Clan Sly

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Sin Hogwarts con su rechazo de Slytherin, sin Lily cerca que le infundiera inseguridad, sin el acoso de los Gryffindor, Snape se liberaba de una carga que lo inhibía.

Algunas noches rompía la restricción de salir del castillo y vestido de negro, con botas, con una camisa sin cuello, abotonada, con encajes en las mangas que sobresalían de las mangas de su gabardina, tomaba el pasadizo que llevaba a Hogsmeade, pero a mitad del camino, hacía el hechizo de Aparición.

Severus corría por el campo a mitad de la noche, varita en mano, lanzando hechizos que levantaban surtidores de rocas, haciendo movimientos con los brazos de defensa y ataque, practicando movimientos del Club de Duelo y otros creados por él, avanzando, girando sobre sí al hacer pases, bloqueando, el abrigo como capa en torno de él como si danzara, alzándose en torno suyo formas fugaces, de espectros, de gigantes que se lanzaban sobre él, a los que detenía y contraatacaba. Snape practicaba los movimientos y su control de los hechizos. El profesor que podría luchar contra McGonagall y varios profesores al mismo tiempo, que buscaban matarlo y él perdonarles la vida, no se hizo en un día.

Árboles muertos ardían, quedando atrás en el bosque sombrío. Y se reunía con sus cómplices.

Esa misma noche, en las callejuelas húmedas de Knockturn se mostraban los carteles sin foto:

PANDILLA DE DELICUENTES JUVENILES

DIEZ CHICOS, CINCO CHICAS

SE OFRECE RECOMPENSA POR INFORMACIÓN QUE CONDUZCA

A SU IDENTIFICACIÓN Y CAPTURA.

Siete encabezados por Severus cayeron sobre magos adolescentes que vivían a la intemperie de las callejuelas de Knockturn.

Snape decía a sus hermanos de Casa, que tarde o temprano la pandilla, que ellos llamaban El Clan, sería incompatible con su permanencia en Hogwarts, y que se debería estar en la posibilidad de marcharse. Lo mejor era antes de iniciar el séptimo años.

Los integrantes de familias acaudaladas sabían que serían desheredados al dejar Hogwarts. Los de menos recursos necesitaban, más, tener elementos para iniciar. Habían pensado fugarse juntos.

Con esa finalidad necesitaban reunir exactamente 300 mil galeones, de los cuales llevaban 180 mil, que guardaban en un arcón protegido con conjuros. Para eso habían creado la red de traficantes de opio.

-Lo nuestro son 250 galeones, ¿dónde están, sangresucia? -Rosier abofeteó secamente a uno de sus distrubuidores.

Oprimido con magia contra la sucia pared, el chico callejero gruñía, asfixiándose:

-¡Es lo que tenemos...!

Rosier se indignaba ante tanta necedad.

-Asqueroso, pretendes robarnos en nuestracara. ¿Quieres que llame a Snape?

-¡No, espera...! -intentó tomar aire.

Un brujo adulto apareció en la luz a medias de la callejuela.

-¿Así que son ustedes, puercos, vendiendo en mi zona? –tomó su varita para indicar que hablaba en serio.

-¿Es tu padre, verdad? –Snape preguntó al sometido al hechizo inmovilizante- ¿Es el que te golpea?

El otro lo miró con pasmo; con repentina esperanza:

-Sí...

Antes que el adulto lograra pronunciar su hechizo, se revolcaba de dolor en el suelo, atacado por los rayos de la varita de Snape.

Snape lo hería, haciendo pases con la varita semejantes a hacer tajos. Protegía su zona y algo más. Con gesto frío, causaba heridas en el brujo caído, observado con regocijo por el chico inmovilizado y risas en los otros Sly.

Onyx PassionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora