JoeySon las diez de la noche. Quizá no tomé la mejor decisión al venir aquí, pero ¿Qué más da?
Sentado en la barra. En el mismo bar dónde conocí a Aitana. En el mismo asiento. Tomo mi....¿Cuántos llevo? No sé.
—Es una ofrecida, por eso está como está. Y luego finge inocencia, así son.
Escucho a uno hablar a mi derecha. Me repito que no se refiere a Aitana, que solo son ideas mías y producto del alcohol.
— Se llamaba Irati Jonson ¿No?
—Sí. Esa puta.
Apoyo el vaso con todo en la barra, me levanto acercándome hasta él que reía con otro de sus amigos.
—¿Qué dijiste?—riño.
El hombre se da vuelta y debe levantar un poco la cabeza para mirarme.
—Imbécil—sigo.
—¿Qué me has dicho?—se levanta encarándome.
—Retráctate—mascullo.
—¿De qué? ¿De decir que la chica es una puta? ¿Y por qué debería? ¿Ah? Provocan a los hombres y luego, cuando ya no les gusta como las tratan, hacen de todo para victimizarce. Ridículas.
No me hizo falta que diga más para meterle un buen golpe en la cara que lo hace trastrabillar llevando su mano al lugar herido.
—¡¿Pero te has vuelto loco?!
—Con mi novia no te metas.
Dos de sus compañeros intentan golpearme pero logro esquivarlos y antes de que hagan algo, el chico de la barra se interpone y nos dice que las peleas son de la puerta para afuera. Los tres protestan por lo bajo y salen.
—Te quiero fuera a ti también, Joey. Aquí no está permitida la violencia y tú empezaste .
—Pero fueron ellos quienes di...
—Lo oí—interrumpe—. De verdad siento lo que está pasando, no sé lo merece. La noche en la que la conociste se notó que tenían química.
Un nudo se forma en mi estómago ante el recuerdo.
—¿Te ayudo en algo?
—Bésame.
—¿Por qué haría eso?
— Porque soy muy buena.
—Cállate.
—Cállame.
—Pero eso no justifica tus actos. Recoge tu chaqueta y vete. No lo diré otra vez.
Bufo y luego de pagarle, salgo.
Traspaso la puerta y camino hacia la esquina, cuando me toman de atrás empujándome al callejón.
No tengo tiempo de levantarme que ya comienzan a patearme por todos lados.
—¡Muy machito adentro, pero bien que afuera eres un cobarde!—reconozco esa voz.
—Tu amor por ella es tanto que no admites la realidad.
—Ojalá se muera.—dice el tercero.
Eso fue lo que me hizo reaccionar. Me levanto, saco el arma de mi chaqueta y le apunto. Los tres dan un paso atrás.
—Repítelo—sigo entre dientes—¡Repite lo que dijiste, hijo de puta!—grito quitando el seguro— muy machito para hablar pendejadas cuando ves a alguien débil, pero muy cobarde cuando te apuntan con un arma.
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Cien momentos ✅ [ Libro 2 De La Biologia Cien]
Roman d'amourCien momentos. Cien fotografías. Cien recuerdos que atesorar. ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar con tal de hacer justicia? segundo libro de la biologia "cien" © Todos los derechos reservados Queda totalmente prohibido copiar, manipular y/o extr...