XXXII

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No pudo detenerlo cuando se fue, su cuerpo estaba paralizado con los pies pegados al suelo por la impresión.

Miró cómo el otro le dedicaba una última sonrisa ladeada antes de irse a paso lento, desapareciendo segundos después entre uno de los pasillos, y él no había hecho nada para detenerlo.

La había cagado, de eso estaba seguro.

Su mandíbula estaba tensa al punto que le empezaba a doler por la fricción de sus dientes. Miró a todos lados, notando cómo no había nadie más en aquel lugar, lo cual no sabía si era bueno o malo.

Sintió un dolor punzante en su clavícula lo cual le sacó un jadeo de su boca, mierda, la había cagado en grande. No solo había golpeado a Jimin, lo cual le daría la excusa perfecta a Jisung para molestarse, sino que la herida de su clavícula de seguro se había abierto por el movimiento brusco y empezaba a notar cómo su camisa empezaba a sentirse húmeda de seguro por la sangre que brotaba de la herida.

Aún con su cabeza dándole vueltas a lo que acababa de suceder, empezó a caminar hacia el consultorio del doctor Im, pues era allí a donde se dirigía en primer lugar. Ni si quiera tocó antes de entrar, simplemente abrió la puerta bruscamente tomando por sorpresa al doctor que estaba dentro.

El otro lo miró con ojos bien abiertos, notando enseguida su camisa más oscura de lo normal y algo rojiza.

— Señor Lee, ¿Que sucedió? — Preguntó el doctor con sorpresa mientras se levantaba de su silla con rapidez para buscar vendajes.

Minho no respondió, simplemente tomó asiento en la camilla con sus ojos mirando un punto fijo en la pared. Aún podía sentir la ira recorrer sus venas que se notaban en sus antebrazos. Y el dolor de cabeza no hacía nada más que empeorar a medida que los segundos pasaban y la cara de ese maldito Park se mantenía dentro de su cabeza.

Soltó un resoplido cuando el doctor cortó su camisa con una tijera, dejando a la vista los vendajes en todo su torso llenos de sangre fresca.

— Esto no se ve bien — el doctor miró al menor con el ceño fruncido por un segundo, intentando entender el por qué de la actitud del otro, pues muy pocas veces se le podía ver tan perturbado por algo— Los puntos en la clavícula se abrieron por completo, solo un movimiento lo suficientemente buscó pudo deshacerlos todos.

— Voy a matar a ese hijo de puta — fue lo único que se escuchó del otro en un susurro más para si mismo que para el doctor que lo miraba con atención. — Este dolor de cabeza me está matando, mierda. — Se quejó en voz alta.

— Perdiste demasiada sangre cuando te dispararon, Señor Lee, es normal que sufras dolores de cabeza graves. — suspiro el doctor, tomando algunos suplementos para empezar a desinfectar la herida por segunda vez en el día— Debe tener más cuidado, si sigue así su cuerpo podría no soportarlo.

Esta vez fue turno del doctor para mirar al menor severamente, solo recibiendo un asentimiento por parte del otro.

— ¿Qué sucedido? Muy pocas veces se le nota alterado — indagó el mayor, terminando de desinfectar, ahora tomando unos hilos y aguja para cerrar la herida de nuevo.

Minho se mantuvo en silencio unos pocos segundos antes de responder soltando un suspiro — El hijo de Park está en la prision — con tan solo mencionar aquel nombre podía sentir como su sangre hervía, empuñó sus manos intentando controlarse — Y Jisung se hizo amigo de él mientras no estuve.

Ante la mención de aquello, el doctor Im se detuvo con la mano en el aire, ahora dándose cuenta de aquello — ¿No es ese el hombre que acompañó al joven Jisung a la consulta? — Miró al menor con sorpresa, viendo cómo este asentía lentamente, desviando su mirada a la pared.

REO 《MinSung》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora