Habia anochecido, ya habian ordenado a los reos a volver a sus celdas y el lugar se encontraba sumamente silencioso.
No se había topado con aquel nuevo reo por el resto del día, no lo había visto en la duchas ni a la hora de cenar, pero no le tomó mucha importancia, es decir, solo era un nuevo reo. Pero algo que le estaba preocupando era un pelinegro que no había visto en todo el día, no había visto a Minho ni a sus amigos por ningun lado, por más que los buscara.
Se le hizo extraño, pues esos últimos días había sido bastante común encontrárselo por los pasillos o incluso en la misma celda al anochecer.
Suspiró, recordando aquella puerta de metal en la cancha abandonada de baloncesto, algo en su cabeza le picaba en curiosidad por saber qué había allí adentro. Ciertamente no quería meterse en problemas, y por eso mismo había esperado hasta la media noche para ir.
Sabía muy bien que la puerta de su celda nunca era cerrada y esta vez tomaría provecho de aquella ventaja que al comienzo pensó nunca necesitar.
Se levantó de su cama, y se aseguró de ponerse aquel suéter negro que Minho le dió, pues sabía que el invierno se acercaba y las temperaturas disminuían a esas horas. Se colocó sus zapatos y caminó hacia la puerta, cuando la empujó con su mano, esta se abrió facilmente, sonrió por aquello.
Al salir miró a ambos lados, alerta a los guardias, que sabía no eran muchos, pero nunca se sabía.
Caminó a paso rapido pero ligero, evitando que sus pasos resonaran por el metal a sus pies. El lugar se encontraba bastante oscuro, las luces siempre eran apagadas y los guardias vigilaban con linternas, lo cual facilitaba el verlos venir.
Bajó las escaleras rápidamente, dirigiéndose diractemente a la entrada del patio. Encontrándose con las puertas cerradas, mierda, no había pensado en que posiblemente cerraban las puertas a las diversas áreas de la prision.
Bueno, si estaba cerrada no le quedaba de otra que volver por donde vino.
— Quien no arriesga, no gana — Susurró para si mismo mientras empujaba la puerta, la cual cedió sin mucho esfuerzo.
Celebró mentalmente por aquello, adentrándose al patio, sintiendo como el frío de la noche se calaba por las mangas de su sueter y le pegaba directo al rostro. Respiró profundo, era completamente diferente al calor que hacía en el dia.
Caminó hacia la puerta que daba a la cancha, entró sin pensarlo mucho, recibiendo la misma oscuridad de aquella tarde. Caminó hacia la otra puerta una vez su vista se acostumbró, un rayo de luz colándose por la abertura inferior de la puerta.
No sabia que esperar, la verdad. Podía ser cualquier cosa, se podia meter en graves problemas si alguien lo descubría en aquel lugar. Ese pensamiento no dejaba de rondar por su cabeza, haciendo que su corazón se acelerara mientras su mano se acercaba a la manija de la puerta.
Sin esperar más, abrió la puerta de golpe, la luz del lugar cegándolo en seguida y obligandolo a entrecerrar sus ojos.
Esperó a acostumbrarse y la verdad no sabía como sentirse cuando pudo ver lo que habia adentro. Era un gimnasio, nada más.
Se adentró con curiosidad, viendo lo diferente que era comparado con lo que había afuera. Habian bastantes maquinas y pesas, bancas y toallas guindadas en una de las paredes, tambien habian algunos lockers al lado de estas.
Si solo era un gimnasio, ¿por qué no se le era permitida la entrada a nadie? Caminó hacia los lockers e intentó abrir uno, pero no pudo, todos tenian candado. Suspiró, miró a su izquierda, topandose con un gran espejo de cuerpo completo y se vió a si mismo.
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REO 《MinSung》
FanficJisung vivía una vida normal junto a su viuda madre, hasta que en una soleada tarde presenciaría el asesinato de su projenitora. Acontecimiento que lo llevaria a ser condenado injustamente a 5 años de prision por "homicidio". ¿Que habrá sucedido rea...