Primera Alquimia

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A la mañana siguiente, Hermione, luego de presentarse al grupo al iniciar el nuevo grado de Pociones, ocupó un pupitre al final del salón, asignado por su apresurado ingreso, quedando involuntariamente entre los callados.

Le gustó, porque tendría un sitio desde dónde estudiar el terreno, agradándole estar junto a una tranquila chica de Hufflepuff, que revisaba sus apuntes.

La castaña vio a Snape entrar corriendo, con la corbata floja, entre los murmullos de los demás estudiantes.

-Buenas noches, señor Snape –lo saludó un sonriente Slughorn.

-Ofrezco una disculpa, profesor -respondió, educado.

A Hermione le pareció que Severus se veía bien así, un poco despeinado y con la corbata sin ajustar, aun con el suéter medio desarreglado. Mantenía su apostura.

-Creo que no durmió bien anoche –susurró la chica de Hufflepuff.

A la castaña le llamó la atención el tono atento de la chica, de tez clara, cabellos rubios casi al blanco, mirada apacible y complexión delgada. Iba a saludarla cuando otra alumna entró, vivaz, captando la atención de varios en el salón.

Su esplendente cabello rojo, largo, lacio, brilloso, llamaba la atención. Hermione consideró que era una chica linda, desenvuelta, seguramente popular en el colegio. También llegaba con retraso, sonriente, pero Slughorn no le dijo nada.

-¿La consentida del profesor? -inquirió Hermione.

La pelirroja pasó junto a Severus, quien le dirigió una mirada que ella no devolvió.

-Es una murtlap -comentó la chica al lado de la Gryffindor.

Hermione se sobresaltó por esa expresión en una Huffie.

-¿Entre rata y anémona? –rio la castaña, divertida a su pesar– ¿Quién es, estaba con Snape?

-¿Esa? -desdeñó- No, esa debió estar con su novio, el cuatrojos de al lado.

La pelirroja ocupó su pupitre y apretó la mano de un chico de anteojos sentado a su derecha, saludo afectuoso que éste tomó risueño. Al soltarse, se miraron con complicidad.

Snape los seguía con la mirada, silencioso y pensativo.

-Es Lily Evans –explicó la rubia-. Te contaré la historia después, si quieres.

Hermione le tendió la mano, que la chica recibió.

-Venus Lovegood –se presentó–. Soy prima muy lejana de Xenophilius.

-Mucho gusto. Yo, bueno, ¡he sido más que presentada...! –rio amable, dejando en claro que de preguntas nada. Anoche había respondido preguntas en la Sala Común de Gryffindor y estaba segura que no dejó cabos sueltos.

Ambas atendieron la mirada de Snape dirigida a Lily.

-Pobrecito Sev -comentó Venus.

-¿Te da pena? -quiso saber por curiosidad, atenta al perfil de Snape. Ella era un año y meses mayor que él.

-No, pena, no, yo lo cuidaría -susurró Venus, dulce-. Con buenos consejos lo alejaría de los malos amigos que tiene. A veces le explico, pero no me oye. No sabe que existo.

¡Oh, está enamorada de Severus!, se conmovió Hermione, con simpatía. ¡Y con lo amable que se ve ella... Tejón enamorado en secreto de Serpiente... qué difícil debe ser!

Y al pensar eso, Hermione se sintió diferente. En una posición favorable. Se remordió un dedo, mirándolo de nuevo. Incluso era diferente a la pelirroja, de la que tenía referencias y a la que Snape quería o quiso o quería. Bah. No iba a darle importancia. Murtlap. Já.

Onyx PassionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora