Capítulo 10

2.3K 97 0
                                    

Aislin.

Me despierto lentamente. Primero me cuesta orientarme, ya que me siento perdida, pero luego recuerdo dónde estoy y que hago aquí. Me pongo en pie para irme, no quiero molestar tanto y menos en el trabajo. Fleur ha hecho demasiado por mí.

Me calzo y salgo de la habitación, cuando en eso me choco con una chica.

—Lo siento—digo en susurros.

—No te preocupes —responde simpática—, aquí tienes tu móvil. Te estuvo llamando reiteradas veces un tal Tribbiani.

Oh, no.

—Nadie se atrevió a responder, pero....

—Gracias—lo tomo y me alejo para hablar con él.

—Aislin, bonita, por el amor de Dios, ¿Dónde estás?

«En un prostíbulo»

—En la casa de una amiga.


—¿Tienes otra amiga y no soy yo?— grita Anne.

—Sí, tóxica.


Con que estaban juntos....

<<¿Por qué te sorprendes? ¿Qué esperabas acaso?>>

—Dime dónde estás, iré por ti.

Miro hacia adelante y antes de responder me quedo petrificada ante la imagen.

—¿Aislin?

No.

Puede.

Ser.

Cierto.

El móvil se resbala de mis manos cayendo al suelo de manera seca y ruidosa. Detrás de las cortinas, del otro lado de la habitación, en la sala donde ahora mismo había varias mujeres bailando alrededor de los hombres, en lo que ellos dejaban propina en su cuerpo, reconocí a una persona.

Es más cínico de lo que creí.

¿Qué mierda hace mi papá aquí? ¿Dónde está mamá?

—Aislin—alguien apoya la mano en mi hombro y yo me exalto mirando hacia atrás para ver quién era la persona que acababa de tocarme.

—¿Qué hace él aquí?—señalo al mugriento que estaba sentado en un sofá rodeada de mujeres.

—Es nuestro cliente más recurrente. ¿Por qué? ¿Sucede algo?

—Es mi papá —confieso con un nudo en mi estómago volviendo mi vista hacia él.

Si antes le tenía asco. Ahora más aún. Lo quiero lejos de mamá.

—Aislin, no tenía idea.

—¿Ya se ha acostado con alguna?

—Con varias. No siempre salía conforme. Una vez cometí el gran error de meter a una novata, la pobre salió llorando, no estaba acostumbrada a...

—Cuídate de él, Fleur—giro para mirarla—, tengan cuidado. Es un imbécil de mierda.

—¿Te ha hecho algo?— se cruza de brazos.

—No—respondo al acto—, ¿Por qué piensas eso?—sonrío a la fuerza.

—Como digas, no te obligaré a qué me cuentes. Pero no te creo.

Suspiro aliviada y comienzo a caminar para regresar a la habitación y ordenar antes de marcharme, cuando ella me frena del brazo. La miro.

—Me llego a enterar que él es el causante de tus lesiones, Aislin, y ya sabes lo que pasará —espeta autoritaria.

—Èl no tiene nada que ver.

<<¿Por qué mierda lo sigues defendiendo?>>

Porque yo no importo, él ya hizo lo que quiso conmigo, pero no quiero que se lo haga a nadie más.

—Debo irme—la abrazo —, gracias por todo. Juro que seguiremos en contacto.

Una vez que dejé todo medianamente ordenado, ya que mi cuerpo temblaba, tomé un Uber y fui a casa.

No al departamento en el que vivía con Joey.

A casa.

Debía hablar con mamá sobre esto. Por más que me duela, aprovecharé que papá no está.

Camino hasta la entrada y una vez frente a la puerta. Cierro mis ojos.

Cien momentos ✅  [ Libro 2 De La Biologia Cien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora