XXII

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— Ya deja al niño en paz, va estar bien, solo nos iremos por un par de días — Changbin miró a Minho dándole la espalda, mirando el rubio dormir en su litera, se estaban terminando de enlistar, solo faltaban un par de minutos para que el reloj marcara la media noche y los fueran a buscar.

— Lo sé

— ¿Entonces que tanto lo miras? Pareces un psicopata si me preguntas — rió por lo bajo, acercándose a donde su amigo estaba— Cuando volvamos ya lo podrás besar lo que quieras, ahora concéntrate. — Posó su mano en el hombro del otro apretando ligeramente en una muestra de apoyo.

En ese momento la reja de su celda fue tocada ligeramente, con cuidado de no alertar a otras personas indeseadas. El primero en moverse fue ChangBin, dejando solo a Minho quien parecía reacio a despegar su vista del pequeño rubio que se encontraba durmiendo plácidamente en su cama.

No había despertado desde esa tarde,  por lo que tampoco había podido despedirse o avisarle que se iría. No quería pensar en lo confundido que estaría el menor de no verlo por ningún lado, o peor, que nadie lo viera por ningún lugar.

Se aseguraría de regresar lo antes posible y así no preocupar al menor, se lo había prometido a sí mismo, una promesa mental.

Lentamente se alejó, saliendo por la reja de metal en silencio. Siguieron a aquel guardia que los habia ido a buscar hasta llegar a la puerta principal, la cual abrió y con una leve seña les idicó seguir adelante por el pasillo.

Minho siguió el camino siendo seguido por Changbin en silencio, no habia mucho que hablar o decir, lo único en lo que su mente pensaba era en el pelirubio que habia dejado durmiendo en su celda y en si estaria bien en el tiempo en que estaria afuera, el cual no era completamente definido, podrian ser dos dias, tres o incluso una semana si es que las cosas se complicaban.

Mierda, debió haber dejado a alguien cuidándolo, tal vez amenazar a alguien a que lo hiciera habria sido lo correcto, tal vez eso habria calmado a su mente preocupada.

Parpadeó cuando se paró frente a una puerta, una que solo habia sido permitido entrar una vez y nunca volver a salir, hasta ese dia. Tomó un respiro y entró de una sola vez, encontrandose con la misma puta habitación en la que habia tenido que despojarse de todas sus cosas, su libertad, auque haya sido por eleccion propia.

Miró a sus compañeros, a Hyunjin y JeongIn en una esquina, terminando de vestirse.

— ¿Por qué a ustedes los buscaron primero y a nosotros no? —  Preguntó Changbin detras suyo, caminaron hasta estar frente a la ropa que usarían y otros objetos que tal vez necesitarían.

— No lo sé, ¿tal vez sea porque son irrelevantes? —respondió Hyunjin a un lado, riendo por lo bajo.

— No creo que la mente estratega sea irrelevante en esto — Le respondió — Bueno, tu no tienes cerebro, quiero decir. No eres tan relevante.

— En serio... ¿No hay alguien aquí que se lleve bien?— Se quejó Felix de fondo, terminando de colocarse unos guantes negros y volteando a ver a ambas personas que al perecer no podían cerrar el pico.

Ambos se quedaron en silencio volviendo a lo que estaban haciendo anteriormente.

Minho por su lado terminó de quitarse su camisa y pantalones  para tomar las prendas negras y colocarselas, su camisa  cerrando con un cierre que iba por todo el medio. se colocó unas botas militares, guantes, gorra y cubre bocas.

Cuando todos estubieron listos, tomaron una beretta cada uno en caso de alguna emergencia y partieron rumbo a la cede principal de la mafia Yang. Todos se mantuvieron en silencio, como pocas veces solian estar en una misión, tal vez era porque estarían fuera de paredes de concreto por primera vez en dos años, o porque estaban por pelear por el bien de la mafia y que podría ser su fin, o por cualquier otra razón. Cualquiera que sea, Minho miraba por la ventana de la Van negra a la que habian entrado, viendo el cielo oscuro y estrellado que lo saludaba.

REO 《MinSung》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora