshacer del nudo en mi garganta—. Me alegro que estés bien.
—Aitana...
Pero yo ya estoy alejándome hasta el pasillo.
Mis ojos se encuentran con los de Ben, quién no tarda en correr hacia mí, me saca del hospital y una vez afuera me abraza.
—Suéltalo, Aitana, guardarlo será peor.
Y como si esas palabras hubieran hecho algo en mí, me permití llorar. Llorar como no pude estás semanas. Llorar porque Jackson mató a mi bebé. Cómo veces anteriores. Llorar porque no puedo moverme con normalidad. Llorar porque Joey pudo haber muerto. Llorar porque soy una mierda, pero no quiero que vuelva a verme, prefiero ocultarme antes de que me vea con asco y se de la vuelta.
—No podrás hacer esto siempre, Aitana. Necesitan hablar.
—Todavia no—sollozo—.....no puedo hacerlo, Ben. No....no es fácil.
Él se separa de mí y se arrodilla.
—Nadie dijo que lo sería. Pero no puedes quitarlo de tu camino como si se tratara de una pequeña roca la cual pateas. Es Joey, Aitana. Le importas, tú—cierra sus ojos—...no sabes, no estuviste ahí cuando todo pasó. Hasta Maggie se preocupó por su estado, él, simplemente estaba perdido. Y cuando despertaste fue como si él también lo hubiera hecho. Y de un día para el otro tú simplemente decidiste... alejarlo.
—Una Danna dos—sorbo mi nariz.
—Vamos a tu casa. Debes descansar.
—¿Sabes cuándo le darán el alta? Es decir, si no fue tan grave....
—Lo sé, pero no pienso decirte, deberás tragarte tu puto orgullo y averiguarlo por tu cuenta.
Me ayuda a subir a su auto y luego de ponerme el cinturón da la vuelta para colocarse en su lugar y arrancar.
****
Día 33 sin ver a Joey.<<Oh, llevas la cuenta>>
Sí.
Son las tres de la tarde. Danna y Ben llegaron hoy decididos a quedarse aquí por unos días. Hasta solucionar las cosas con Joey, pero....
¿Qué exactamente?
Estoy en mi habitación mirando el techo fijamente.
—¡Aitana!—exclama ella—¿A quién esperas? Están dele y dele tocando la puerta.
Miro el móvil, es el décimo mensaje de Joey en lo que va del dia.
—Ábreme, por favor.
—Hablemos.
—Sí no quieres verme bien, pero al menos dime que mierda es lo que pasó para terminar así.
—¿Hice algo mal?
«No, nada mal. El tema es que si respondo, iniciaremos una conversación, terminaremos viéndonos y cuando veas mi cuerpo, saldrás corriendo.»
—¡Aitana!—entra Ben—¿qué acaso no oyes?
—Es Joey.
—Oh, le voy a abrir
—¡No!
—Aiti—ingresa Danna—Joey preguntó por ti. Y le voy a abrir.
—Ni lo pienses—mascullo.
—No puedes seguir evitándolo. Ninguno tiene la culpa y él está tan dolido como tú, quizá hasta culpable.
—Quiero estar sola.
—Pero...
—¡Qué me dejen sola!—grito y llevo mi mano a mi abdomen, me duele aún.
—Va, está bien—se rinde ella—. Vamos, Ben.
—Luego volvemos.
Ellos salen y yo prendo el tele. Aunque no puedo caminar, aunque poco a poco voy recuperando la fuerza en mis brazos, seguimos en la misma.
Inservible.
No comí nada en estos últimos días, e ingerir alimentos de una, para que Danna y Ben no me digan nada, es horrible.
El estómago se me revuelve. La silla está lejos, así que solo me tiro de la cama y me arrastro hasta el baño. Me acerco y levanto la tapa del excusado. No me da tiempo a correr mi cabello que ya vomito. Con una mano me agarro de la taza y la otra no puedo moverla, y no entiendo el motivo, solo...tiembla.
Me duele todo el cuerpo y estoy vomitando más de lo que hice en mi vida.
Mi cara está húmeda ante tantas lágrimas y mi corazón cada vez late más rápido.
Quiero que termine.
ESTÁS LEYENDO
Cien momentos ✅ [ Libro 2 De La Biologia Cien]
RomansaCien momentos. Cien fotografías. Cien recuerdos que atesorar. ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar con tal de hacer justicia? segundo libro de la biologia "cien" © Todos los derechos reservados Queda totalmente prohibido copiar, manipular y/o extr...