Una semana.
Una semana había transcurrido desde la ultima vez que Minho y Jisung se habían dirigido palabra. Una semana donde nadie se había atrevido a si quiera acercarse al peli rubio. Una semana donde Minho y Jisung solo se dirigían la mirada en la celda o por los pasillos. Una semana donde Jisung por fin pudo descansar en Paz.
Y todo estaba marchando bien, Jisung no recibía malos tratos, dormía y comía bien, y podía caminar libremente por los pasillos sin el miedo de ser arrinconado y golpeado por los Reos, que a pesar de todo, aún le miraban con lascivia.
Y hoy no tenía que ser diferente, Jisung se levantó de su cama, notando que como siempre, sus dos compañeros de celda no se encontraban.
Ya era costumbre para el rubio no verlos por la mañana, de hecho, eran pocas las veces en las que los veía por las instalaciones, y si lo hacía, solo los veía charlando o caminando con otro par de reos de los cuales aún desconocía su nombre.
Salió de la celda, dispuesto a ir al comedor a desayunar algo lo antes posible, pues a pesar de que los reos habían dejado de molestarle, aún le resultaba incómodo comer bajo la mirada de tantas personas, aunque se encontrara en la mesa más alejada.
Tomó su bandeja y se fue directo a la mesa que ya se había vuelto suya, pues nadie más se sentaba allí. Comió rápidamente y al terminar, simplemente dejó la bandeja en su lugar y salió a paso rápido hacia su celda, donde pasaría la mitad del día encerrado, como ya era costumbre.
Y de eso se trataba su día, salía solo cuando era necesario y luego volvía a encerrarse.
Pero no esperaba que un guardia tocara la puerta de la celda con suavidad (por obvias razones) y luego entrara con cuidado, mirando primero toda la celda con precaución antes de hablar.
— Han Jisung, tienes visita — fue lo que dijo después de soltar un suspiro.
Jisung lo miró confundido, pensando en quién podría haberle ido a visitar, pues bien sabía que no había nadie afuera que le interesara hablar con él. Ya no tenía a nadie que le esperara afuera, lo había perdido todo.
Pero sin decir nada simplemente se levantó de su cama, dejó que el oficial le pusiera las esposas y lo guiara hacia la sala de visitas. Una vez adentro le quitó las cadenas de metal y lo sentó en una silla frente a un cristal.
Pasaron algunos segundos donde Jisung se mantenía preguntándose quién podría ser aquella persona. Se mantenía sobando sus dedos en un acto de nerviosismo hasta que por fin vio la puerta al otro lado abrirse.
— Seungmin.. — Jisung abrió sus ojos con sorpresa, pues ¿cómo era posible que se había olvidado de la persona que más lo había apoyado en toda esta situación?.
Lo vió sentarse frente a él, solo siendo separados por el cristal.
— Hola Jisung — Seungmin le ofreció una de sus típicas sonrisas que tanto le habían consolado esas últimas semanas. — ¿Cómo has estado?
Y tras esa pregunta Jisung recordó lo que había sucedido tras su llegada, lo que le habían hecho, y por su puesto la cara del castaño que lo había salvado y cuidado, si es que se le puede llamar así, en aquella semana.
Y pensaba contárselo, pero luego se arrepintió, pues de seguro lo preocuparía más de lo que quería. De todas formas ya habían dejado de molestarlo, no era necesario.
Así que simplemente se encogió de hombros, fingiendo una sonrisa.
— No me quejo.
— ¿Estás seguro? — él asintió, y luego de unos segundos de silencio retomó la palabra — Jisung, asegúrate de alejarte de los jefes de este lugar, es peligroso.
Minho vino a su mente, y luego repasó lo dicho por su abogado, "peligroso".
— ¿A que te refieres con peligroso? — Estaba seguro de que en efecto Minho podia ser muy peligroso, pero ¿Hasta qué punto?.
— Son el diablo mismo, pueden manipularte, endeudarte, y si no haces lo que te pide, hasta matarte. — Seungmin tenía una cara de clara preocupación, y eso hacía a Jisung sentirse culpable, era su culpa que tuviera que cuidarlo, él estaba allí por él, por nadie más. — Pero no es a eso a lo que vine, y tengo poco tiempo. — intentó relajarse — Sigo insistiendo al juez para que retome tu caso, pero necesito pruebas de que tú eres inocente, ¿Sabes de algo que sirva? Algún recuerdo, cosa que hayas estado haciendo, algo que pueda probar que no fuiste tú el que tomó el cuchillo.
Negó con la cabeza — no recuerdo nada, todo es negro — miró a Seungmin en busca de ayuda, el no saber que había sucedido también lo estaba carcomiendo, ni si quiera él sabía qué pasó aquella tarde, simplemente había cerrado los ojos y al abrirlos todo fue caos.
— Vamos Jisung, tiene que haber algo, un sonido, un movimiento anormal — Le pidió, era su última opción, tenía que conseguir algo por donde comenzar a buscar, y Jisung era la clave de aquello.
Jisung hizo un último intento, recordó el haber bajado a ayudar a su madre a hacer el almuerzo, justo después de haber tomado una ducha. Había tomado el control remoto de la televisión y la encendió, su madre le dijo un par de cosas y se dirigió a la cocina, la comida estaba a punto de estar lista y fue a acomodar la mesa.. luego.. luego todo fue negro.
Cerró sus ojos intentando enfocarse, tenía que haber algo.
Había tomado los vasos y los había colocado en la mesa, su madre le dijo otras cosas que suenan borrosas, se colocó a su lado y le dijo algo, ¿Qué le dijo? ¿Qué hizo después? Un fuerte dolor de cabeza lo aturdió de repente, tomándose la cabeza y jadeando por el repentino dolor.
— Jisung, ¿Estás bien? — Seungmin le llamó preocupado.
— S-Si, solo un dolor de cabeza — Miró al mayor frente a el, con una mueca en la cara. — No recuerdo mucho, y cuando intento recordar un dolor de cabeza me golpea.. siempre es lo mismo.
Seungmin lo miró con atención, maquinando cosas que Jisung no sabía. Y en serio quería ayudar, pero simplemente no podía, siempre que intentaba forzar a su cerebro a volver a ese momento, no descubría mucho y solo recibía un fuerte dolor de cabeza que era capaz de tumbarlo al suelo.
— Bien Jisung, intentaré volver lo más pronto posible — Dijo una vez vió al guardia acercarse por detrás del rubio. — Cuídate, ¿si?
Y Jisung solo asintió cabizbajo, dejándose hacer por el guardia que lo llevaría de vuelta a su celda.
Una vez allí se tiró sobre su cama, dispuesto a descansar su mente, pues no quería que los recuerdos ahora vívidos en su mente lo abordaran como olas a recordarle que su realidad es allí dentro, sin su amada madre a su lado que lo acompañe y sin sus cálidos abrazos al llegar a casa de un día largo de estudios.
No pudo evitar pensar en su vida antes de que todo se fuera al carajo, el como siempre se tenía que levantar temprano para no llegar tarde a sus clases y llevarse un regaño de los amargados profesores, de sus compañeros que le hablaban casualmente por tareas o de aquellos que le invitaban a salir pero que por temor declinaba.
Suspiró sintiendo una cálida lágrima rodar por su mejilla al recordar en cómo su madre siempre lo saludaba al llegar a casa, recibiéndolo con un agradable olor a comida recién preparada y una..
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el típico pitido de los altavoces de la celda, abrió los ojos exaltando, mirando las paredes grises de la celda. Un vacío se posicionó en su estómago, por un momento había olvidado que se encontraba en ningún otro lugar más que en la cárcel y no en su cálido hogar.
Con el dorso de su mano eliminó todo rastro de llanto que había en su cara. Tomó un respiro tembloroso y se levantó de su cama, decidiendo en ir a comer el almuerzo rápidamente antes de ir a los patios a tomar aire.
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.Nota: he vuelto después de mucho tiempo en hiatus, pido perdón por no avisar o algo por el estilo, pero la escuela me tenía hasta arriba y con eso la inspiración se fue y tuve tremendo bloqueo de escritor.. pero ya no hay nada de que preocuparse, ya he vuelto y más inspirada que nunca <3
¡Nos vemos!
Honey~
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REO 《MinSung》
Hayran KurguJisung vivía una vida normal junto a su viuda madre, hasta que en una soleada tarde presenciaría el asesinato de su projenitora. Acontecimiento que lo llevaria a ser condenado injustamente a 5 años de prision por "homicidio". ¿Que habrá sucedido rea...