-¿EL PROFESOR SNAPE... Y YO? –HERMIONE QUEDÓ HELADA.
Por un instante se creyó en los buenos tiempos, de enredos, dramas de aula y desafíos. Si esto le hubiera sucedido por entonces habría reaccionado con igual sorpresa, pero no tendría el sinsabor de estar en un castillo asediado. Atendía porque Dumbledore le hablaba de una solución al abismo donde estaban abocados, mas un sinfín de ideas se cruzaban en su cabeza.
Dumbledore suspiró como si le hubiera dado mil vueltas al asunto.
-Sí, Miss Granger. Usted... con Severus.
Ella captó el matiz, la diferencia respecto al "y". Pensarse con Snape la conmocionó, y aun sin saber bien a bien a qué se refería el director, había posibilidades riesgosas.
-Necesito que me aclare, profesor Dumbledore –ella se puso a la defensiva–, no sé si le estoy entendiendo.
Dumbledore fue al escritorio.
-Ustedes se encuentran en un vértice que puede cambiar al mundo. ¿Por qué ustedes y no otros? Tengo teorías al respecto. Pero deseo tratar otro tema.
Él se sentó, analizándola, con sonrisa fatigada... O aliviada, saliendo brevemente de la tensión sin remedio en que vivía. A la mediana luz de la lámpara de escritorio, Hermione notó la tez pálida del director, su textura terrosa, adelgazada, las marcadas ojeras. Estaba muy enfermo.
-¿No se ha dado cuenta, Miss Granger? –preguntó él, con susurro rasposo.
-¿De qué, señor?
-De que usted es muy atractiva para el profesor Severus Snape.
Ella se fue literalmente hacia atrás, golpeando con el respaldo:
-¿Cómo?
La reacción no preocupó a Dumbledore, que jugó con una pluma, viendo a lo lejos:
-Le asombra. Es que la expresión de las emociones cambia con el tiempo, verá... -ordenó sus pensamientos y dijo- Alguien de su edad, Miss Granger, tiende a manifestarse espontáneamente. Puede decir lo que siente, en el sitio y momento en que lo siente. Un adulto como Snape es diferente. Se reserva. Sus experiencias, fracasos, logros, desenlaces, tienen peso en sus decisiones. Son formas diferentes de expresar y de callar lo mismo.
El tam-tam había cesado quien sabe cuándo, ella lo notó apenas, pero le ayudó a atender mejor a Dumbledore... aunque se tomó las sienes, impresionada al grado que olvidaba quién era Snape.
-Pero, yo... ¿Quiere decirme...?
Dumbledore la observó a los ojos, como pidiéndole aceptar lo obvio:
-Él no lo revela, no se lo dirá. Pero Snape la mira, Miss Granger.
Ella manoteó extendiendo los brazos a los lados, aliviada ante la nadería:
-¡De acuerdo! Yo lo miro, él me mira, "nosotros, ellos..." ¡no significa nada!
Hermione continuó, pero se vio defendiéndose sin razón, porque Albus no hablaba de ella.
-¡Yo no lo miro! –dijo– ¡No me interesa! ¡Es un profesor y el más desagradable! ¡Me llama insoportable y el insoportable es él! ¿Cuándo he manifestado interés en nada de él? ¡No se me puede acusar de nada!
Albus dejó pasar el aluvión y sereno, insistió:
-Miss Granger... Usted le gusta.
Hermione rio de sorna, con una pizca de más y entonces pareció evadir:
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Onyx Passion
FanfictionLa guerra está perdida. En un viaje por el tiempo sin retorno, Hermione buscará seducir a Severus para orillarlo a que mate a Ryddle. Ella se sumerge en la pasión oscura del ser incomprendidos, la soledad y el amor.