XXXIX

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Sus manos temblaban mientras agarraba la hoja que tenía plasmada las letras que miraba con ojos fijos, sentía el fuego en su pecho crecer a medida que los segundos pasaban y su cerebro procesaba la información que acababa de serle dada.

Su mandíbula estaba tensa, apretando los dientes en un intento de contener su ira que amenazaba con desbordar. Las hojas en sus manos cada vez estaban más arrugadas por la fuerza desmedida con las que las tomaba.

Tenía que calmarse, él supo que lo que habría en esos documentos no iba a ser de su agrado. Pero nunca se esperó que fuera a aquel grado.

Sentía su pecho apretarse en ira e impotencia de no poder hacer algo para cambiar aquello que había leído, pues sabía muy bien que el daño ya estaba hecho.

Muchas dudas habían sido aclaradas, ahora podía entender de algún modo la mayoría de los comportamientos de Jisung.

Su ricitos había pasado por tanto..

Pensar que aquellos ojos tan inocentes y llenos de brillo habían pasado por un infierno tan parecido al que él mismo vivió cuando era niño le revolvían el estómago con repugnancia. Si bien aquellas hojas no lo mencionaban explícitamente, sabía muy bien el significado detrás de "abuso sexual de menores" y podía sentir la bilis en su estómago querer ser expulsada tras pensar en ello.

Él era un mafioso que había experimentado y presenciado millones de cosas repugnantes a lo largo de su vida, había torturado, asesinado y trabajado manchando sus manos, no había cosa que no hubiera visto antes, y nada de eso lo había alterado de alguna forma, siempre manteniéndose con la cabeza fría y estoico ante todo. Pero lo que acababa de leer lo había sacado de sus casillas como nada lo había hecho antes.

Simplemente el pensar que Ricitos había tenido que presenciar aquellas atrocidades eran suficientes para alterarlo.

Terminó por doblar las hojas en su puño subiendo la mirada y fijándola en el doctor Im que lo veía preocupado, quien solo había sido capaz de leer la mitad del documento.

— Por lo poco que pude leer — Habló el doctor en voz baja, no queriendo alterar de más a Minho — El chico pasó por situaciones traumáticas por muchos años de su niñez, desde la agresión física hasta.. — tragó saliva sintiéndola amarga por la palabra que sentía atorada en su garganta. Decidió saltar aquella parte. — Vivir en aquellas circunstancias para un niño es demasiado, por lo que es muy probable que su cerebro haya creado un mecanismo de defensa, como ya le había comentado antes. De allí las lagunas mentales, su cerebro ha bloqueado todos aquellos recuerdos que pueden afectar el estado psicológico del individuo y puede que a su vez desarrollado múltiples personalidades, pero de eso aún no estamos seguros.

Minho escuchó con mucha atención lo que el doctor dijo, mas no respondió nada, solo asintió con la cabeza. Esperó en silencio a que sus heridas fueran curadas y vendadas, al terminar se colocó su camisa con cuidado.

— Mantén esto guardado — Minho le entregó las hojas arrugadas. — Dijiste que no se sabía el paradero de Han Jisuk, ¿cierto? — El otro asintió— ¿Qué hay de sus otros familiares? Ahí dice que Han SoHee y ese hombre vienen de familias adineradas, ¿También desaparecieron?

— Los padres de Han SoHee murieron hace varios años, también los de Han Jisuk. Fue su hermano mayor el que tomó el mando de la empresa familiar pero no se sabe si mantienen contacto.

— De acuerdo — Minho asintió alejándose, ya no había nada más del que hablar, salió por la puerta hacia el pasillo desolado empezando a caminar hacia donde sus pasos lo llevaran.

Sentía unas increíbles ganas de golpear algo, pero la necesidad de ir a ver a Jisung predominaban por sobre todo, quería envolverlo en un abrazo, de seguro lo miraría confuso por ello, pero necesitaba hacerlo.

REO 《MinSung》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora