XII

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Iba a matarlos.

No entendía aquella necesidad de buscar venganza por alguien a quien no conocía y no sentía ni el más mínimo apego. Pero solo estaba seguro de una cosa; que iba a destrozarle la vida a quien sea que se haya atrevido a tocar a quien se encontraba frente a él, en el piso, cubierto de sangre y a penas siendo capaz de respirar.

Hacia mucho tiempo que Lee Minho no sentía su sangre hervir de tal manera que apretaba los puños en un intento de no golpear lo que se encontrara más cerca.

Y la verdad es que no estaba muy seguro de mantenerlo así hasta que se abran las celdas.

ChangBin a su lado miraba con ojos abiertos, aún somnoliento por el sueño, al rubio que parecía sacado de la masacre de Texas tendido en el suelo.

No tardó en salir de su asombro para tomarlo por las axilas y levantarlo a su cama y recostarlo. Porque por más que fueran unos criminales y asesinos, eran capaces de sentir, al menos, una pizca de lastima por alguien.

Se tomó la molestia de quitarle lo poco que quedaba de camisa al otro, para poder divisar con la poca luz si había alguna herida grave que atender. Pero lo que divisó, fue incluso peor de lo que habría imaginado.

Minho se mantuvo en su lugar, viendo el torso descubierto y delgado del otro, repleto de moretones, sangre y bastantes raspones. Pero una marca casi marrón permanecía en el costado derecho mucho más grande y visible que las otras, y estaba seguro que debía ser alguna costilla rota.

— ¿Qué mierda es capaz de hacerle esto? — Murmuró ChangBin mirando fijamente el torso magullado del otro, en completa estupefacción. — Te aseguro que quien sea que haya hecho esto, no debe ser considerado humano.

Minho se mantuvo en silencio.

— Hay que llevarlo a enfermería en cuanto podamos, está en estado grave. La verdad no sé cómo fue capaz de si quiera caminar. — Se levantó, girándose a mirar al mayor. Esperó respuesta, pero nada salió de los labios del otro. — Hey, ¿Estás bien?

— Te prometo que voy a asesinar a quien sea que haya hecho esto. — ChangBin suspiró, tomando al otro de los hombros, mirándolo fijamente a los ojos.

— No te dejes llevar por tus emociones, Lee. Sabes muy bien que no piensas correctamente así— Buscó la mirada del otro, encontrándole después de unos segundos de silencio — Llevaremos a ricitos a primera hora, y luego buscaremos a los infelices.

Minho solo asintió a sus palabras, alejándose para frotar su cara en sus manos, en un intento de calmarse y pensar.

Pensar en cómo iba a matar a los hijos de puta que se atrevieron a tocar lo que era suyo.

[.]

— Deberá estar acá hasta que recobre consciencia, luego deberá volver a su celda y guardar reposo — El doctor a cargo pudo musitar una vez se mentalizó en no tartamudear, mientras miraba algo temeroso a los dos inesperados visitantes de esa mañana pues la mirada fija de una persona en específico le erizaba los pelos en temor.— Me encargaré yo mismo de sus dosis y los mantendré informados — aclaró rápidamente ante el silencio.

— Bien, regresaremos en unas horas — Tras una última mirada de advertencia por parte de Minho, ChangBin salió de la sala seguido por el otro.

— No tenemos mucho con lo que empezar a buscar, pero podría preguntar a Felix si escuchó algo durante la cena — Miró de reojo a Minho, quien se encontraba en completo silencio, con una mirada que si no lo conociera, podría hacerse pasar por una impasible. Pero oh, claro que ChangBin conocía a este personaje.

Decidió guardar silencio por lo que restaba de camino hacia el comedor, el cual no frecuentaban muy seguido. Sabía que hablar con Minho en estos momentos era como hablar a una pared, y solo Dios sabría qué estaría pensando en esos momentos.

En cuanto posaron un pie dentro del comedor el lugar se sumió en total silencio, la tensión siendo presente en cuanto sus caras se mostraron en el lugar.

Así que todos ya estaban enterados, eh.

Siguieron su camino en total silencio, sus caras mostrándose completamente impasibles como si nada estuviera sucediendo, como si Minho no estuviera pensando en degollarle el cuello a cada una de las personas ahí dentro, esperando que los culpables de su mal humor estuvieran entre ellos.

Tomaron la mesa que solían frecuentar, dando la espalda a un grupo numeroso, en espera.

Pasaron minutos y minutos, hasta que pasada media hora ya estaban decididos a ir por su segunda opción.

Hasta que alguien rió a carcajadas detrás suyo.

— Si, la perra rubia no es tan inofensiva como parece — Varias voces rieron — Pero oh, claro que disfruté ver su cara distorsionarse en dolor.

— Y no olvidemos los gemidos que soltaba — murmuró otro — Ojalá haberlo tenido con las piernas abiertas.

— Ya, eso lo dejaremos para la segunda ronda — todos rieron, expectantes. Y Minho tuvo que juntar todo su auto control para no poner a ese hombre contra el suelo y romper su craneo ahí mismo. — Estaba pensando darle una visita en un par de días, ya saben.. Para-

Ya tenían lo que querían, Minho se levantó de la mesa, llamando la atención de todos allí, sobre todo de la mesa detrás, la cual guardó un silencio sepulcral al notar la presencia de tal individuo.

Dirigió su vista a la persona que se había mantenido hablando, dejándolo petrificado en miedo de haber sido descubierto, la mirada de Minho siendo tan fría y filosa, como un león admirando a su presa, listo para atacar.

Pero para alivio del hombre -tal vez- Minho caminó directo hacia la salida, siendo seguido no mucho después por ChangBin.

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Si hay algún error comentenmelo, algunas veces se me escapan jeje

Honey~

REO 《MinSung》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora