XI

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Luego de comer rapidamente su almuerzo se dirigió a paso rapido al patio, y la razón de su apuro era unicamente que en ese momento todos los reos se encontraban reunidos en el comedor, y eso significaba que el patio se encontraba completemente solo.

Pasó por las puertas de metal, y justamente como lo previó, el patio se encontraba desolado. Algunas maquinas de ejercicio en una esquina retirada, y justo al lado otra puerta que él suponia, llevaba a algun area deportiva. El sol daba directamente en todo el patio debido a la hora, siendo medio dia.

Continuó su paso por el extenso patio donde a simple vista se podian ver los grandes muros de cemento que rodeaban todo el lugar, hasta llegar a unas gradas. Y no hizo más que sentarse allí e intentar disfrutar de ese minimo momento de paz y soledad.

Y todo habria sido perfecto, si esos cinco matones no se le hubieran acercado.

Jisung los miró alerta, viendo cómo se acercaban a donde él estaba, y oh por Dios, si es que estás ahi mirando, que solo sea una coincidencia y estuvieran dirigiendose a algo que estuviera detras suyo

Pero sus plegarias fueron en vano.

— Así que esta es la hermosura de la que todos temen, ¿huh? — La vista de Jisung se posó en el fortachón, quien parecia ser el lider de aquel grupo.

Era calvo, con bastantes tatuajes en su craneo, y era evidente que se ejercitaba, al igual que los otros cuatro que le miraban con sonrisas en sus caras.

— Al parecer Minho se cansó de ti, putita — Mencionó el mismo, mirando de reojo a sus compañeros. — Porque hace mucho que no lo veo, eso significa solo una cosa.

Jisung se paralizó, aguantó la respiración en el momento en que ese hombre se le acerco a su cara, quedando a simples centimetros del otro. Y juraba que podia sentir la respiracion del otro sobre él, provocandole arcadas ante lo que podria suceder a continuación, pues muy bien sabia lo que todo eso significaba.

Intantaba alejarse lo más que podia, pero las gradas detras de él le impedian la salida.

— Oh no, lindura, no trates de escapar, será en vano — El hombre le tomó del pelo de la nuca para acercarlo y Jisung no sabia qué esperar, pues estaba seguro que todos se les quedarían mirando si intentara gritar por ayuda, o peor, se unirian a los matones frente a él.

Cerró los ojos cuando el hombre se acercó a su cara, y se desconectó, su cuerpo dejó de reaccionar en ese momento, volviendose todo oscuro en su consciencia.

Sintió golpes en su cuerpo, como era empujado y controlado sin su consentimiento.

Y cuando por fin pudo recobrar consciencia, se encontraba en un lugar completamente diferente a donde recordaba haber estado, un dolor de cabeza lo aturdía a más no poder y su vista se encontraba borrosa, pero el dolor en todo su cuerpo era incomparable, lo primero que divisó fueron sus manos temblorosas, alarmandose inmediatamente cuando las vió llenas de sangre.

No traia camisa, solo unos trozos despedazados de ella en su torso, el cual tambien estaba repleto de sangre, y junto a ella, moretones repartidos en toda la piel.

Intentó levantarse, pero el minimo movimento era como clavarse mil agujas en su cuerpo, y sentía que podria llorar en ese mismo mommento. No tenia idea de donde se encontraba o qué hora era. En lo unico que podia pensar era en el dolor punzante en su costado izquierdo, no pudiendo si quiera ponerse de pie correctamente.

Intentó decifrar donde se encontraba, y parecia ser una cancha de baloncesto mal echa y abandonada sin vista al exterior. A penas y pudo divisar en la oscuridad una puerta al otro lado de la cancha. Caminó a paso cojo, tropezandose de tanto en tanto ante el poco equilibrio que podia tener, sentia sus musculos reprimirle cualquier movimiento y él tampoco se privaba de quejarse en voz alta.

Al llegar a la puerta y abrirla, lo primero que notó fue el cielo oscuro y el patio en penumbras, frente a él las maquinas de ejercicio que esa tarde habia divisado. La luz de la luna a penas y le permitía ver, pero una vez fuera, pudo notar una cortadura en su hombro derecho, la cual no habia notado antes.

Decidió ignorala, no parecia tan grave a comparación del dolor que le consumia el resto del cuerpo. Se sostuvo como pudo de las paredes mientras caminaba a la salida del patio y buscar algun tipo de ayuda, si es que los guardias no lo castigaban por andar fuera de su celda a tal hora. Resaba que no fuera así, pues no creÍa ser capaz de soportar otros golpes más en su cuerpo.

Se replanteó el buscar ayuda en ese momento, juraba que se iba a desmayar si no descansaba en ese momento, así que se sacrificó a subir las escaleras de metal hacia la celda y esperar a que ningun guardia lo viera deambulando.

Intentaba que sus pasos no resonaran tanto pero el dolor en su cuerpo le impedia caminar correctamente, por lo que tenia que cojear para no caer de las escaleras. Entre todo el dolor, le asombraba que ningun guardia haya ido a buscar la razón de tanto sonido, pero mejor para él si seguia así.

El camino se le hizo eterno, pero por fin llegó a su celda.

Rogó en sus adentros que la puerta estuviera abierta, como siempre permanecia durantes las noches. Y agradeció a cualquier ente existente cuando esta se abrio cuando torpemente la empujó con su cuerpo, dejandose caer en el suelo una vez estuvo dentro, permitiendose relajarse con un suspiro entrecortado.

No midió la fuerza con la que se dejaba caer, por ende golpeó su costado derecho, soltando un quejido en voz alta, abrazandose en un intento que el dolor se dicipara un poco, cosa que no sirvió.

Escuchó algo moverse a su izquierda. Alerta y con temor, se giró en busca del causante, no sabiendo si relajarse o sentir miedo al ver a dos personas pararse frente a él.

— ¿Qué mierda.. — Escuchó decir del más bajito, pero no tenia fuerzas para si quiera responder o moverse. Sus energías parecian estar siendo drenadas de su cuerpo y fue cuestion de tiempo para que su cuerpo simplemente dejara de funcionar, cayendo desmayado en el frío piso.

REO 《MinSung》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora