EXTRA 2

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Aitana.

Madre mía. Madre santísima. Por favor. El corazón. Me duele. Voy a morir. Es eso, moriré.

-Voy a sufrir un infarto-le digo a Joey que es el único cuerdo aquí, obviamente.

-Calma-sonríe.

Parezco un payaso. Camino de un lugar a otro de la habitación.

-Estoy calmada, estoy muy calmada, no hombre, estoy más calmada de lo común, ¿no ves? Estoy manejando la situación.

Suspira y se atreve a mirarme. Se pone de pie hasta acercarse a mí y rodea con sus manos mi cintura hasta que nuestros cuerpos se juntan.

-Estás nerviosa.

-¿Nerviosa? ¿Yo?-rio exageradamente-, ocurrencias tuyas. Mírame, estoy normal, soy yo.

-Aitana...-arquea una ceja. Conozco esa acción, claro que sí, piensa que lo tomo de idiota.

<<Es eso lo que estás haciendo>>

Despavila, estorbo.

-Joey...-respondo igual.

-Estará bien-sonríe acariciándome suavemente el cabello.

Y le creo. Es decir, lo estará, ¿cierto?

-Tengo miedo-mis ojos comienzan a aguarse.

Me besa de manera lenta y pausada, calmada y romántica. Claro, está haciéndome olvidar de todo, de lo que nos trajo hasta aquí. Lo consiguió, al menos por unos segundos antes de que sonara mi móvil.

Mi cuerpo tiembla, intento tomarlo pero Joey me detiene con su mano, lo miro extrañada.

-Estaremos bien, ¿de acuerdo? No importa que pase, no importa lo que diga, estaremos bien.

Me cuelgo en sus brazos enterrando mi cabeza en su pecho. Él me abraza y lloro.

¡Lloro maldita sea!

Osh.

-¿Seguro?

-Muy-deja un pequeño beso en mi cabellera e intenta separarse de mí, pero me aferro aún más.

-No quiero-sigo sin soltarlo. Su cuerpo se mueve ante la risa y camina hacia adelante como puede conmigo pegada.

Extiende su mano y apaga la alarma que estuvo sonando todo este tiempo.

-No me digas-pido.

-Está bien.

Silencio. Se tensa.

-Okay, cambio de idea-me alejo de su cuerpo para mirarlo-. Dímelo.

Pero él ni se esfuerza en hacerlo. Solo sigue con la mirada fija delante de mí.

-¡Carajo, Joey, habla!-lo empujo desesperada.

Él ni se inmuta.

-¿Es un no? O sea, lo entiendo, ¿sabes? Era difícil y-largo una pequeña risa seca sin dejar de hablar atropelladamente, algo importante-pero se puede, es decir, fue la primera vez, habrá más y...

Él baja su mirada luego de mucho y acerca su cara a la mía para besarme.

Pero besarme besarme, de lo que se dice besarme, sus besos. Esos que él me da y me vuelve idiota.

-De acuerdo-digo un tanto descolocada sintiendo mi cuerpo en reacción.

¿De verdad? ¡No es momento!

Él afirma en silencio y me toma un poco de tiempo deducir a qué demonios le dice sí, hasta que recuerdo que había algo en espera. Así que volteo a la mesada del lavamanos y lo veo.

Cien momentos ✅  [ Libro 2 De La Biologia Cien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora